Olvídate de si tu cámara es mejor o peor, de la potencia de tu flash o de los disparos en ráfaga. Olvídate de si tu proyecto es una revisión del álbum familiar o de la representación clásica del retrato. No te preocupes por esa beca, ni por ese premio. Lo que realmente necesitas para ser un buen fotógrafo es tener pito. Y si no tienes, cómprate uno. Vuelve #Dudasquemeasaltan.
Si digo coches y chicas, ¿en qué piensas? Neumáticos y recauchutados mamarios, ¿verdad? ¿Y si digo chicos y coches? Pilotos y carreras. ¿Y si digo fotos y chicas? Es muy probable que tu cabeza te dé imágenes muy diferentes. Y no ya tu subconsciente, casi seguro Google tampoco te devuelva los mismos resultados si escribes esos enunciados en su buscador variando chicos y chicas.
Pues eso, si dices chicas y fotos no suelen venir fotógrafas a tu cabeza. ¿Por qué? ¿Qué pasa con las mujeres y la fotografía?¿Dónde están? ¿Acaso es importante tener pito en este mundillo?
Digo pito, por no decir pene, ser varón o parecerlo. Cuando trabajaba en un periódico con cierto prestigio, la redacción estaba plagada de mujeres. Algunas de ellas eran especialmente brillantes, pero la posibilidad de conseguir un contrato estable, de pasar a ser de plantilla, ser jefe de sección o de delegación, no digamos llegar a dirigir el periódico (en este país no hay directoras de periódicos) era infinitamente mayor en el caso de ser hombre y muchas veces estando menos cualificados que ellas. Eso nos llevó emplear la expresión “tener pito” como requisito importante en aquella redacción.
Uno podría pensar que en la fotografía podría ser distinto, o haber cambiado la cosa, pero parece que no. Yo vengo del mundo del fotoperiodismo y son muy pocas las chicas que he tenido de compañeras. Y parece un mal internacional, al menos si juzgamos la cantidad de mujeres que aparecen en los World Press Photo, por poner un ejemplo.
¿Por qué me pregunto ahora por si el pito es el complemento ideal para tu cámara? Esta mañana la fotógrafa Marina Stendhal se preguntaba en las redes sociales por qué hay tan pocas mujeres impartiendo clases en las escuelas de fotografía. Curiosamente, entre las respuestas había quien negaba que las mujeres estuvieran menos representadas entre el profesorado y en la fotografía en general que los hombres. Para muestra ofrecía el caso de Cristina García Rodero que, siendo mujer, es la única presencia española en Magnum. Ahora entrad a ver los listados de profesores de cualquier escuela que os guste, cualquiera. ¿Cuántas mujeres hay? ¿Y en Magnum? ¿Por qué hay gente que directamente niega esta realidad o afirma que es un debate superado?
Datos, que diría Ana Pastor. Desde 1994, año en el que se otorga el primer Premio Nacional de Fotografía, ha sido concedido a las siguientes mujeres: María Bleda (junto a su ‘pareja artística’ José María Rosa), Cristina G. Rodero, Ouka Leele y a Colita (que renunció al mismo). Cuatro de veintidós convocatorias. ¿Será que no hay suficientes mujeres merecedoras de este galardón?
Hace unos días sacábamos un articulo sobre la revista argentina Fotomundo. El texto de David Schäfer nos servía para hablar de una publicación mítica de fotografía de aquel país, así como para recordar una situación política que afectaba también a toda la sociedad. Curiosamente, esa y otras revistas utilizaban mujeres semidesnudas en la portada y desnudas en el interior para hablar de técnica fotográfica.
Para mi sorpresa, en uno de los comentarios al artículo, un antiguo trabajador de la publicación justifica el uso de desnudos femeninos diciendo: “No se usaban estas imágenes en tapa para vender más revistas, las usó Fotomundo pero también Fotografía Universal y más tarde, parcialmente, Fotobjetivo. Estas fotos eran demandadas por los lectores. Todos los fotógrafos aficionados tenían en su fantasía fotografiar mujeres desnudas, porque representaba lo prohibido. Además, estas revistas, con la excusa de la explicación técnica, podían mostrar mujeres sin ropa sin miedo a ser censuradas. Estaba el argumento didáctico”.
Didáctico sería, pero no nos engañemos, aquellos ‘desnudos artísticos’ (como se decía antes) eran para vender revistas. Y casualmente los desnudos no eran masculinos. ¿Cuál era el papel de la mujer en aquellas publicaciones sobre fotografía? ¿Coger la cámara, aprender a revelar o salir en pelotas? Nadie entienda en mis palabras una censura al desnudo. Cualquiera que me conozca sabe que no tengo ningún reparo moralizante ante la piel expuesta. Pero tal vez nos va situando en cuál ha sido históricamente el lugar de la mujer desde los tiempos del carrete.
De hecho, cómo se representa a la mujer en fotografía es otro tema que también me genera dudas. Hace unas semanas, publicábamos otro reportaje sobre ‘Inquire Project’ de Eva Viera. El proyecto se plantea realizar retratos a mujeres en condiciones similares a las que la revista Esquire emplea con los hombres. En ocasiones cuelgo los artículos en grupos de Facebook. Éste lo colgué en uno de profesionales de fotografía. Y mi sorpresa fue mayúscula, no ya por aquellos que ridiculizaban el trabajo diciendo que eran simples fotos de carnet, sino porque varios fotógrafos negaban que hombres y mujeres suelan aparecer en las portadas en diferentes condiciones.
Me sorprende cómo en muchas ocasiones los profesionales de la imagen no nos preguntamos mínimamente cuáles son los códigos visuales que utilizamos y que no seamos conscientes de ellos. Y siento decirlo, los hombres y las mujeres no salen de igual manera en las publicaciones.
Y no lo digo yo. Hace un año, apareció un estudio que la periodista estadunidense Kelsey McKinney realizó en Fusion sobre las portadas de la revista musical Rolling Stone. La conclusión era que las mujeres, para aparecer en portada, debían estar desnudas, en sujetador, o en camiseta sin sujetador. En raras ocasiones se les permitía un primer plano, pero en cualquier caso ni de lejos se daba una situación equiparable con los hombres.
En esta línea de denuncia recomiendo visitar el trabajo de Yolanda Domínguez en el que mediante acciones o fotografías, y casi siempre añadiendo mucho humor, realiza una labor de llamada de atención sobre los estereotipos que se utilizan respecto a la imagen de la mujer en moda y publicidad. No se trata de no permitir la libertad de expresión de nadie; el sexo, el desnudo, la idealización de la belleza, la aparente lobotomización de las mujeres en moda y publicidad es un recurso que se puede utilizar. Pero cuando es casi el único recurso, ¿no deberíamos preguntarnos si no está fallando algo? ¿No debería llamarnos más la atención?
Y ya que estamos hablando de moda, una vez más nos encontramos con que las mujeres apenas aparecen entre aquellos que se sitúan detrás de la cámara. Pocos son los casos de fotógrafas de moda cuando casi siempre son las destinatarias de esas imágenes. ¿Curioso, no? Pero, si lo pensamos, ¿hay algún sector de la fotografía donde no pase algo parecido?
Cualquiera podría decirme que yo caigo en los mismos casos que cuestiono, y tendrán razón. Las firmas de nuestra web son mayoritariamente hombres y hay más artículos dedicados a chicos que a mujeres. Y soy consciente de ello. Pero recibo más correos, informaciones, eventos de agenda o porfolios de fotógrafos que de fotógrafas. Es complicado combatir ciertas tendencias imperantes. Pero intentamos ser conscientes de ello y no dejarnos arrastrar.
¿Qué hay que hacer para conseguir que las mujeres estén en las exposiciones, las escuelas, los listados de fotolibros, los premios y concursos, las galerías, los museos y las portadas en las mismas condiciones que los hombres? Tengo muchas dudas al respecto, pero lo que tengo claro es que al menos hay que ser consciente del problema.