La Maleta

Eugeni Gay (Barcelona 1978) es licenciado en Biología y tiene estudios en Antropología. Trabaja como fotógrafo y es co-fundador del proyecto educativo El Observatorio. Para él, la fotografía es una excusa para viajar, el viaje una excusa para conocer otras maneras de entender el mundo, que es lo que realmente le interesa, y la docencia una excusa para seguir aprendiendo. Y es así como, entre fotografías, viajes y clases, Eugeni ha ido desarrollando una extensa carrera profesional.

Desde el 2003, año en que empezara dicha carrera, hasta hoy, ha ido sumando pequeños grandes logros que celebra con discreción, como el haber publicado en medios como El Pais Semanal o Lonely Planet; haber sido finalista del Festival Internacional de Fotografía y Periodismo de Gijón con dos de sus trabajos; haber sido ganador de las becas de El Invernadero 2011; y entre los más recientes, ser el Nuevo Talento FNAC de fotografía y premio revelación de la SAIF en 2014 con su serie ‘Desde la Isla Cuántica’. Un trabajo sobre La Isla del Sol que desprende algo de realismo mágico y del que hablamos, entre otras cosas, en esta entrevista con el autor.

Eugeni-gay-por-Ainhoa-Valle

© Ainhoa Valle

¿Qué viene antes, Eugeni biólogo o Eugeni fotógrafo?
Viene antes el biólogo. Al terminar el colegio empecé la carrera. No es que me entusiasmara, pero era el mal menor, tenía claro que quería ir a la universidad y biología era lo que más me interesaba en ese momento. Me gustó estudiarlo, pero vi rápidamente que trabajar encerrado en un laboratorio de investigación no era lo mío. La fotografía entró más tarde, por cuestiones que no tienen nada que ver con la biología. Me encantaba viajar, pasaba todo el año ahorrando para irme en verano por ahí, así que, ilusamente, pensé que podría ganarme la vida haciendo fotos mientras viajaba. Empecé a estudiar fotografía sin tener ni idea de dónde me metía ni conocimiento alguno sobre el medio, por decir algo no sabía ni quién eran Cartier-Bresson o Robert Capa. Está claro que esta disciplina me atrapó ya que llevo ya 15 años en este mundo, aunque siempre la uso como excusa para lo que realmente me interesa que es conocer gente, lugares y formas de vida diferentes a la mía.

¿Y la Antropología? ¿Cómo entra en tu vida?

La Antropología era el paso lógico siguiente. Si lo que quiero es viajar y fotografiar esas realidades ajenas a la mía, tenía que tener herramientas para poder entenderlas. De hecho nunca terminé esta carrera, y es de las cosas que quiero retomar en mi vida, me encantó, más incluso que la foto. Me apasiona conocer cómo la gente se explica la vida y todo su entorno, ver como al final todos tenemos las mismas preguntas, pero distintas respuestas.

En tu web hay un apartado de viajes con un buen número de trabajos ¿Te consideras un fotógrafo de viajes? ¿Cómo entiendes este tipo de fotografía?

Mis inicios son como fotógrafo de viajes y me encanta reivindicarlo. Este tipo de fotografía hoy en día está bastante denostada y parece que no interesa dentro del mundo fotográfico, pero es la que a mí me enganchó y creo que es la que más conecta con el publico en general. Permite soñar a la gente y tiene un lenguaje fácil de entender para todo el mundo; no va más allá del hecho de mostrar de una forma bella algún lugar o alguna persona. Podríamos entrar en la “exotización” del otro y la mirada 100% occidental que tienen este tipo de imágenes, pero esto es otro capítulo.

Hoy en día ya no me considero un fotógrafo de viajes, se me quedó corto. Al final no era más que pasar por un lugar y hacer una foto, si la hiciera en mi ciudad sería fotografía de calle, no podía narrar nada, ni dar mi punto de vista, ni profundizar en un tema, así que la fui aparcando. Aún hago este tipo de fotos, pero ya no son el motivo principal de mis viajes.

Desde los inicios de tu carrera has compaginado la producción fotográfica con la docencia ¿Te sientes más fotógrafo que profesor o viceversa? ¿Qué aporta tu labor como docente a tu trabajo fotográfico?

Entré en la docencia de casualidad, nunca me lo había planteado. Estudié en una escuela y un año antes de terminar me ofrecieron quedarme como profesor. Acepté, ya que era la manera de ponerme de lleno con la fotografía y abandonar el laboratorio de microbiología donde trabajaba. Pasé varios años dando clases de postproducción digital y bueno, sin más, era un trabajo como cualquier otro, pero me permitía estar en contacto con fotógrafos, estudiantes y vivir la fotografía varias horas al día. En esta época es cuando tenía posibilidades y tiempo para viajar e hice casi toda la fotografía de viajes. Como me pasó con este tipo de foto al final me aburrió dar clases de Photoshop y empecé a marcarme otras metas dentro del mundo de la docencia, que se materializaron en El Observatorio.

Sobre si me siento más fotógrafo o profesor, la verdad es que me siento más fotógrafo. Pienso que el día que no sea así voy a dejar de dar clases; no podría dar clases de algo que no hago o sobre lo que no tengo experiencia casi diaria. Entiendo la docencia como una manera de compartir experiencias y conocimientos entre profesores y alumnos, nunca desde el guiar a nadie, el seguir a alguien o el decir verdades absolutas. En cuanto a lo que me aporta como fotógrafo es muchísimo, aprendo un montón con los alumnos. Maneras de mirar, de entender la fotografía y de plantear proyectos, sinceramente me he formado como fotógrafo estudiando, en algunos talleres, por mi cuenta, pero sobre todo siendo docente.

guatemala

Guatemala @ Eugeni Gay

¿Qué es El Observatorio?

Siempre me he preguntado esto yo también, ¿qué es El Observatorio? No hay una respuesta clara, es varias cosas. Para empezar es un proyecto compartido, co-fundado, co-dirigido, co-ideado y varios “cos” más, con Camilla de Maffei (compañera en mil batallas) y con la preciosa colaboración de Isabel González y la ayuda de Gonzalo López, sin ellos no sería lo mismo. En 2010 estaba cansado de dar las clases que daba y no compartía muchas de las maneras en que se enseñaba fotografía. Camilla, por su parte, había fundado una pequeña escuela donde se impartían algunas clases, así que nos juntamos para crear algo nuevo. Lo llamamos laboratorio de enseñanza fotográfica y se basa en cuatro pilares: un ambiente familiar donde se difumina el rol profesor-alumno; un gran grupo de colaboradores y mucha exigencia en los contenidos y los trabajos de los alumnos; el uso de la fotografía como herramienta de expresión y para contar historias; y no caer en lo que llamo las escuelas “embudo” en las que todo el mundo entra diferente, pero sale igual. Teníamos que dar absoluta libertad al alumno para hacer lo que le saliera y quisiera. Así llevamos 5 años compartiendo ideas, acompañando a los alumnos en sus procesos creativos y generando un espacio donde se gestan los proyectos fotográficos de aquellos que deciden pasar por el viaje de varios meses que les proponemos.

En 2014 eres seleccionado Nuevo Talento FNAC con tu proyecto ‘Desde la Isla Cuántica’. ¿Dónde está esta isla y cómo llegas hasta ella?

La isla en cuestión es la Isla del Sol, una pequeña isla situada en la orilla boliviana del lago Titicaca a 3800m de altitud. Llegué por primera vez, como tantas cosas en mi vida, por casualidad. De pequeño siempre quería ir a Perú y en 2006 hice un viaje de un par de meses que empezaba en Buenos Aires y terminaba en Lima. Bolivia era aquel país que tenia que cruzar, pero que no me interesaba demasiado. Al cruzar la frontera boliviana vi que todo el imaginario que tenía de Perú estaba allí, me quedé fascinado. Durante esos días pasé por la Isla del Sol y me enamoré del lugar, lo tuve en mente varios años hasta que en 2009 decidí volver para trabajar allí. Ese viaje fue un fracaso, pero en 2010 volví otra vez y así hasta seis viajes en total.

¿Qué tiene de mágica?

La isla era un lugar sagrado para los incas, de su roca sagrada nació el Sol y de allí salieron Manco Capac y Mama Occlio (su Adán y Eva) para fundar la ciudad de Cusco y el Imperio Inca. En su época era un lugar reservado para sacerdotes y miembros de la aristocracia incaica. Hoy en día está habitado por tres comunidades aymaras.
Empecé a trabajar la isla desde muchos puntos de vista. Quería hacer un retrato de cómo era el lugar, la organización política y social, la vida diaria, las mujeres, los jóvenes, el turismo, etc. Pero me di cuenta de que había algo que al principio no me contaban, pero que era muy potente y muy arraigado en ellos. Empecé a escuchar historias de luces que entraban en el lago y de ciudades hundidas, y en ese momento empecé a preguntar tanto a chamanes como a la gente “normal” de la isla. Todos me contaban cosas maravillosas: mujeres que se convierten en fuego y pueden volar, caminos que van por debajo del lago hasta Cusco, oro que aparece y desaparece prediciendo la muerte del que lo encuentra, sueños que se convierten en realidad y almas que atacan de noche o que, como la muerte es mujer y se pasea por la isla, hay que esconderse. Decidí que el tema del proyecto sería este, intentar llevar al espectador a ese mundo mágico que se había abierto.

Este trabajo lo tienes clasificado en tu web como “proyecto”. ¿No es ‘Desde la Isla Cuántica’ un viaje?

Primero me gustaría decir que el título ‘Desde la Isla Cuántica’ es una cesión de Carles el Saure, escritor mallorquín, autor del libro ‘Contes des de l’illa cuàntica’ que escribió en la misma Isla del Sol. Evidentemente es un viaje, seguramente el mejor de mi vida, pero si clasifico este trabajo como proyecto es porque en ese apartado pongo aquellos trabajos que tienen una idea detrás, que cuentan una historia y las fotos tienen relación entre sí. En el apartado viajes la única cosa que las une es que están hechas en el mismo país, pero no hay ningún concepto detrás.

Con este proyecto, además del Nuevo Talento FNAC, has ganado el premio revelación SAIF 2014. ¿Qué han supuesto para ti y para este proyecto en concreto ganar estos premios?

Los premios siempre hay que relativizarlos, por desgracia en este mundo fotográfico si quieres seguir adelante no hay muchas opciones y una de ellas son los premios. La gente le da una importancia excesiva, pero es lo que hay y muchas veces te ves obligado a jugar a esto. Por poner un ejemplo, ese mismo año en el que me dieron estos dos premios, seguramente de los más importantes que hay en España y en Europa en fotografía emergente, me presenté con el mismo trabajo a Descubrimientos Photoespaña y al Full Contact de Scan Tarragona y no me seleccionaron entre los más de 70 autores elegidos. ¿Quién tenía razón? Pues ni idea, la verdad es que no hay razón objetiva para esto. Ni mi trabajo es tan bueno como para ganar un premio ni tan malo como para no ser seleccionado entre casi un centenar, simplemente alguien ha empatizado o no con él.

Para mí ha supuesto ponerme en el mapa de fotógrafos españoles y que hayan surgido algunas oportunidades que sin esto no hubieran existido.

‘Desde la Isla Cuántica’ aparece como “work in progress” en tu web. ¿Cómo va a evolucionar este trabajo? ¿Qué podemos esperar de él?

El trabajo en cuanto a la producción fotográfica ya está terminado. En la web faltan las fotos del último viaje, no están ya que estamos trabajando en los formatos finales. De este trabajo ya se han hecho más de 10 exposiciones, en alguna sí que se han expuesto las últimas fotos, pero nunca fue pensado para este formato. Ahora mismo me encuentro trabajando en el libro con una editorial y un multimedia con AQABA media, gracias a una beca que convocaron. Siempre he dicho que lo mejor de este trabajo son los testimonios grabados y las historias que cuentan. El libro incluirá algunos cuentos y la pieza multimedia recoge los audios de las entrevistas que grabé.

De tus reportajes de viajes, háblanos sobre otro trabajo que haya sido especial para ti y cuéntanos el porqué.

Voy a hablar del trabajo hecho en Guatemala, y lo hago porque fue un desastre total. No conseguí nada de lo que me propuse, dediqué mucho tiempo y dinero a algo que no funcionó, pero de eso aprendí mucho y a partir de entonces he intentado no repetir los mismos errores. Fui para hablar de una especie de divinidad ancestral que existe en el altiplano guatemalteco, a través de ella se vertebra toda la sociedad. Pero ni enfoqué bien el tema, ni me supe relacionar con la gente y equivoqué la técnica fotográfica del todo; trabajé en formato panorámico sin ningún tipo de justificación más que la estética. Así que al final todo acabó con una serie de fotos inconexas y sin sentido, solo unas pocas son las que están en la web.

Easter in Veletta, Malta. Fraternity groups make some exhibitions about Christ in their locals.

Pascua en Valletta, Malta. Cofradías de Fraternidad exponen figuras de Cristo en sus locales. @ Eugeni Gay

¿En qué estás trabajando ahora? ¿Tienes algún proyecto nuevo en mente?

Al mismo tiempo que empecé el proyecto de la isla de Bolivia, inicié en España otro proyecto que se llama ‘Dioses de Alquitrán’. Es un proyecto bastante ambicioso que pretende hablar de la fe, en el sentido más amplio de la palabra, en los países católicos. Abandoné este proyecto hace unos tres años y ahora lo quiero retomar, he empezado a hacer nuevas fotos y a ver nuevos temas a tratar. Es un proyecto que sé que me llevará bastantes años, pero no tengo prisa, mientras tenga tiempo y sobre todo ganas voy a seguir haciéndolo.

Por otra parte estoy con muchas ganas de volver a Bolivia a hacer otros proyectos, es un país que me interesa mucho y hay infinidad de temas que tratar.

¿Nos recomiendas un fotógrafo de viajes? ¿Un libro de fotografía? ¿Una lectura?

Más que un fotógrafo de viajes voy a recomendar un trabajo en el que el viaje es el propio proyecto, se trata de ‘Ou Menya’ de la fotógrafa francesa Bieke Depoorter. Recorrió la ruta del Transiberiano con un cartel en ruso diciendo si la podían acoger en sus casas, me parece un trabajo maravilloso de encuentros fortuitos.

Un libro de fotografía… Soy bastante clásico. El libro que más me ha marcado y que más me gusta y que remiro varias veces es el de ‘Satelites’ de Jonas Bendiksen, un retrato de las ex-repúblicas soviéticas con los restos del programa espacial ruso de fondo.

Una lectura. Hay un montón, pero ahora me viene a la cabeza el libro de Yuval Noah Harari ‘De animales a dioses’, una teoría un poco extraña sobre el comportamiento humano a lo largo de la historia.