Blas González comienza una sección de pequeños ensayos o reflexiones sobre cuestiones teóricas de fotografía, imagen digital y cultura fotográfica, así como sobre distintos autores que le permitan profundizar sobre alguna todas esas cuestiones. En esta ocasión se estrena con la autora sueca Eva Stenram, que desarrolla su trabajo entre Londres y Berlín.
Pantarse delante de una fotografía en el siglo XXI ya no significa preguntarse “¿Qué estoy viendo?”, ya no es el sujeto quien interroga a la imagen escudriñando pistas visuales que le revelen el mensaje que el autor cuidadosamente “encriptó” tras unas finas capas de símbolos y códigos. Ante una fotografía contemporánea el espectador se convierte en sujeto activo, que verá interpeladas sus expectativas para encontrar el sentido a la obra de arte desde su propia experiencia. Será eso o nada.
En la obra ‘Drapes’ (Cortinas), la artista Eva Stenram (Estocolmo, 1976) propone un juego visual de presencia y ausencia en la que los deseos del espectador completarán la lectura de la imagen más allá de la apariencia. A partir de fotografías y negativos “encontrados” de los años 60 –principalmente provenientes de las denominadas revistas para “adultos”, como la americana Cavalcade– que representa mujeres posando en lo que podría ser un entorno doméstico o un estudio fotográfico, la autora ha manipulado en el cuarto oscuro o mediante Photoshop, extendiendo digitalmente las cortinas presentes en el fondo de forma que oculten buena parte del cuerpo de la modelo.

La alteración de la fotografía permite al espectador tomar conciencia del entorno en el que se desarrolla la escena original; el desequilibrio entre el primer plano y el fondo que creaba el cuerpo de la mujer en la composición original se compensa al desaparecer buena parte de la figura tras la cortina. La imagen resultante muestra normalmente las piernas de la mujer, en lo que se adivina una pose con una carga sensual intensa, preparada para ser explorada por la mirada fetichista de un espectador masculino que irónicamente pasará por alto las incongruencias visuales de la imagen en la búsqueda de su recompensa erótica.
Es evidente que la inconsistencia visual de la composición –la rigidez de las cortinas añadidas digitalmente que no se amoldan al cuerpo de la mujer que se oculta tras ellas– explicita la renuncia de Stenram a crear una apariencia ilusoria y creíble, y reivindicar de esta forma la posición de la mujer contra la explotación visual masculina, que ha convertido el cuerpo femenino en territorio de exploración para el deseo. Desmembrando esta representación del cuerpo femenino, desmonta el objeto de deseo machista y enfrenta al espectador a una especie de inestabilidad emocional.

La autora reconoce en una entrevista publicada en LensCulture la influencia de la obra ‘Femme Maison’ de la francesa Louise Bourgeois, en la que la cabeza de una mujer se oculta en una casa, dejando su cuerpo desnudo expuesto y vulnerable, en clara alusión a lo que la activista estadounidense Betty Friedman denominó en los años 60 como “el problema sin nombre” que relegaba el papel de las mujeres al de esposas y madres ajenas a todo lo que sucediera fuera el hogar. En las imágenes de aquella época que utiliza Stenram como fuente de su trabajo vemos mujeres son fotografiadas en entornos domésticos, quizá para no inquietar los deseos y aspiraciones del público masculino.
La obra de Eva Stenram confirma la hipótesis con la que iniciaba este artículo, al cuestionar mediante la manipulación el valor indexador de la imagen se produce una ruptura con la realidad, y la función informativa y documental es sustituida (subvertida) por una noción más cercana a las tesis del surrealismo, que conecta al espectador con elementos de su propio subconsciente, hacia donde ha de dirigir su “mirada” para comprender la imagen que tiene ante sí.
https://photoworks.org.uk/interview-eva-stenram/
https://www.wmagazine.com/story/eva-stenram-photography
https://www.lensculture.com/articles/eva-stenram-drapes-parts