Verónica Fieiras acaba de aterrizar en Madrid después de impartir dos talleres en México sobre fotolibros. Tras el éxito con RIOT, ha fundado una nueva editorial, CHACO, de la que ya ha publicado su primer título, ‘Soft Touch’.
Verónica Fieiras nació en Buenos Aires, es fotógrafa y editora independiente de fotolibros. En 2013 fundó RIOT Books, editorial con la que publicó su propio libro, ‘The Disappeared‘, que fue nominado a mejor Fotolibro del año en el Festival de Kassel. En 2015 editó y diseñó ‘You Haven’t Seen Their Faces’ de Daniel Mayrit, que ganó el premio Aperture-Paris Photo al mejor fotolibro del año. Hace unos meses ha lanzado una nueva editorial, un proyecto aún más personal, llamada CHACO.
¿Qué es CHACO?
Es una editorial independiente que trabaja el libro como forma de arte autónoma. Es la continuación de lo que venía haciendo hasta ahora con RIOT, pero con otro nombre. Esta nueva aventura está, eso sí, más conectada a mis raíces en Argentina. Por razones personales no podía seguir con RIOT, fue un paso difícil, pero decidí que lo importante era seguir trabajando. Y aquí estoy.
¿Notas diferencias con RIOT Books?
La idea de CHACO es activar más el radar a todo lo que está pasando en Latinoamérica y poder difundir y trabajar proyectos de gente de allá. Sin excluir otras partes del mundo. Pero la esencia, la forma de crear y hacer libros, los gustos e intereses se mantienen porque al final soy la misma.
¿Es viable económicamente?
Ya bien sabemos que, en este mundo, las cosas están mal repartidas y el micromundo del arte desde luego no es la excepción. Por momentos puede ser algo frustrante, vives para esto sin tener tiempo libre para nada más, y cuando relacionas el tiempo invertido con el dinero que obtienes, el resultado es absurdo. Si no eres fuerte y careces de pasión, es muy fácil caer en el camino. Quizá por venir del otro lado del mundo he aprendido que las cosas se logran con mucho esfuerzo, perseverancia, compromiso y trabajo.
Pero, ¿puedes pagar el mes del alquiler?
No, no. Tengo que combinarlo con dar clases, talleres o hacer trabajos de editora freelance. Con la venta de libros no llegas ni de coña y lo que ganas lo reinviertes para estar en ferias y poder hacer más libros. Y también hay que darle tiempo. Recién ahora empiezo a tomarme esto de forma más ordenada.
El camino ha sido construir una editorial de éxito, sobrevivir con lo que te genera alrededor, y seguir.
Bueno, definamos qué es éxito. ¿Qué es eso?
Por ejemplo que ParisPhoto premie uno de los libros.
Para mí el éxito no lo dan los premios, ni lo que dicen unos pocos líderes de opinión que deciden qué es bueno y qué no. Motivan y te dan a conocer, que desde luego es importante, pero al final no es más que humo. El éxito, para mí, radica en creer en lo que haces sin dejarte influenciar por lo anterior y siendo fiel a ti mismo. Es algo que me costó hacer, pero cuando lo logras, te quitas un gran peso de encima y vas más liviano. El tema premios lo veo algo injusto. Recién a partir de este año Arles ha lanzado un premio que es mitad para la editorial y mitad para el artista. Pero el premio de Aperture fue 100% para el artista. Meses trabajando y cero money.
¿Qué relación tienes con el artista? ¿Cómo los seleccionas?
Me gusta involucrarme con proyectos que tengan fuerza visual y den luz a temas que me interesen, con artistas que tengan un discurso profundo y claro, pero que a la vez estén abiertos a propuestas y a reinterpretar su obra en formato libro. Si no tengo la libertad de crear y reflexionar, me aburriría tremendamente. Necesito que cada proyecto me plantee un nuevo desafío.
¿Piensas en el público a la hora de editar el libro?
Cero, cero. Bueno, no es que no me importe, es que lo pienso luego. Claro que me encantaría que al público le guste y lo entienda, pero, como igual no va a gustar a todos porque eso es imposible, prefiero no dejarme distraer y mirar más hacia adentro que hacia afuera. Si no, no haría nada. Mira, cuando tengo una convicción, y creo que una idea va a ser buena, simplemente la sigo.
Haces tiradas cortas.
Relacionado también con el espectador, está el tema de las ediciones limitadas, algo que me cuestionan bastante seguido. Yo encuentro una especie de hipocresía o quizá sólo confusión y/o necesidad de debatir, en el discurso recurrente que se crea a partir del auge del fotolibro sobre su función de comunicar y acerca de cómo las ediciones limitadas excluyen esa posibilidad.
Antes que nada, creo que hay que tener en cuenta que hay diferentes tipos de libros y formas de hacer libros. Así como también diferentes formas de difundir un proyecto. Al final el libro es un medio. Un medio más. Y muchas veces ayuda a abrir puertas y hace que el proyecto comunique más que antes de existir el libro, como pasó por ejemplo con ‘You Havent Seen Their Faces’. Y esto es independiente de la cantidad de libros que existan en el mercado. En mi caso, hago libros que tienen algo de performántico y cuya ejecución lleva tiempo. No podría hacer más cantidad en un futuro. No sé, dependerá de cada proyecto.
También encuentro un punto bastante sano en asumir que el mundo del arte no es tan popular como nos gustaría o al menos no siempre. Nunca escuché criticar a alguien por hacer una exposición enseñando su proyecto en un par de galerías en lugar de en todas las galerías del mundo para que lo vea la humanidad entera. Me pregunto si un proyecto fotográfico superconceptual y encriptado, con una tirada de muchos ejemplares, transforma el medio en algo más democrático o simplemente hace que llegue a más gente que no lo entienda. En fin.
¿Cómo es eso de montar una editorial sin apellidarte Polanco?
Yo creo que hay que ser muy kamikaze, arriesgarse y seguir tu sueño. ¿Que cómo se monta? Con ganas, con mucha capacidad de trabajo y mucha constancia. No puedes dejar de trabajar ni un minuto, llevas la editorial todo el tiempo contigo, aunque parezca que no, aunque no estés produciendo libros en ese momento, siempre estás trabajando. Y bueno, pues poco a poco, como lo fue RIOT, que era un poco de juego. Al principio queríamos publicar nuestras cosas, así que nos pusimos una marca. Las cosas se fueron haciendo durante el proceso y fuimos aprendiendo de errores. Sigues, y sigues sin distracciones. Y así.
¿De quién te rodeas? ¿Quiénes son tus compañeros de viaje en CHACO?
La idea de CHACO surge con la necesidad de conectarme cada vez más con Argentina y Latinoamérica en general. Para esto, era necesario extender una vena hacia el otro lado del océano. Esa vena es Martín Bollati, amigo, artista y currante. La idea es poder dar oportunidad a los fotógrafos de allá a tener más proyección acá, porque estando al otro lado del océano es muy difícil que tu trabajo se vea en Europa y porque, además, me interesan muchísimo las voces de Latinoamérica. Esto ya está siendo realidad.
Dentro de los libros que se vienen, publicaremos uno en colaboración con Kursala y, de esta manera, el fotógrafo argentino Nicolas Janowski podrá enseñar su proyecto aquí en España (Kursala y Scan Tarragona).
Y luego hay otros compañeros que están siempre ahí y que son la familia y los amigos que creen en ti, te quieren y te apoyan o te ayudan a pegar cromos o hacer videos freaks para lanzar un libro, como es el caso de Ramiro Iriñiz.
¿CHACO? ¿Por qué ese nombre?
Chaco es una provincia de Argentina, una provincia periférica, pobre, árida, muy violenta de penetrar. Su capital se llama Resistencia, cosa que me parece la hostia, y que hace referencia a la parte político-social que a mí me interesa. Chaco tiene zonas con nombres mágicos, Pampa del Infierno o El Impenetrable, por ejemplo, que me conectan mucho con las raíces indígenas, con toda esta pulsión latina tan potente y que a veces echo tanto de menos estando en Europa. Como diría Martín, tiene mucho punch.
Y mucha política.
Yo no hago libros para cambiar el mundo, ¡qué pretencioso sería pensarlo! El hecho de que los proyectos tengan un tono político-social radica en mi interés hacia lo que me rodea. Con RIOT en ningún momento nos impusimos la premisa de publicar proyectos políticos, sino que fueron las propias preocupaciones e intereses los que fueron marcando la línea.
En general, me interesan los proyectos que te golpean a la cara y te gritan, trabajados casi siempre de forma emocional. En el caso de mi libro sobre los desaparecidos, por ejemplo, es un libro que habla sobre un hecho histórico pero lo cuenta de forma emocional, intentando plasmar la lucha de un país por mantener su memoria viva.
Leo mucha historia de mi país y cada vez me interesa más la historia de Latinoamérica en general. Ser distraída y tener muy mala memoria no me ayuda a recordar la mayoría de los datos, pero me quedo con lo que a mí me interesa. Saco conclusiones para intentar entender cómo la política y la historia van formando a las sociedades y marcando la personalidad de las personas. Viajar en transporte público en países que visito, comer en lugares populares, hablar con los trabajadores, mezclarme con diferentes tipos de gente y leer en los rostros las fracturas que van dejando los políticos en la sociedad, me interesa más y alimenta más mi vena creativa que leer los periódicos.
Dices que ‘The Disappeared‘ cuenta de forma emocional, pero lo hace con definiciones de diccionario y de fotografías tomadas con una intención para nada emocional.
La combinación de todos esos elementos está hecha desde lo emocional.
No haces libros para cambiar el mundo, pero como producto cultural es inevitable que tu trabajo tenga una relación con su contexto histórico y social. ¿Crees que tienen alguna relevancia?
Ojalá. Si los libros que hago pudieran hacer a la gente replantearse las cosas, descubrir realidades de otros lugares que desconoce y, sobre todo, recordar para no volver a caer en los mismo errores como sociedad, sería una felicidad muy grande para mí.
Ahora mismo estoy planeando una nueva línea de denuncia visual con Martín Bollati para que pueda llegar un poquito más a la gente. A ver si lo logramos. Va a ser tipo fanzine y la idea es dar luz a lo absurdo del obrar de los políticos en general. Pero aún está en pañales.
‘Soft Touch‘ es el primer libro de CHACO.
Sí. El primero debería haber sido ‘Reconstrucción’, que sale en breve, pero por la dificultad de encontrar el papel adecuado tuve que postergarlo y lanzar primero éste. ‘Soft Touch’ está construido con una colección de fotos encontradas en revistas de detectives, donde está vedada la identidad de víctimas y victimarios, y un texto escrito por Brad Feuerhelm. Todo puesto en un álbum de cromos coleccionables ya completado. Pretende cuestionar, entre otras cosas, cómo los medios de comunicación masiva y las herramientas digitales manipulan la empatía colectiva. Y sobre cómo la fotografía te hace percibir esas imágenes desde el horror.
Este libro lo hicimos con Martín. Fue complicado pero quedamos muy contentos con la idea de álbum. Del coleccionismo de víctimas. Porque al final hoy en día el mundo es un gran álbum de víctimas que coleccionan unos pocos. Y además, el guiño del álbum coleccionable tiene que ver con una microexperiencia que viví en el festival de Kassel con un libro de RIOT que no se vendía muy bien y que siempre pensábamos en quitar de las mesas en los festivales. Un día se acercó un líder de opinión, le gustó y dijo que lo iba a incluir en su próximo libro compilando los mejores libros y en una hora se agotó. A mí ahí se me movió todo, pensé: “esto es un circo”. Esa situación me dio la oportunidad de pensar en los coleccionistas comprando un álbum completo de víctimas con fotos de mierda, y me hizo gracia. Me gusta provocar.
El libro que esta por salir ahora, por ejemplo, va con tierra. No es para nada un capricho sin sentido, la tierra es un elemento importantísimo para mí a nivel conceptual en el libro. Pero también me hace gracia imaginar a los coleccionistas con miedo a que se les manche la ultima edición de ‘Afronauts’ en sus estanterías.
¿El autor de este libro quién es?
El autor del proyecto es Brad Feuerhelm, coleccionista de fotografía vernácula, escritor y director de la plataforma American Suburb X. Él ya ha hecho varios libros. Me acuerdo cuando estábamos acabando el de Daniel Mayrit, y de pronto nos topamos en Offprint, Paris Photo, con un libro de Brad que nos flipó. Eran caras pixeladas atravesadas con una bala. Le había pegado un tiro a cada libro y eso me dejó alucinada. Me contactó varias veces para intentar hacer algo juntos cuando aun tenia RIOT y no se dio. Pero ahora todo cuadró y por fin hicimos ‘Soft Touch’.
¿Vamos a ver algo nuevo proximamente de CHACO?
El próximo libro es ‘Reconstrucción’ de Rosana Simonassi, el que comentaba de la tierra. Es un proyecto que me enamoró desde que lo vi y es muy potente. Casualmente tiene algo que ver con ‘Soft Touch’ pero de forma muy diferente. Cuestiona casos de mujeres que fueron encontradas muertas y cobraron trascendencia gracias al registro que mereció la ocasión de su muerte. La artista se autorretrata igual que la foto de los medios que dieron a conocerlas y cuestiona cómo esos medios arrojan esos cuerpos al dominio publico que luego son consumidos por el morbo público como cualquier otra cosa. O incluso más tarde utilizados para encender el fuego de una barbacoa.
Es un libro que hice con mucho amor y en el que el espectador no puede llegar a saciar el morbo de ver esos cuerpos. Ésta fue la idea que me disparó todo. Cuando Rosana me contó cómo, cuando era niña, veía a su abuelita encerrarse con la sección de policiales en su cuarto.
Otros libros en camino son uno de Nicolas Janowski, en colaboración con la Kursala, cuyo título aún no está definido; ‘Archivo Muerto’ de Andres Orjuela, sobre la violencia en Colombia; otro sobre el Archivo de la Memoria Trans de Argentina, que tampoco tiene titulo aún. Y esta nueva línea que comentaba antes que haremos juntos Martín y yo en la que nos gustaría tener invitados de distintos países. Se llamará ‘Pampa del Infierno’ y espero tener el primer número en colaboración con Rigoberto Diaz Julian, de Mexico, para noviembre.
También espero poder sacar un libro mío en un proyecto sobre Argentina en el que vengo trabajando hace rato. Pero nunca encuentro tiempo para poder avanzar con él, ya llegará.
¿Qué tipo de docente eres?
Para bien o para mal, soy demasiado sincera, muy exigente, algo desorganizada, intuitiva y emocional. Intento trabajar mucho en que cada uno encuentre y entienda la propia motivación para hacer lo que hace. En qué quiere contar y por qué. Creo que avanzar con un proyecto o materializarlo sea en el formato que sea, teniendo esto claro, es mucho más fácil. Ahora vengo de haber dado dos talleres sobre fotolibros en México con Ana Casas en Hydra. Fue una experiencia increíble por la calidad de los trabajos y la implicación de los alumnos. Hay que destacar también la gran labor que está haciendo Ana en Mexico, como Julieta Escardó en Argentina, por intentar romper con los cánones de la fotografía clásica e incentivar nuevas formas de contar las cosas. Muchos de los fotógrafos que tuve en Hydra, creo y espero, sean las nuevas voces de la fotografía mexicana. Por mencionar a algunos: Jose Luis Cuevas, Nelson Morales, Diego Moreno, Rogelio Séptimo, Claudia Lopez Ortega, entre otros.