Eduardo Nave presentó hace unos meses su último fotolibro ‘Like’, proyecto que se ha podido ver recientemente en el Centro de Arte de Alcobendas. Miembro del colectivo NoPhoto y asiduo de los suplementos domicales, ha participado en primer DÚO que lanzó Phree con sus fotos sobre el 11M. También son muy conocido su proyecto ‘A la hora en el lugar’ sobre ETA. Agustín Roba repasa la carrera y proyectos del valenciano.
Me llama la atención de Eduardo Nave (Valencia, 1976) la profesionalidad y un cierto frikismo que me hace sentir cómodo a su lado. Es miembro fundador del colectivo NoPhoto y del laboratorio digital Control P. Vende en Arco, trabaja para revistas y aún le queda tiempo para proyectos personales. De hecho, recientemente ha expuesto ‘Like’, una serie de la que también ha editado un libro de la mano de Ediciones Anómalas. El secreto, muchas horas de trabajo.
Quedamos cerca del estudio que comparte NoPhoto. Una charla en una terraza repasando su trayectoria. Al terminar la entrevista, en el momento de hacerle un retrato, Nave confiesa: “Nunca me he hecho un selfie”. Es un tipo especial bajo una eterna gorra.
¿Cómo llegas a la fotografía?
Mi interés surge cuando era un crío. Mi padre tenía su laboratorio y trabajaba con película y ahí empieza la curiosidad. Pero cuando de verdad empieza es cuando vi en un País Semanal unas imágenes del desembarco de Robert Capa, y esas imágenes eran diferentes a las que ves en una revista. Y me dije: ¿y eso por qué? Tenía 7 años y no entendía las imágenes que a la vez me atraían.
Más tarde en el instituto teníamos de asignatura optativa fotografía y ahí fue como el boom donde me enseñaron bien a revelar. Mi casa se convirtió en un laboratorio y ahí empezó todo. Después del Instituto estudié fotografía en lo que era antes la Escuela de Artes y Oficios, y allí aprendí mucho gracias a un profesor, Enrique Algarra, y a los compañeros que nos juntamos. Y empezamos a fotografiarlo todo. Entre mis compañeros se encontraba Luján, con el que luego formaríamos NoPhoto.
¿Dónde nace NoPhoto?
Éramos Luján, Belinchón y yo. Cuando empezamos a conocer este mundo, nos fuimos a Perpignan y Arlés y allí vimos que existían los colectivos como en Inglaterra, Italia, Francia. Y pensamos: ¿Y en España? En España desde los años 50 no hay ninguno. Si bien Luján y yo empezamos a conocer a gente en Madrid, entre ellos a Juan Valbuena que organizaba ‘Proyecta’, y le dijimos que habíamos tenido esa idea y qué le parecía.

‘Like’ © Eduardo Nave
NoPhoto fue un colectivo valenciano. Yo pensé que había que fundarlo aquí. Ahora somos una asociación en Madrid, que es mas lógico, aunque todo empezó en Valencia.
¿Cómo ha cambiado NoPhoto desde su creación?
En la esencia no ha cambiado, pero en la práctica sí, porque empezó como algo para ver qué hacíamos. Luego se profesionalizó mucho. Trabajaban para nosotros dos o tres personas y fue como el boom. Era la España de antes de la crisis, teníamos un montón de encargos y nos iba bien Luego llegó la crisis, se tambaleó todo. Ahora NoPhoto es en esencia es lo mismo, continuamos haciendo proyectos personales. Lo único que cada uno ha ido evolucionando para un lado u otro y trabajamos mucho menos juntos, pero sí mantenemos la estructura, el estudio, todo.
¿Qué aporta un colectivo?
En NoPhoto no nos juntamos los amigos que nos dedicamos, por ejemplo, a foto documental, sino gente muy diferente. Lo que me aportó cada uno fue su experiencia vital y fotográfica, y luego, por supuesto, trabajar en grupo, que es impagable. De hecho siempre apuesto por trabajar en proyectos colectivos a pesar de que nuestra profesión es muy solitaria pudiendo, abarcar cosas que no podrías solo como individuo.
¿Cómo fue el salto de la facultad a ser profesional?
Antes de terminar de estudiar me empezaban a salir trabajos, pero sobre todo me salió el trabajo perfecto. Tenía que recorrerme museos. Para mí eso fue un máster, desde reproducción de cuadros, a reportajes, fotos de arqueología, eventos, etc. Eso fueron dos años y acabé entusiasmado. La persona que llevaba la dirección del libro donde se publicaba todo esto me contrató para el servicio del departamento de arqueología de Valencia donde estuve tres años.
Lo bueno es que yo tenía mi sueldo, hay que decirlo, de autónomo siempre, pero, como ganaba lo suficiente, podía seguir haciendo mis proyectos personales. Eso es lo que me dio luego pie a poder publicar en revistas y formar un colectivo. Lo que siempre he hecho es compatibilizar el trabajo diario con mis proyectos.

‘Like’ © Eduardo Nave
¿Cómo afectan el uno al otro?
Sobre todo, en tiempo. El día a día tienes que ganarte las habichuelas con tu trabajo, que igual estas siete horas, y luego con los proyectos personales. Hoy en día he logrado ganar dinero, pero claro, inviertes primero y lo ganas a los dos, tres o cuatro años. Hay que dedicarle 14 horas al día si no es imposible.
En tus statements se repite mucho el concepto de paisaje herido, ¿qué es un paisaje herido para ti?.
Yo no haría un proyecto personal porque esté de moda. Lo hago cuando tengo la necesidad, cuando me apetece mucho investigar sobre ese tema. Me gusta muchísimo la historia de la humanidad, sobre todo el S. XX.
Me dieron una beca para estar viviendo en París y pensé que tenía que ir a las mismas playas que fotografió Capa. Me gusta muchísimo hablar de la condición del ser humano, pero no con el propio ser humano, sino con hechos históricos. Siempre me ha gustado mucho la noticia cuando ya no es noticia.
La mayoría de tu trabajo se centraba en el extranjero y luego aparece tu trabajo sobre ETA, ¿Por qué?

‘A la hora, en el lugar’ © Eduardo Nave
Pensé que había que hacer un trabajo sobre España y sentía la necesidad de que fuera esto. No se entiende a la humanidad si uno no viaja y visita todo. Yo soy muy poco nacionalista, yo amo a mi tierra. Pero hay que ver lo grande que es el mundo y no solo fijarse en los problemas de uno.
¿Cómo afrontaste el hecho de que en esta ocasión algunas de las víctimas siguen vivas? ¿Qué consideraste a la hora de abordar un proyecto tan complejo?
Cuando tenía 16 años mataron al padre de un compañero de clase. Al día siguiente caminé por el mismo sitio donde lo asesinaron y eso hace que el corazón y la cabeza se rompan. No lo entiendes, eres muy joven. El día de antes su padre vivía aún y ese poso quedo ahí. De hecho, este trabajo lo intenté hacer cuando tenía veinte años. Pero claro, era tan inmaduro fotográficamente que no me veía capaz. Y estuvo como quince años en un cajón guardado hasta que di con la clave. Ya tenía la experiencia de otros tantos trabajos y llegó el momento de esto hay que hacerlo. Era una necesidad y una razón para contar la experiencia, porque nadie hablaba de terrorismo en España. Sólo estaba en la sección de política de los diarios, y pensé afrontar ésto desde “un espacio”, no directamente desde los terroristas o las víctimas.
¿Cuál ha sido la respuesta de las víctimas y políticos a tu proyecto?
Las víctimas sobre todo alucinaban de cómo alguien se había implicado tanto. Siempre les respondo que el terrorismo directamente o indirectamente nos afecta a todos, que rompe lo que se llama hoy en día el estado de bienestar.
En el plano político he intentado no meterme mucho. Claro, cuando hago inauguraciones de exposiciones en museos importantes, siempre está la parte política que se quiere poner la medalla, como, por ejemplo, en la inauguración de Madrid, donde parecía como si el Ayuntamiento me hubiera encargado el trabajo, y luego lo venden así. De la política paso totalmente, no me interesa nada.
¿Tocaras el tema del terrorismo internacional?
Sí, es una de las cosas que tengo en el tintero. Mi idea es trabajar desde el asesinato del Archiduque Francisco Fernando hasta los atentados de las torres gemelas de Nueva York, pero claro es muy caro y necesito becas.
¿Cómo accedes a esas becas?
Lo primero que le digo a la gente es que me presento a ellas, si no es imposible. Y lo segundo, el esfuerzo es descomunal. De hecho, la de ETA me costó mucho, ninguna fundación quería implicarse, por eso me lo dio una institución francesa.
Para las becas uno se prepara muy bien. Desde mi punto de vista, tienes que tener el proyecto más o menos empezado para que el jurado lo vea, y luego, el currículum hace al propio currículum. Acceder a esa primera superbeca es suerte, es estar ahí, pero sobre todo trabajar muchísimo.

‘Like’ © Eduardo Nave
Y ahora nos presentas ‘Like’, de no tener al ser humano presente en tus trabajos ahora decides girarla hacia éste, ¿por qué?
A mí me ha interesado siempre, de hecho empezó ‘Like’ hace catorce años. Dicen de mí que soy muy serio, pero tengo un buen sentido del humor, aunque eso nunca lo había reflejado en el trabajo. Hace años, cuando ‘Like’ empieza, es cuando la fotografía empieza a cambiar, que es unos años antes de la aparición del smartphone. Veo que a la gente le interesa viajar y reflejarse a sí misma, que es lo contrario a la propia fotografía documental. Es el primer proyecto que cuando lo empiezo no sé cómo va a empezar ni a acabar. Viajo mucho y observo alrededor. Hace quince años, los viajes eran más de aventurero. Y aprovechaba que te ibas con El País a hacer un reportaje y luego haces lo que tú quieres. Ahora, los encargos, alguna manera, son manipulados, publireportajes encubiertos. Y el viaje así ya no mola.
En ‘Like’ hablo desde el paisaje puro, donde no está presente el ser humano, hasta que éste lo invade todo, que es lo que ha pasado en estos últimos quince años. De hecho, me apetecía mucho hablar desde el primer homo sapiens que sale de África. Por eso se ven imágenes de paisaje puro. Fujimoto ya hablaba de esto con su serie de mares. Él se imaginaba cómo vería el mundo un ser primitivo, que lo ve perfecto y no hay paisaje contaminado.
‘Like’ habla mucho del mundo selfie, de por qué viaja la gente, de la necesidad de hacer imágenes constantemente. En Pekín, por ejemplo, en la Ciudad Prohibida, veías que los espacios la gente simplemente iba tomando fotos, pero ninguno se detenía a ver el espacio.
¿En tus viajes has encontrado diferencias culturales en el selfie?
Lo interesante es que en los últimos cinco años el mundo está absolutamente igual. Cuando se puso de moda en Europa ir sin calcetines y que se vea el tobillo, en China ya estaba la moda. Ves que con el selfie es exactamente igual. Da igual donde viajes y la condición social, es curioso y triste.
¿Perdemos la identidad?
Sí, me interesa mucho el mundo del souvenir. ¿Qué sentido tiene ahora ir a París y traerte una torre Eiffel hecha en China? es lo mismo que irte a Nepal y crees que te estas comprando una mochila hecha allí a mano y en cambio está hecha en Hong Kong. Por eso le voy encontrando menos sentido a viajar. ¿Qué parte es real o ficción? En el libro ves una imagen de Egipto frente a las pirámides con un montón de sillas. No tiene sentido. A mí me gustaría verlas y que no hubiera nada. Me atrae mucho ese mobiliario turístico porque está fuera de lugar y por eso lo fotografié.

‘Like’ © Eduardo Nave
¿Cómo reacciona un profesional ante todo esto?
En primer lugar, no sabes lo que está pasando, la fotografía ha pasado a un estado de comunicar, comunicar instantáneamente. Y claro, eso antes no pasaba, con lo cual, uno como fotógrafo piensa que mi profesión está cambiando. Ya que mucha gente utiliza nuestra herramienta mejor o peor.
Fontcuberta habla de esto, que ya estamos en otro tipo de fotografía.
A nivel profesional uno siempre confía que seguirá trabajando porque hace las imágenes y los videos de una forma diferente a una persona de la calle. Yo he reaccionado con tranquilidad ya que intrusismo siempre ha habido. De hecho, si empezara ahora, me pensaría si me dedicaba a esto, porque esto es un mundo muy difícil.
¿Qué tienes en mente para futuros proyectos?
Básicamente continuar igual, soy una persona obsesiva compulsiva y me gusta mucho el día a día, disfruto más cada año haciendo fotos. He visto que con ‘Like’ he aprendido a no hacer un proyecto tan cerrado. Y el mundo del video documental me interesa muchísimo.
Ahora con ‘Like’ voy a estar al menos dos años de promoción. Algo que hacemos mal los españoles es no promocionar nuestros proyectos. Por ejemplo, con el proyecto de ETA el año que viene tengo una exposición superimportante en Donosti, que para mí es zona cero, y ese proyecto ya lleva su recorrido por él mismo.

‘Like’ © Eduardo Nave
¿Caducan muy rápido los trabajos?
Si el trabajo es bueno tienen un recorrido largo. Aunque si uno quisiera, lo publicaría y ya esta. Pero es muy difícil hoy en día publicar un libro si no es autoeditado, y claro si caduca en un mes… Es que a veces sucede algo que no me gusta nada y es que publicas un libro y enseguida, al mes, ya es antiguo. Y pienso: ¡que me he tirado catorce años para hacerlo! Por ejemplo, yo sigo viendo Blade Runner y ya han pasado veinticinco años. Y a mí, que me gusta mucho el cine, –soy muy de Tarantino–, me imagino mis proyectos como guiones de cine.
Además de hacer fotos, también te dedicas a la docencia, ¿Cómo ha cambiado la manera de enseñar?
Yo la docencia empecé creo que hace cinco años. Tenía que tener experiencia para poder enseñar. Creo que hoy en día se enseña bastante mal. No se habla nunca de la realidad del día a día, nadie habla de lo que es un fotógrafo. No se habla de dinero, de proyectos, como la fotografía es sólo arte, búscarte a ti mismo, cuando primero tengo que buscar las habichuelas.
Yo doy clase en dos escuelas, en EFTI y Lens, en formato talleres, y veo que andan superdespistados. En primer lugar, porque creen los profesores que técnicamente los alumnos ya lo saben todo. Y en realidad no saben nada. Partiendo de esta base, cómo les vas a explicar que partan desde su propia mirada, chorradas.Hay que enseñarles a conducir bien, no a aprobar un examen, que fue lo que nos pasó a los que conducimos. Yo partiría desde el inicio, enseñar bien lo que es la fotografía, un lenguaje que se cuenta con un aparato, desde ahí hasta quitar los pajaritos. Mira, yo vivo al 50% del arte, pero claro, ¿cuántos buenos fotógrafos viven del arte? Muy pocos. La realidad es otra.

Libro ‘Like’
¿Cómo es el mundo editorial ahora?
También ha cambiado muchísimo, el primer libro que publiqué fue en el año 2000. Hoy en día el boom está muy bien, pero hay algo clarísimo: si todos los libros son auto editados y no hay nadie que diga esto es bueno o malo tendremos trabajos muy malos. Las editoriales se están acostumbrando a no pagar un duro, el 80% de las editoriales esperan que te pagues el libro, no asumen ningún riesgo. Con ‘Like’ o me lo publicaba una editorial y lo pagaban o no sacaba el libro.
También trabajas en revistas, encargos y adaptas proyectos personales en prensa. ¿Cuál es el panorama actual?
Desde que empecé con esto, o era muy artístico para las editoriales o documentalista para las galerías, pero creo que esto ha sido lo que ha funcionado conmigo. Por una parte me gusta que un museo o un coleccionista me compre la obra. Pero por otro lado siempre me ha gustado que por un euro o dos te compres el País Semanal y veas ahí el proyecto. Por eso nunca he pensado en hacer un proyecto sólo editorial, un proyecto de expo, si ese proyecto se puede hacer libro y publicar, llega a mas gente. En Arco por ejemplo se agotaron dos imágenes que hay en el libro, que valen 5.000 euros cada una. Pero, ¿quién se puede permitir esto? El libro, por ejemplo, son 35 euros, el País Semanal dos euros, me gusta mucho llegar a tanta gente.
El mundo editorial ha cambiado radicalmente, ahora los encargos para revistas te pagan un 60% menos que antes de la crisis, por lo tanto, cada vez más un encargo es más difícil. Vas menos días y te pagan mucho menos, y trabajas una burrada con el mundo digital, fotos, videos. De las revistas que mejor pagan son 1.200 euros por un reportaje, con la implicación de tiempo y emocional que tiene. Te puedes tirar 15 días trabajando en el reportaje, que algunos pagan 500 euros. Las revistas cada vez viven más de la publicidad y de publireportajes encubiertos y claro, es una mierda, no apuestan por nada que no tenga que ver con la publicidad.
También has creado Control P ¿Qué es?
Control P nace de mi amor a los libros. Es un laboratorio de producción digital que fundé junto con una amiga, Laura M. Lombardía, con la que uní recursos. Es algo en lo que además me implico, con artistas que me gustan. Y hacemos entre diez o doce libros al año.
Con todos los años que llevas, ¿Qué te sigue gustando de la fotografía?
Fotografiar, eso va por encima de todo, poder contar historias. Es mi lenguaje, cuando uno coge la cámara y se va a contar una historia, para mí eso es impagable.

‘Like’ © Eduardo Nave