Cristóbal Benavente es un joven fotógrafo madrileño, pero, sobre todo, un amante de la fotografía. Divulgador en blogs y webs, incluso tendero virtual con Sales de Plata, presenta ‘Blanco Roto’, un nuevo título de la editorial Caravanbook. Ana Zaragoza «viaja» con ‘La Maleta’ a los Pueblos Blancos de Cádiz para hacerle esta entrevista.
Cristóbal Benavente Sosa (Madrid, 1989) es un fotógrafo apasionado por la fotografía analógica. Él se define como cacharrero cuando explica que le gusta probar cámaras y compartir esta experiencia con otras personas. Esta afición lo llevó a crear, junto a Marta Arquero, un blog de fotografía analógica, que se convirtió, en poco tiempo, en un referente para los seguidores de esta técnica: Sales de Plata. Con el tiempo, el blog se convirtió en tienda y actualmente es su medio de vida.
Cristóbal colabora, además, escribiendo sobre fotografía analógica en medios como Quesabesde. En estos días se lanza su primera publicación, un libro breve sobre los Pueblos Blancos de Cádiz titulado ‘Blanco Roto’, editado por Caravanbook y que ha contado con el apoyo de la Sala Kursala de la Universidad de Cádiz para la producción de los cien primeros ejemplares. Aprovechamos este acontecimiento para conversar con el autor sobre fotografía y viajes.
¿Cómo empiezas a interesarte por la fotografía?
Mis orígenes en la fotografía son muy inciertos. Llegué a la fotografía mientras estaba estudiando periodismo y a partir de ahí se convirtió en una afición que se me fue yendo de las manos. Hay una persona clave que me metió mucho en el tema que se llama Alberto Fernández de Aguirre, un fotógrafo de prensa retirado. Él fue el que me abrió los ojos, porque a mí, lo que me gustaba al principio era lo típico: el documentalismo, Cartier-Bresson, Robert Capa, etc. Y él fue quién me dio una visión de lo que podría ser una foto más pictórica, me habló más de la fotografía como arte.
Además de Alberto, Ignacio Navas ha sido un referente para mí. Cuando nos conocimos chocamos mucho porque para Nacho, la fotografía que a mí me interesaba en ese momento (foto de calle en blanco y negro), estaba ya superada. Pero un año después yo ya había empezado a entender lo que Nacho me intentaba explicar cuando decía que aquello estaba superado. Porque claro, te enseñan fotos de Luigi Ghirri cuando estás empezando y piensas que eso no vale nada: ¡¿Qué es esto de hacerle una foto a una foto que está recortada en un corcho?! ¡No podía entender cómo le gustaba eso! En cambio mira Cartier-Bresson, mira qué bello, mira cómo ha capturado el instante decisivo… Pero con el tiempo fui entendiendo a qué se refería.
¿Qué tipo de fotografía te interesa actualmente?
Me gusta mucho el tema de la abstracción. Y una foto que tire más hacia lo pictórico, algo alejado de lo documental, que, para mí, no tiene sentido.

Fotografía de la serie ‘Blanco Roto’ © Cristóbal Benavente
¿A qué te refieres cuando hablas de pictórico?
A lo que me refiero es a que no me interesa hacer fotografía documentalista. Para mí documentalismo no es algo que cuenta una historia sino algo que muestra la realidad tal y como es. Si hago una foto ahora mismo a este coche, por ejemplo, estoy documentando cómo es este coche. Pero si abstraigo parte de la realidad de este coche, la estoy convirtiendo en algo irreal y me estoy comiendo completamente la realidad de la fotografía. Y creo que hoy en día cualquiera puede hacer una foto con un móvil para documentar la realidad, aunque luego se pueda hacer más o menos elegantemente, pero a fin de cuentas es documentalismo.
A mí lo que me gusta es precisamente tirar hacia lo contrario. A lo mejor porque me he cerrado en banda a todo lo anterior que había estado haciendo, que era blanco y negro y foto de calle, que al final es un tipo de documentalismo. Lo que me gusta ahora es lo contrario: el color, la abstracción y me preocupa mucho el buscar una estética propia, que es algo que creo que los pintores tienen muy claro, pero que los fotógrafos lo trabajan menos. Creo que es muy fácil hacer una foto buena, también es incluso fácil el montarte un proyecto bueno, lo difícil es que tus fotos se puedan asociar contigo. Igual que ves un Picasso y lo diferencias claramente de un Van Gogh.

Fotografía de la serie ‘Blanco Roto’ © Cristóbal Benavente
¿No te parece que buscar una estética propia muy marcada es cerrarse demasiado?
Yo no me refiero a cerrarse sin investigar. Pero creo que cuando encuentras algo con lo que te sientes a gusto, hay que potenciarlo mucho y saber qué es y continuar en ello, pero sin cerrarse. Puedes pintar, puedes dibujar, puedes estar chacharreando, puedes estar incluso haciendo tipos de fotos distintas. Yo hay días que me levanto y digo, hoy voy a hacer blanco y negro, pero lo hago como un ejercicio. Sin embargo, luego sí que creo que es importante la coherencia. Además pienso que si te limitas, el límite te da un horizonte. Si estás ilimitado, no sabes a dónde estás yendo. Ortega y Gasset lo explica muy elocuentemente cuando dice que “la libertad ilimitada es la libertad del naufrago que puede ir a cualquier parte del océano”. Y es verdad, el hecho de no cerrarte a nada al final te acaba volviendo loco.
¿Crees que la fotografía es la herramienta más adecuada para la abstracción? ¿No es más coherente abstraer con pintura?
En eso estoy de acuerdo, nunca puedes abstraer de verdad con la fotografía porque si investigas un poco en la técnica te das cuenta de cuál es el sujeto fotografiado. Por eso la idea que yo busco es la de hacer algo no abstracto sino irreal. Con irreal me refiero a algo que se reconoce lo que es, pero que no entiendes cómo la realidad puede ser tan rara.
Tengo, por ejemplo, una serie en mi web que se llama ‘Extraño Mundo’, que es en la que estoy trabajando ahora y consiste en buscar encuentros casuales, cosas que por conjunción creen algo raro. Y al final es foto de calle, pero llevada a un nivel distinto. En una de las fotos de esta serie, se ve un suelo de círculos rojos sobre el que justo pasa una chica con unos zapatos con la punta roja, y todo el mundo lo primero que te pregunta es que si eso es retoque. La respuesta es no, es sencillísimo, solamente tienes que esperar algo y encontrarlo. Cuando algo es tan raro y a la vez tan entendible no puedes asumir que no haya sido una creación hecha a propósito y esto es lo que me parece magnífico en este aspecto.

Fotografía de la serie ‘Extraño Mundo’ © Cristóbal Benavente
Hay un problema con la abstracción y es que si abstraes demasiado, al final… Me gusta también la idea de que no parezca que todo es Photoshop, sino decir, vale, has buscado una realidad y la has cambiado, has jugado con ella. No sé cómo explicarlo. Transformar algo referencial empleando los recursos a tu alcance para que al final acabe pareciendo irreal. Me gusta mucho la idea de la irrealidad. El poder jugar con ese chiste: si la foto muestra lo real ¿qué pasa si muestro algo que sé que es real pero que no lo parece?. Me gusta girar en torno a esa idea.
¿Trabajas en analógico o en digital?
Trabajo exclusivamente en analógico desde hace un año y medio o dos años. La foto digital me acaba volviendo loco. Como tienes tantos recursos, tantas posibilidades: lo puedes convertir a blanco y negro; puedes disparar en color; puedes hacer cualquier tipo de foto, porque coges una mirror less que no hace ruido, y puedes estar haciendo fotos robadas, fotos de calle, foto documental, luego puedes abstraer y tienen un macro bestial. Es decir, lo puedes hacer todo, y yo me agobio. Tengo tanto que hacer, que disparo mil fotos al día, y luego las mil son un asco y no me valen para nada. La foto analógica me sirve de terapia. El poder estar tirando con un chisme de éstos y pensar que tienes sólo doce fotos y además súper limitadas me relaja. Es decir, lo que puedes hacer es poco y eso me ayuda mucho, me marca un horizonte.
Háblanos sobre el proyecto ‘Blanco Roto’…
La idea de ‘Blanco Roto’ surgió gracias a Ignacio Navas. Yo le empecé a enseñar fotos que estaba haciendo en color y estaba jugando muchísimo con fotos en las que abstraía de verdad todo. Cogí colores aislados y empecé a hacer series, series que luego he eliminado completamente porque no estaba del todo satisfecho con ellas. Nacho me dijo que por qué no intentaba combinar estas fotos con algo documental, y en una noche, de repente, se me ocurrió que los Pueblos Blancos podían rentar para comenzar con esto.
Para mí, el año 2015 fue un caos, un pequeño desastre. En verano me quería ir a algún sitio y me quería ir solo. Creo que lo de los Pueblos Blancos surgió casi como una excusa. El coche me dejó tirado cien kilómetros antes de llegar, en frente de la iglesia de El Palmar de Troya. El resto del viaje lo tuve que hacer en autobuses y haciendo autoestop. Por eso también pasé tanto calor. Yo creo que en cierto sentido me vino bien, porque sin coche iba a un pueblo y me tenía que fastidiar y estar en el pueblo todo el día, hasta que podía volver por la tarde en el autobús. Esto me obligaba a estar paseando mucho, a pararme, a mirar. Si hubiera tenido el coche a lo mejor me hubiera aburrido y me hubiera ido a otro sitio. No sé si las cosas suceden siempre por una razón, pero está bien aprovecharlo.
Mis amigos dicen que estas fotos en concreto son muy autobiográficas. Son tan ordenadas y tan limpias precisamente porque lo que estaba buscando, al haber vivido un año tan caótico, era silencio, mucho orden, cuidado, etc. Supongo que siempre acabas fotografiando según lo que sientes y según cómo estás. Hay una frase, que creo que es de Flaubert, que dice algo así como “sé ordenado en tu vida para poder ser radical y creativo en tu trabajo”. Pues mi caso era justo el contrario, después de ese año tan desordenado, parece que mis fotos intentaban ser ordenadas y poco creativas. Todo muy recto, muy limpio y muy simple frente a la complejidad del resto.
¿Es Blanco Roto tu primer trabajo en esta línea más abstracta?
El primero publicado y cerrado, sí. Porque luego tengo otros bastante incompletos. Nacho me insistió mucho en que continuara con Blanco Roto, y yo lo que le decía es que podía volver y hacer más fotos en los Pueblos Blancos, podían salir cosas. Pero es que para mí es como una piedra angular con la que puedo decir que ya he conseguido lo que quería, que era demostrarme que podía crear una realidad propia.
¿Qué piensas sobre la fotografía de viajes?
La fotografía de viajes para mí es una excusa perfecta para hacer fotos, y eso me parece genial. Es una muy buena forma de moverse. La fotografía de viajes yo creo que es una de las primeras que ha nacido junto con la fotografía, ¿no? Y sigue habiendo partes del mundo por descubrir todavía. Lo que no sé es si viajas para hacer fotos o haces fotos como una excusa para viajar. Yo estoy en el segundo caso.
No me gustan los aviones, me subí al último avión en un viaje a Lanzarote hace cuatro años y no he vuelto a pisar uno, y si puedo los voy a evitar. Considero que subirse a un avión va en contra del concepto de viajar, porque no estás viajando, estás tele-transportándote de un sitio a otro. No me dan miedo, aunque tampoco me hacen gracia. Cuando viajé a Berlín, lo hice en trenes, y la única razón por la que me podría haber ido en avión era por el coste, porque lo otro sale caro. Poder hacer Madrid-Barcelona, Barcelona-París y París-Berlín parándote cinco días en cada sitio es la bomba comparado con ir en avión. Viajar es parte del viaje, poder ver la transición de paisajes es increíble, es algo que tiene que disfrutarse también. De hecho creo que si te gusta viajar de verdad, te gusta vivir todo el viaje. Viajar no es ir a otro sitio, es llegar.
¿Y si quisieras ir a EEUU o a Australia?
Hay unos barcos preciosos. El problema es la imposibilidad de hacerlo por las prisas, pero piensa en cómo se hacía hace cien años. La gente iba a estos sitios, lo que pasa es que sabían que se tiraban un año viajando. A mí me parece alucinante pensar en Lorca llegando a Nueva York tras dos semanas en el barco, un barco que sigue saliendo actualmente creo que de Southampton, sólo que ahora tarda una semana. Me parece increíble el poder llegar después de una semana viendo azul y de repente Nueva York. No sé, es bonita la idea, es muy romántico.
Recomiéndanos algún trabajo que tenga que ver con fotografía de viajes.
Alex Webb. Su trabajo de Estambul me parece increíble, porque tiene unas composiciones que me perturban muchísimo, hay fotos que aún no he entendido. Se llama Istanbul: City of a Hundred Names. Hay composiciones en ese libro que no entiendo y me parece bestial, porque aúna mucho lo que estoy diciendo de la irrealidad. Hay algún tipo de juegos de espejos en esas fotos que no acabas de entender. Es foto de calle pero tratada con una estética que me parece alucinante. Y como foto de viajes, sin duda, diría ése.

Fotografía de la serie ‘Blanco Roto’ © Cristóbal Benavente