Brenda Moreno ha publicado ‘B to B’, fotolibro que supone el Cuaderno de la Kursala nº 58. Entrevistamos a la fotógrafa mexicana, ganadora de la Beca Jóvenes Creadores en México, sobre este proyecto y la situación de la fotografía en su país.
Brenda Moreno es una fotógrafa a caballo. A caballo entre dos países, México, del que es originaria y en el que ha vuelto a residir, y España, donde estudió varios años y del que se fue por culpa de una beca. A caballo, porque su familia tiene una estrecha relación con este animal. Y a caballo, aunque no le gusta ir en manada, ni que le marquen el ritmo, ni el camino.
Brenda Moreno (México DF, 1984) es una mujer amable, con carácter, sentido del humor y cierto toque guasón. También discutidora y reservada. Brenda aparenta ser una mujer sin miedos y sin bridas. Acaba de presentar su libro ‘B to B’, que coeditan Witty Kiwi y La Kursala. Un trabajo que comenzara hace varios años y que se materializó en forma de cuadernos. Diarios con imágenes de su mundo, su entorno, ella misma… recortadas, cosidas… Un trabajo que ha ido madurando, serenándose, hasta encontrar su propio paso.
Una mañana de febrero, un café, una conversación. Y un testigo de excepción, Lolita, la chihuahua que acompaña a Brenda y que tiene dependencia de su dueña.
¿Cómo empiezas con la fotografía?
Cuando encuentro una cámara réflex en casa con unos trece o catorce años.
Mi madre quiso estudiar foto y ella tenía una cámara en un cajón. Entonces, me inscribo en el colegio a un taller, pero me dicen que soy muy pequeña para entrar en laboratorio. Ya en el instituto aprendo a revelar y a usar el cuarto oscuro.

© Brena Moreno
¿Y por qué decides que tienes que seguir estudiando fotografía?
Por instinto. Sigo haciendo cursos y talleres, pero sentía que faltaba algo, porque todo era técnica, movimiento, y ver congelados y barridos… Hago otro diplomado y paso a la universidad. Empiezo a estudiar Diseño Gráfico porque me parece que es lo más cercano a lo que me puedo dedicar que me permita ganar dinero. Pero no me gusta, y me cambio a Comunicación Visual. Allí el tutor me dijo que iba a acabar dejando la carrera para hacer fotos. Y bueno, mientras hacía la carrera seguí haciendo cursos hasta que me vine a Madrid a estudiar.
¿Y a dónde acudes en España?
Voy a Efti porque es la escuela que sale en las redes y la que tiene más visibilidad en ese momento, en 2010. Vine a hacer el máster documental porque me quedé con la idea cuando vi una exposición de Kouldelca en México que eso era documental y era lo que yo quería.
El máster no me gustó. Todo era muy repetitivo, muy impersonal y no me gustó el tutor que tuvimos. Pero al terminar ese máster decido quedarme. Hago un taller en Blank Paper y ya me quedo a hacer el máster de esa escuela.
Dos másteres en dos escuelas diferentes. ¿Eran dos maneras de ver la fotografía?
Sí. En Efti separaban artístico de documental. Creo que ahora no lo hacen. Cada semana había clases con profesores diferentes, y los trabajos no avanzaban. Yo no digo que una escuela sea mejor o peor, supongo que depende de los intereses de cada persona. En mi caso, en Blank Paper encontré algo más parecido a lo que yo quería, porque había mucha cercanía.
¿Qué aprendiste?
Que la fotografía es una forma de vivir, no en cuanto a dinero, sino a posicionarte tú en el mundo con lo que quieres contar. No se refiere a algo comercial, sino a una búsqueda, a una manera de mirar el entorno, sin tener que ir a otros países o a sitios exóticos. Una manera de percibir capas y de mirar lo que tienes alrededor.
¿Qué tipo de fotografías hacías antes de aprender esto?
Hacía foto callejera.
¿Estudiar te sirvió para hacer un trabajo más personal?
Estudiar me ha servido para conocer qué es lo que han hecho otros para aprender a editar, aprender a tener un criterio más amplio, básicamente. No es que nadie me dijera que tuviera que hacer fotos de una cosa u otra. Creo que con toda la información que vas metiendo en tu cabeza vas formando tu propio criterio.

© Brenda Moreno
¿Te parece que se enseña bien fotografía? ¿Alguien que quiere ser fotógrafo hoy en día sabe qué tiene que estudiar?
Al menos en mi país no hay muy buena educación porque no se reconoce como una carrera, y existe esta idea de que hay que estudiar otra cosa para ganar dinero. Y las escuelas especializadas están muy basadas en la técnica.
Pero creo que es un problema de egos. Cuesta mucho trabajo llegar y cuando alguien se posiciona trata al otro como si no estuviera a la par. Al menos ésa ha sido mi sensación. Las cosas no se comparten. Se da un «tú ya aprenderás».
¿Cuándo nace ‘B to B’?
En 2012 a raíz del segundo máster. Al no saber por qué hago un tipo de fotos empiezo a guardar los errores y los descartes y empiezo a preguntarme por qué hago fotos, o qué sentido tiene, a quién le importa y para qué. Empiezo con fotos de mi familia en los viajes. En los viajes a México y España comienzo como a rellenar vacíos y a preguntarme cosas todo el tiempo sobre qué sentido tenía todo.
El primer nombre que tiene el proyecto es ‘Piensa que estoy junto a ti’, pero me decían que era cursi y largo. Ahí empieza ese tema de la educación y de los «no». En aquel momento fue un «bueno, vale». Y lo cambié.
Así nace, pero, ¿qué es ‘B to B’?
Pues hablo de eso, de ir de un punto a otro, de Madrid a México y de México a Madrid. Todo el tiempo estoy yendo al mismo punto y regresando a él. Es un viaje interno en el que estoy reflejando el entorno en el que convivo. Y juego con el verbo en inglés «To Be», y también son mis iniciales. Hay un juego con todo eso.

© Brenda Moreno
El trabajo también incluye una búsqueda formal. Comenzaste con unos cuadernos, y se ha ido transformando; ha sido una exposición, ahora un fotolibro…
Lo comentaba en la presentación del libro. Hablaba de esos noes, cuando te topas con todas esas personas que te dicen que no lo hagas, que no sirve, que no es suficiente… En clase era todo el rato estar editando, descartando…
Y en mi caso me influyó mucho Fosi Vegue. Él me transmitió la pasión por los fotolibros, pero en clase, todo el rato me tiraba el trabajo. Pero para mí era un sí, si a mí me gusta. Creo en los errores, y los errores hacen que seas lo que eres en algún momento. No puedo dejar sólo lo que está bien hecho.
Entonces empiezo a poner mis fotos en unos cuadernos, intentando resguardarlas de todo eso que me dice que no lo haga. Y así empiezan mis cuadernos, y empiezan mis collages, con las fotos que quizá sí soy consciente que no están funcionando y se me caen, pero igual juego con ellos, que son parte del proceso. Ya cuando termino los cuadernos, cojo las fotos que funcionan como edición.
Tu visión de la fotografía es bastante libre. Haces como dices collages, cuadernos, incluso haces esculturas con tus fotos. ¿Cuál es tu visión de la fotografía como medio de expresión?
Mi visión es que tenemos una función por la que venimos, ya sea alguien que esculpe bien o que hace muebles de madera. Todos tienen una función y cuando la encontramos y la explotamos y hacemos caso a eso que tenemos dentro, más allá de la educación, de la sociedad, de la familia y de todo eso, es cuando te sientes libre y plena. La fotografía es una exploración hacia eso que quiero contar. Quizás no sé muy bien a qué voy a llegar, pero es como no conocer algo y probarlo para después poder decir que sabe feo, ¿no?
Ahora mismo mi exploración se está iniciando, empieza con este trabajo sobre la familia y tal vez en el futuro hable de otros temas no tan personales. Y, al mismo tiempo, trato de que mi trabajo tenga cosas universales que conecten con el otro, porque, ¿por qué tendría que ser yo especial para que lo que yo quiero contar tenga que ser escuchado?
Mi visión es ésa, tienes que descubrir lo que tienes dentro para sacarlo. Si todos en el mundo tuviésemos ese interés por descubrir qué es lo que nos sucede, si arreglásemos eso que tenemos roto por relaciones, por familia o por no encontrarnos, sería todo mejor.

© Brenda Moreno
Siento que tienes una total falta de prejuicios a la hora de abordar la fotografía. Algo que se da también en otros fotógrafos de tu generación que en una expo lo mismo cuelgan una foto que introducen un libro que han leído. Tú incluías unas piezas de metracrilato, por ejemplo. Lo mismo que tus cuadernos estaban intervenidos con espejos, o cosidos…
Me gusta explorar con materiales. Sabía que, con la fotografía en medio formato, podía hacer cosas baratas, pero tener la calidad necesaria para cuando lo necesitara, como por ejemplo en el fotolibro. Y la idea era no cortarme, probar para ver qué funciona y qué no, y que eso me nutriese.
No estoy de acuerdo que las cosas tengan que ser de una forma determinada. Vuelvo a combatir esos noes que limitan y encasillan a las personas. Y sí, exploro y luego al rato puedo cambiar la forma en la que quiero contar, y no hacerlo sólo con fotos.
Para ti la fotografía entonces es un ejercicio de libertad.
Sí. Me gusta la imagen, me gusta el color y es lo principal con lo que voy a trabajar siempre. Pero me gustan también los materiales, como hacer lámparas o tallar cosas. No limitar.

© Brenda Moreno
¿Crees que en la fotografía hay muchas normas arbitrarias heredadas que hacen que se valoren unas fotos y no otras?
Creo que es una falta de atrevimiento a hacerlo diferente. Igual cuando a alguien cuando le ha costado algo mucho, se posiciona e indica a los demás que ése es el camino a seguir, o uno similar para que se le acepte. Entonces los iguales lo aceptan porque le están publicando, le están exponiendo… Instituciones, galerías y compañeros son los que acaban posicionando al otro.
Si alguien rompe con eso, de principio se va encontrar con un montón de negativas. Tiene que ver con eso que hablábamos antes de los egos, con el control, el poder, de quién sí, quién no y quién decide. Yo no creo que una forma de creación tenga que estar limitada a que alguien diga o no diga algo.
Tu formación comienza en México, luego vienes a España, vuelves allí con una beca artística… ¿Qué diferencias notas en el ambiente fotográfico? ¿Alguien de tu generación, edad y sexo nota diferencias?
Está relacionado con lo anterior. En primer lugar, quiero dejar claro que a toda la gente que ha abierto brecha hay que guardarle un respeto y hay que agradecer lo hecho. Pero tampoco hay que casarse con eso. Y que el poder y el dinero no tengan que decidir por dónde tienen que ir las cosas.

© Brenda Mireno
Aquí ha habido un boom del fotolibro, muy relacionado con la crisis, algo que ya sucedía hace mucho en Japón, Inglaterra, Estados Unidos… Pero en España tuvo su florecimiento hace unos años. Y en México está empezando ahorita esa ruptura, empieza a discutirse lo que tiene cabida o no, cómo se critica lo que se está presentado como nuevo…
Como mujer noto que hay muchas muchas fotógrafas trabajando. Y en general, veo mucha competitividad, muchas guerras de ego. Y pasan cosas que están removiendo, como la polémica con la Bienal. Pero aquí noto que, pasado el boom, la gente está como muy apagada. Noto que es difícil abrirse camino por acá.
Y respecto a mi edad, es cuestión de ir posicionándose y trabajar, trabajar y trabajar mucho.
En ‘B to B’ hay muchos caballos, ¿por qué? ¿Tienes una obsesión con ellos? Ja, ja.
Hay que obsesionarse con algo para no perder el gusto, te tiene que interesar mucho un tema para que la precariedad no te haga decaer de hacer lo que tienes que hacer. Hay caballos porque crecí con ellos y eran el vínculo con mi familia. Y creo en ese poderío de verlos salvajes, y verlos luego domesticados, cómo ese potencial se merma. Y es lo que pasa con la gente. Es algo que he sentido, siento que hay gente muy potente que conozco que luego tiene un montón de inseguridades y le cuesta mucho sacar esa fuerza y decir «yo quiero hacer esto». Tiene que ver con el control, con reglas y dominio.
Lo veo en los caballos de carreras, que son los que tengo cerca. A los caballos se los trata muy bien, pero se les exige algo que a lo mejor el animal no quiere hacer, de ahí me obsesión con el animal. Tiene que ver quizás hasta cómo me he sentido yo en mi entorno.
Este año ‘B to B’ ha sido una exposición en La Kursala. Y ahora un fotolibro. ¿Cómo ha sido llevarlo a este formato?
Ha sido muy difícil.
¿Por qué?
Primero tuve que creérmelo. Creer que valía la pena contar eso. Tener claro qué era lo que quería contar. Y empecé a hacer maquetas y maquetas… Y luego la edición partiendo de todos aquellos cuadernos que tenía… Ha sido muy difícil saber qué podía ser interesante para el otro, y saber qué estaba trasmitiendo.
En España y México los lenguajes son muy diferentes. No hay esa plataforma del fotolibro. No hay una tradición en cuanto a la secuencia en la forma de mostrar imágenes. Allá aún hay mucha herencia del catálogo, no se tienen tan en cuenta materiales, el significado de los tamaños… Apenas hay editores. Está Pablo Ortiz Monasterios, que es muy bueno, pero es de los pocos. La mayoría de los fotógrafos han hecho sus libros fuera como Mariela Sancari, Alejandro Cartagena, Rodrigo Ramos o Sofía Ayarzagoitia.

© Brenda Moreno
Empecé a hacer maquetas, que enviaba a concursos y quedaba finalista muchas veces. Y un día escribí a Jesús Micó y le envié un PDF con una de esas maquetas y me ofreció publicar con La Kursala. ¡Pero sólo me dio dos meses para hacerlo! Y escribí a un montón de gente, editoriales… La Kursala te ayuda, pero necesitas más dinero para hacer los libros. Así es como en Instagram encontré una editorial que me gustaba. Les escribí y surgió. Fue bastante extraño, pero resultó.
Lo bueno es que en la editorial no me conocían en persona ni conocían mis antecedentes, por lo que no tenían una visión viciada de mi trabajo, y lo mismo el diseñador. Vio mis maquetas, le di unas indicaciones y creo que le dio una vuelta muy interesante.
Yo era el enlace entre todos los apartados de la creación, entre el diseño, el editor, la preprensa, la imprenta, la distribución. Me quería implicar mucho para aprender por si un día quiero hacer cosas en México. Quería aprender. Afortunadamente, tuve la suerte de recibir el apoyo del Fondo Nacional de la Cultura y las Artes, para poder estar presente en la parte de producción que se llevó acabo en Madrid.
Y también es difícil encontrar fondos para hacer un libro. Encontrar alguien que apueste por tu trabajo. Como autor joven tienes que buscar la forma de encontrar financiación. Y no hay que cortarse al escribir a quien sea.
Acabas de recibir el libro. Ahora el siguiente paso es darlo a conocer. ¿Cómo te planteas eso?
Ya es bastante ayuda que la editorial esté en Italia. Ellos se encargan de distribuir en librerías, van a festivales, se presentan en varios sitios. En este caso La Kursala se queda con un número de copias que envían a personas interesantes. Yo me llevo unos cuantos ejemplares que también enviaré a Brasil, Argentina, Irlanda, Hong Kong, por supuesto México, entre otros sitios. Y también Dalpine distribuye ejemplares.
¿Te parece que hay desconexión entre fotógrafos mexicanos y españoles?
Me llama la atención que en España no se conoce apenas la fotografía mexicana. En México sí conocen cosas de aquí. Aunque es verdad que depende de quién te cuente las cosas, tienes una versión distinta de lo que sucede.
México es una potencia cultural. ¿La fotografía actual está a la altura?
Hay grandes nombres, como Manuel Álvarez Bravo, o Graciela Iturbide, que ha estado en Arlés, o ha ganado premios internacionales, por citar algunos. La fotografía mexicana sí tiene su lugar.
¿Te buscabas con la fotografía? ¿Te has encontrado?
Gracias a la fotografía me he hecho consciente de procesos que no se tienen por qué ver explícitamente en las fotos. No me gusta el dramatismo de las fotos de yo sufro y lo paso mal y tengo una historia tristísima. No me gusta ese rollo de fotografía como terapia. En algún momento del proceso de búsqueda vi los cuadernos con una psicóloga que me comentó que hablaba inconscientemente de mi familia. Fue importante para ir enlazando cosas. Me ha ayudado a sentir cierto empoderamiento, de que lo que hago me gusta y que puede valer para algo.
¿Y qué está explorando Brenda ahora?
Pues sigo investigando. Lo mismo sigo haciendo fanzines, o me pongo a jugar con serigrafía. Pero seguro que sigo con los caballos. Eso sí. Me sigue interesando el caballo como símbolo. Y la conexión entre México y España, el caballo que se extinguió antes de que lo volvieran a traer los conquistadores. Hay unas tablas de anatomía del caballo que se hicieron en 1512 que me inspiran ese nuevo trabajo… El caballo como símbolo del poder.

© Roberto Villalón
- ‘B to B’ de Brenda Moreno
- Tamaño: 170 x 215mm. 4 + 88 páginas.
- Rústica Cosida cosida a hilo vegetal con hendidos de cortesía Retractilado unitario
- Fotografías: Brenda Moreno. Texto: Carmen Dalmau. Traducción: Federico Clavarino
- Edición: Brenda Moreno, Tomasso Parrillo.
- Diseño: Brenda Moreno, Paolo Berra
- Pre impresión: La Troupe
- Impresión: Artes Gráficas Palermo.
- Witty Kiwi. No 58 de la Kursala.