La teoría Queer rechaza la clasificación de los individuos en las categorías establecidas habitualmente como «hombre», «mujer», «heterosexual», «homosexual», quitando la importancia de una sobre otra y creando un escenario de respeto entre las diferencias de cada individuo.
Esta teoría nos dice que tanto los géneros como las orientaciones sexuales son construcciones sociales, y por tanto, no son concretos de la naturaleza humana, por lo que, básicamente podríamos eliminar toda etiqueta innecesaria que nos hace diferenciarnos y nos señala.
En mi visión personal, creo que actualmente esta vertiente de pensamiento no sería aplicable en el mundo debido a la necesidad de hacer visible a las minorías oprimidas por género o sexualidad, pero no por ello hay que dejar de mirar una meta teórica que sería genial que se llegara a establecer en un futuro.
Con este proyecto pretendo que los espectadores reflexionen sobre lo importante y bello que sería llegar a un mundo que no necesite de etiquetas de género u orientación sexual.
Este mismo año –aunque ya me daba cuenta de mucho antes–, comprobé que la vida segura y monótona no era para mí. Necesitaba crear, necesitaba activismo, necesitaba gritar sin usar la voz, necesitaba mostrar al mundo mi manera de pensar para con suerte convencer a alguien. Así que prioricé sobre mi más reciente pasión, por entonces visionado como un hobby, la fotografía.
La empatía y la búsqueda de historias que desarrollar me ha hecho centrar mis estudios de fotografía en el retrato, buscando seguir los pasos de personas como Sally Mann, Jeffrey Silverthorne, Antoine D’Agata, Jimmy Nelson o del más cercano, y en cierta ocasión profesor mío, Alberto García-Alix.