Sergio Aritméndiz busca financiación, mediante crowdfunding, para la publicación de su fotolibro ‘No había entonces pecado’, un proyecto realizado entre República Dominicana, España y Portugal, que recorre los lugares históricamente importantes de la época colonial y los emplazamientos donde aún se recuerda o  conmemora dicha conquista.

Sergio Aritméndiz (Madrid, 1980) es un fotógrafo que compagina su trabajo profesional, en La boda de Lola, con la realización de proyectos personales. Además, es confundador del colectivo CuatroOjos con el que pretende desarrollar propuestas fotográficas contemporáneas y originales.

Sergio acaba de lanzar una campaña de crowdfunding con el fin de financiar la publicación de su último proyecto, ‘No había entonces pecado’, un trabajo a través del cual pretende navegar por algunas de las claves que definen la conquista española de América, tales como la colonización, la evangelización, la esclavitud, la esquilmación, el falso paraíso, etc., mezclándose para mostrar una visión paralela de este periodo histórico

Sergio, ¿cuál es tu relación con la fotografía? ¿Cómo has llegado hasta el momento en el que estás ahora?

Yo empecé a estudiar geología en la universidad, pero a los cuatro años lo dejé y empecé a estudiar un Máster en Fotografía Documental en EFTI. Siempre me ha interesado y ya había empezado a trabajar con ella, pero es a mitad de carrera cuando decido apostar en serio por la fotografía. En el máster había profesores como Eduardo Momeñe que me marcaron mucho. Me hicieron abrir los ojos a otros tipos de foto, más allá de lo que yo ya conocía de esa imagen única y espectacular. Digamos que igual empiezo a tener una relación mucho más complicada con la fotografía, pero quizá más interesante.

Acabas el máster y, ¿qué pasa?

Montamos, entre varios compañeros, un estudio dónde hacíamos lo que nos iba saliendo, desde moda y publicidad hasta reportajes y bodas. Esto era para sobrevivir, digamos. Pero yo siempre he ido haciendo proyectos propios con una fotografía más personal. Y hasta ahora he conseguido ganarme la vida con la fotografía. Después, he seguido haciendo cursos, entre ellos el de fotolibros en Blankpaper, donde empezó a gestarse este libro.

En la parte personal entiendo que entra también CuatroOjos.

Sí. CuatroOjos es un colectivo que fundamos mi amigo Jesús Gachez y yo en 2011. Lo iniciamos, más que nada, para trabajar juntos, porque la fotografía puede llegar a ser muy individualista. Creemos que lo montamos para enriquecer el trabajo de nuestros proyectos personales. La manera con la que nació CuatroOjos era que nos planteábamos un mismo tema, lo abordábamos cada uno desde su punto de vista, y lo trabajábamos en una edición común. Empezamos publicando en la web, pero desde hace un tiempo nos hemos atrevido a hacer publicaciones físicas. La primera fue un libro que Jesús hizo en Londres y ahora este trabajo, mi libro, que será la siguiente publicación.



Tu libro,’No había entonces pecado’, es un proyecto en el que llevas varios años trabajando. Cuéntanos de qué se trata.

Empezó de manera casual a finales del 2012. A mi novia le salió un trabajo de un año en República Dominicana. Yo podía tener tres meses libres y quería irme allí. Y me dije: «bueno, ya que voy para allá voy a aprovechar para hacer algo, ¿no?». Empecé a investigar sobre el país, su historia, y vi que había una relación muy clara entre España y República Dominicana a través del colonialismo. Además, fue el primer asentamiento de los europeos en América, el primer sitio estable,  donde se construyó la primera catedral y la primera universidad.

¿El colonialismo?

El colonialismo siempre me ha parecido un tema tratado de manera muy injusta, siempre desde el lado Europeo, de una manera totalmente eurocéntrica. A las otras culturas las llamamos bárbaras, salvajes o primitivas para justificar lo injustificable. Todo esto siempre me ha parecido muy injusto, así que no podía desaprovechar la oportunidad y hacer algo sobre esto en este viaje.

¿Cómo haces para reaccionar ante esa mirada eurocéntrica? Digamos que no dejas de ir a las Américas con esos ojos europeos, con todo los que estos llevan consigo.

Sí, sí, es complicado e intento prepararme antes de ir. Lo primero que empiezo a leer es historia clásica, como la que viene en una enciclopedia «universal» que no va más allá de lo que aprendimos en el colegio. Más adelante, voy leyendo otras cosas. Hay un par de libros que me marcan mucho, que son ‘Los estragos de la Conquista‘ de Massimo Livi Bacci y ‘Las venas abiertas de America Latina’ de Eduardo Galeano, donde tienen un punto de vista… iba a decir crítico, pero yo creo que en realidad es mucho más realista, muy lejos de la imagen que se da de aventureros que habían puesto en peligro su vida para descubrir un nuevo mundo y todo aquello. Y no, en estas otras historias queda claro por qué fueron los españoles y qué hicieron allí.

Después de esto, antes de viajar, trato de contactar con gente que me pueda ayudar y tengo la suerte de encontrar a dos antropólogas. Una es especialista en el periodo colonial español, y la otra centra su trabajo en las culturas precolombinas de los grupos indígenas. Esto me hace conocer culturas previas a la colonización, y me ayuda a tratar de ponerme más en la piel de los colonizados que en la de los colonos.

A mi me cuesta un montón coger la cámara y desaprender algunas cosas. ¿Cómo ejecutas estas reacciones en el terreno?

Sé que por mucho libritos que me lea, yo me he criado en esta cultura y mi visión del mundo es ésta, por muy mal que me parezca. Mi manera de trabajar allí era pensar lo menos posible.

¿No pensar?

Claro, ja ja. Por ejemplo, me informaba sobre una playa en la que había ocurrido una batalla muy importante entre indios y españoles. Iba a la biblioteca de allí, tomaba notas, todo esto. Luego iba a esa playa y con todo lo que había leído me dejaba llevar haciendo fotos a lo que me llamaba la atención pero con el conocimiento histórico detrás. Recuerdo que en esa isla hacía imágenes de olas fuertes golpeando sobre un acantilado, como que me dejaba llevar un poco por la intuición y me salían imágenes muy simbólicas.

Apenas salen personas.

Es verdad, menos un hombre blanco. Es una imagen que cuando la vi, un tío blanco en una playa que estaba buscando monedas de oro con un detector de metales, fue como decirle «tío gracias por estar ahí».

Pero no sacas a los dominicanos, ¿es intencionado?

Pues hombre, en principio no. Pero luego, viendo las fotos observo que salen muchas partes de sus brazos, piernas, no sé si consciente o inconscientemente. En todos los libros que he leído hay muchas historias de mutilaciones y me gusta esa posible relación entre esas fotos del libro en las que sólo salen partes de los cuerpos, que de alguna manera también están mutilados.

 En las primeras maquetas sí que se incluía algún retrato pero esto me daba la sensación de que personificaba mucho el trabajo. Como te decía, me he llevado por sensaciones. Una vez hecha la toma fotográfica es en la edición cuando tengo que pensar mucho.

¿Dónde disfrutas más? ¿En la toma o en la edición?

No sé, desde luego sufro más en la edición, ja, j,a ja. En la toma, vas sin ninguna presión, haciendo lo que te gusta. En la edición hay que tomar decisiones y eso es lo que más cuesta.

Cuéntanos alguna de esas decisiones. ¿Cómo está estructurado el libro?

El otro día me preguntaron que en qué pilares me había basado para el trabajo. Digamos que el trabajo está dividido en seis capítulos. Sos los temas que me han interesado tratar dentro de la colonización: el paraíso, la religión como evangelización, el tema de la esclavitud, el saqueo y la explotación de riqueza, y hay un capitulo muy cortito, porque así fue, donde enseño el enfrentamiento entre los indios y los españoles. También hay un último capítulo en el que hablo de un falso paraíso. Algunas fotos del libro van un poco por ahí, son las que me permiten preguntarte, ¿pero esto es real?.

También he usado mucho animales y plantas. Perros, caballos, palomas. Las palomas, por ejemplo, han acabado con especies autóctonas; no deja de ser otro tipo, o un reflejo, de la colonización.

Cuando vuelves a España con un montón de imágenes, ¿haces más? ¿Necesitas completar el proyecto?

Sí, luego en España hice fotos, y en Portugal también. Siempre en sitios relacionados con la historia de la colonización. En Madrid, por ejemplo, hice fotografías en la fiesta de la hispanidad. No quería quedarme solo con las fotos en la isla, sino que también me interesa cómo se ve en Europa el tema del colonialismo. Me impacta mucho que el mundo esté lleno de museos, de monumentos, de estatuas, de fiestas celebrando la colonización, etc.

Cuando hacemos proyectos fotográficos críticos, ¿crees que tenemos alguna posibilidad de que nuestros proyectos cambien de alguna manera la realidad?

Lo que no pretendo para nada es dar lecciones de que mi visión es la buena. Podría haber hecho una edición más clara y subjetiva para que la gente,en cuanto lo viera en un primer vistazo, dijera: «¡Esto es una crítica al colonialismo!». Lo que pretendo es generar preguntas en la gente. Hacerles dudar sobre la idea histórica de colonialismo y también sobre el colonialismo actual, que para mí es tan brutal como el que hubo. Sólo trato de plantear preguntas, aunque me es imposible no opinar.

Eliges el formato fotolibro, ¿por qué?

Me parece un formato muy bueno para un trabajo fotográfico, porque te permite contar una historia casi de una manera narrativa, te permite desarrollar un tema en profundidad. Además, para mí, también se consigue un contacto más íntimo que con una pared en una galería, una web, o un blog. Es un formato que me interesa mucho porque el lector necesita de un esfuerzo para verlo, conecta de una manera individual, lo está tocando, está cerca. Todo esto me interesa para comunicar.

Comunicar. Me viene a la mente una entrevista a Gustavo Alemán en la que, desde su posición de editor de Fuego Books, dice que deberíamos tratar de interesar a esa gente que está dispuesta a gastarse dinero en experiencias culturales. Por ejemplo, creo yo, aquellos que se gastan 25 euros en un concierto de Mogwai. ¿Qué armas tiene tu libro para llegar a estos públicos?

Está claro que mi libro no es para nada fácil. Mira, una de las cosas que más me ha gustado de lo que han dicho sobre mi proyecto fue cuando Jesús Micó, en unos visionados del Festival PA-TA-TA, dijo que tanto el trabajo como las fotografías le parecían muy ásperas. Claro que no es un trabajo amable y que es complicado para un público más general, por eso mismo voy a autoeditarlo y lanzarlo con una tirada corta.

Sí que añado unos textos que son pequeños cuentos o historias que me interesaban y que iba recopilando mientras trabajaba. Los he incluido para que el lector también pueda disfrutar de ellos como yo y para que, quizá, encuentre relaciones entre ellos y las fotografías.

Siguiendo con el ejemplo de Mogwai, hace años quizá no llenarían pabellones. Igual tampoco somos nosotros, o los fotolibros, los que tenemos que cambiar. 

Claro, es que es el tipo de fotografía que me gusta. Yo lo que no voy a hacer para nada es cambiar cosas de la fotografía que me gusta para tratar de llegar a más público. Quizá para eso sí está bien hacer cosas, quizá no en los trabajos fotográficos propiamente dichos, sino en las instituciones, en las calles, que la educación visual y la imagen sean más importantes desde pequeños. No lo sé.

Las referencias, son un clásico en las entrevistas, cuéntanos qué tienes por ahí…

Pues mis referencias fotográficas de siempre son Robert Frank, William Egglestone y Stephen Shore por el impresionante dominio del color. Cristobal Hara

Y referentes mas actuales, destacaría el trabajo de Go Itami, Salvi Danés, Federico Clavarino, Laura Carrascosa Vela, Bernardita Morello

Y estás de crowfounding, ¿por qué?

Una de las razones es, evidentemente, el dinero para poder publicarlo. Pero otra es que me interesa mucho para testar si el libro tiene interés o no. Si veo en el crowfounding que lo compra mi madre y mis diez colegas, entiendo que no funciona, que no interesa y, pues hombre, no lo saco.

Parece que va bien, así que seguramente veremos tu libro por ahí. Pero oye,  ¿después, qué?

Seguir intentar ganándome la vida con la fotografía, y por otra parte seguir con mis proyectos a nivel personal. Tengo dos empezados, uno sobre mi abuela y otro aún más verde sobre la religión en general, que tiene mucho que ver con éste, o al menos yo le encuentro cierta conexión.

Sergio Aritmendiz

Sergio Aritmendiz. ©Rubén H. Bermúdez

  • ‘No había entonces pecado’ de Sergio Sergio Aritméndiz
  • Fecha: Hasta el 28 de mayo.
  • Tirada: 200 ejemplares.
  • Campaña en Verkami. Aportación mínima: 8 €.
  • Impresión: Artes Gráficas PALERMO.
  • Medidas: 20,5 x 26,5 cm cerrado.
  • 96 páginas impresas en cuatricomía (color) + 12 páginas impresas en una tinta.
    Papel Gardapat 13 Kiara de 150gr y Arcoprint Edizione Avorio 1.3 de 85gr.
    Encuadernado en tapa dura cosida.
    Cubierta impresa en serigrafía.