El Centro José Guerrero de Granada expone una muestra dedicada al genial fotógrafo estadounidense Louis Faurer, uno de los grandes fotógrafos del s. XX que fue un gran desconocido para sus contemporáneos.

La exposición sobre Louis Faurer, que se podrá disfrutar en el Centro José Guerrero de Granada desde el 6 de abril al 25 de junio, compuesta por cerca de un centenar de imágenes, supone la oportunidad de contemplar por primera vez en España las fotografías de este autor, uno de los grandes fotógrafos del siglo XX, cuya visión poética, a la vez documental y vanguardista, es una importante contribución al conocimiento de la vida urbana en la Norteamérica de posguerra y al desarrollo del lenguaje fotográfico.

Louis Faurer no fue conocido por el gran público o valorado por el mundo del arte, pero era muy apreciado por otros fotógrafos, que veían en sus fotografías una pureza en la mirada similar a la que el propio Faurer vio en el trabajo de Walker Evans: el «uso poético de los hechos». Dentro de esta forma de trabajar, Faurer destacaba por su instinto y su extraordinaria capacidad para detectar a la gente que irradia una extraña y convincente sensación de intimidad, de vida interior, gente auténtica en cualquier momento y en cualquier lugar, emblemas de la lucha por la vida.

Surgido en el apogeo de la Generación Beat, Louis Faurer encontró su inspiración en los personajes y los paisajes de la ciudad de Nueva York en los años 40 y 50. Sus imágenes, relacionadas con las del cine negro, hallaron particularmente en Times Square y Union Square un microcosmos ante el que puso su cámara para realizar un examen consciente de la actividad diaria y el comportamiento urbano moderno.

© Louis Faurer

Las fotos de Faurer, como las de su contemporáneo y compañero Robert Frank (con quien compartió estudio), pueden ser vistas como una meditación existencial o como un examen de la psicología americana de posguerra. Revelan la interioridad, el aislamiento del individuo en medio de la multitud, la vulnerabilidad. Pero también la frescura compositiva, las querencias geométricas, el hallazgo de sorprendentes yuxtaposiciones con reflexiones y dobles exposiciones. Trabajando con una cámara de 35 milímetros, Faurer creó deliberadamente imágenes granuladas de bajo contraste, a menudo borrosas, que dotaban a su trabajo con un aura de autenticidad a la que contribuía la intriga de los personajes representados, a menudo marginados socialmente. Fue un gran innovador artístico, un autor experimental de culto, maestro y pionero de la fotografía de calle.

Natural de Filadelfia, Louis Faurer (1916-2001) se instaló en Nueva York en 1947, fascinado por la vida de Times Square; buscaba allí la soledad entre la multitud, aunque a distancia, sin dejarse afectar. Apenas le interesaban el reportaje ni el periodismo; le atraía más el aspecto poético, la fragilidad de las cosas, las revelaciones del inconsciente. Faurer llevó a cabo un excelente trabajo de encargo para revistas prestigiosas como Flair, Junior Bazaar, Glamour o Mademoiselle, hecho que le provocaba un desdén no disimulado, una paradójica contradicción que solo lograba superar con humor. Este trabajo le permitió al mismo tiempo mantenerse y mantener una obra más personal en las calles de Nueva York.

© Louis Faurer

De una profunda honestidad, Louis Faurer rechaza la dureza o la obscenidad de las escenas excesivamente violentas. Se proyecta deliberadamente en las personas a las que fotografía; con frecuencia se reconoce en ellas, y eso es lo que da sentido a su planteamiento. Así se encuentra con su doble, que aparece incluso en las escenas como un reflejo. Cada una de sus imágenes «es un desafío al silencio y a la indiferencia»: la de los demás, la suya.

Formado como dibujante, con trece años ya atrajo la atención de los estudios Disney, pero su vida profesional comenzó realizando carteles publicitarios y caricaturas en las playas de Atlantic City. Con veintiún años compró su primera cámara de fotos y ganó un premio convocado por el periódico Evening Public Ledger de Filadelfia. Market Street, una gran arteria comercial de Filadelfia, será el escenario de sus primeras imágenes. En 1947 se fue a vivir a Nueva York, contratado por Lilian Bassman, entonces director artístico de Junior Bazaar. Allí conoció a Robert Frank, que se convirtió en su mejor amigo y con el que compartió un estudio durante mucho tiempo.

© Louis Faurer

En 1969 se marchó de Nueva York, ciudad donde realizó su obra más importante, por razones personales y económicas. Residió algún tiempo en Londres y después en París, donde intentó trabajar en el sector de la moda, aceptando encargos ocasionales para Elle y Vogue France. A su vuelta a los Estados Unidos, en 1974, la fotografía estaba a punto de entrar a formar parte del mercado artístico. El marchante de Washington DC Harry Lunn llamó la atención sobre su obra en 1977 gracias a una exposición que organizó en la Marlborough Gallery de Nueva York, que relanzó su carrera. En 1984 Faurer sufrió un atropello en las calles de Nueva York y las lesiones le impidieron continuar su carrera de fotógrafo; murió en Manhattan el 2 de marzo de 2001.

Interesado por lo que ve, nos hace compartir sus dudas cuando elige a los seres anónimos que encuentra cotidianamente en las calles: seres arrancados de la melancolía que los rodea, del cine negro en que se desenvuelven, de la angustia avasalladora que parece ser el destino de sus vidas. Con una notable técnica de revelado, supo experimentar con el desenfoque, las superposiciones de negativos y con la importancia del grano resultante de la escasa iluminación nocturna, que tanto apreciaba. Buen número de fotógrafos intentaron ayudarle, como William Eggleston, que supo ver en él una profundidad única. En la elegante revista japonesa Déjà-vu aparecida en 1994, enteramente dedicada a él, se habla de un redescubrimiento, de un estilo adelantado a su tiempo, y se recogen estas palabras de Nan Goldin: «algunos volvemos a creer que la fotografía puede ser honesta».

© Louis Faurer

Louis Faurer despertó el interés de Edward Steichen, entonces conservador de fotografía del MoMA, quien lo incluyó en ‘In and Out of Focus’ en 1948. Steichen escribió: «Louis Faurer, un recién llegado al reportaje documental, es un poeta de la cámara de fotos, que busca y encuentra la magia en los caminos de la vida». A partir de entonces Steichen presentó fotografías de Faurer en muchas otras exposiciones, entre ellas ‘The Family of Man’ en 1955. Pero Faurer no tuvo la posibilidad en vida de reunir sus fotografías en un libro.

La exposición está constituida por un centenar de fotografías y documentos. Ha sido comisariada por Agnès Sire, directora de la Fondation Henri Cartier-Bresson en colaboración con el Estate Louis Faurer de Nueva York, la galería Howard Greenberg de Nueva York y con Deborah Bell Photographs. El catálogo de la exposición ha sido publicado por Steidl. Está disponible en francés y en inglés, y contiene dos textos firmados por Louis Faurer y Walter Hopps, así como un ensayo escrito por Susan Kismaric.

  • Louis Faurer
  • Fecha: del 6 de abril al 25 de junio.
  • Localización: Centro José Guerrero. C/ Oficios, 8. Granada
  • Horario: de martes a sábado y festivos, de 10:30 a 14:00 y de 16:30 a 21:00 h. Domingos: de 10:30 a 14:00 horas
  • Entrada: gratuita.