La quinta edición del Baffest de Barakaldo, él único festival centrado en el trabajo de las fotógrafas de España, está en pleno desarrollo. Tras desplazarlo al mes de octubre esta primavera, ha actualizado su oferta con una programación que incluye la presentación de las finalistas al quinto Certamen de Fotógrafas Emergentes Vascas. Nagore Legarreta es su coordinadora. Hablamos con ella para conocer mejor su trabajo y nos ponga al día sobre el festival.
Aquí somos más de entrevistar con un café, una cerveza, vino o similares. Pero los tiempos son los que son, y las entrevistas de video conferencia, como que no. ¡Stop pantallas! Por eso hemos tenido que mandar un cuestionario a Nagore Legarreta. Menos mal que sus respuestas han hecho que la entrevista sea interesante.
Nagore es vasca, joven y, como todos, una vez fue emergente (parece que hasta que no te dan el Nacional, todos lo somos). Ese es un buen punto de partida para ser la coordinadora del Certamen de Fotógrafas Emergentes Vascas.

La verdad es que tiene ya un largo largo recorrido en diferentes mundos fotográficos, no sólo como creadora, pues incluye también la docencia. Todo empieza en el Hernaniko Kronika, y luego salta a una fotografía más experimental, utilizando diferentes técnicas y objetos para conseguirla. Y procesos. Incluso el fuego. Y aquí nos encantan las cosas que arden.
El próximo 31 de octubre, se celebrará en Barakaldo (crucemos dedos) la defensa de los proyectos finalistas de esta quinta edición. María Azkarate, Leire Zabaleta, Yone Estivariz, María Sánchez, Eider Moreno, Maied Urrutia, Miren Barrena y Ana Martín desgranarán y justificarán sus trabajos. Una será la ganadora, pero lo importante, destaca Legarreta, son las relaciones que surgen. Sobre esto, y mucho más, “charlamos” con ella.
¿Cómo llegas a la fotografía? ¿Qué te engancha?
Mi acercamiento a la fotografía comenzó en el periodo que en el trabaje en el periódico local de mi pueblo (2003-2009). Fué alli donde cogí por primera vez una camara digital. En esa época fotografiábamos para describir lugares, poner cara a las personas, etc. Digamos que el acercamiento que tuve a la fotografía estaba ligada a describir la “realidad”.
Poco a poco sentí la necesidad de hacer otro tipo de fotos. Fuera del trabajo, creo que buscaba compensar. Es decir, empecé a hacer fotos de manera más pausada y desde un lugar mucho más introvertido. Esto me producía un tremendo placer.
También sentí que tenía y quería hacer algo más, y decidí dejar el trabajo para ver que pasaba si dedicaba más tiempo a hacer lo que me gustaba.

Para mucha gente, los equipos parecen lo fundamental. Que si marcas, que si espejos, que si teles… Y tú vas y apuestas por la fotografía estenopeica. ¡Unas latas y a correr! Es que las usas hasta para fotografía de viajes.
Es verdad que la fotografía estenopéica me atrapó. Me acuerdo de que poco antes de dejar el trabajo, un compañero fotógrafo nos explicó que se podía construir cámaras a partir de recipientes. No solo eso, nos enseñó trabajos de distintos fotógrafos. Por aquella época no conocía ningún trabajo de ningún fotógrafo y descubrirlos me pareció una fiesta.
Desde siempre me ha encantado construir mis propios juegos. En eso el aita tiene mucho que ver, siempre nos ha incitado a construir, pegar, cortar, juntar… Y puede que me enganchara por eso. He utilizado de todo: latas, cajas, cazuelas, cajas de cerilla…
Pero es verdad que tampoco me gusta hacer siempre lo mismo. Con el tiempo me iba dando rabia que la gente me preguntara más sobre el cómo. Poco a poco me fuí desprendiendo de tener que fotografiar utilizando latas, y ahora utilizo lo que me venga bien para cada trabajo.
Utilizo latas, cámaras viejas y adaptadas para que hagan distintos efectos, camaras de 35 mm, 6×6. A veces escaneo el resultado, otras veces lo positivo en el laboratorio. Según vaya necesitando voy utilizando.
Al margen de la técnica, ¿qué es lo que quieres contar? ¿Qué es lo que buscas en la fotografía?
Supongo que en el tipo de fotografía que hago se ve esa ansia por experimentar y ver que pasa. Pero cuando me he puesto a contar algo, siempre me acercado a las personas, de manera directa o indirecta.
En el año 2013, después de haber experimentado con todo tipo de cacharros, sentí la necesidad de desatascar algo que no me dejaba estar utilizando el medio fotográfico.

Fotografié cuerpos de mujeres, relacionándose entre ellos, preguntándome que tipo de relación se establece entre un grupo de gente que ha sido igualmente condicionado. Me preguntaba cómo nos estaba afectando el haber vivido tantos años “en función de” y como estábamos gestionando ese proceso de descolonización.
Supongo que estaba cabreada con los machismos que provenían, digamos, desde este lado de la barricada.
Ese trabajo me sirvió para relajar todo eso, y pasármelo pipa con otras mujeres. Supongo que decidí desnudarnos para buscar honestidad en los cuerpos y en su expresión. Ahora he retomado ese trabajo, he vuelto al cuerpo humano.
Es como una espiral, siempre vuelves pero no al lugar exacto. Supongo que hay temas que siempre rondamos. Ahora fotografío indistintamente del genero. Me gusta fotografiar cuerpos haciendo lo que pueden en este mundo cambiante y loco. Me gusta fotografíar músculos, gestos, expresiones que dicen tantas cosas.
Y me gusta pensar que el cuerpo siempre siempre tenderá a buscar y a luchar por su placer, y su libertad, porque sino vaya mierda.
¿Qué te aporta la fotografía?
Para mí, la fotografía es un canal, un medio para explorar. Supongo que todos tenemos unos motores que nos impulsan. Uno de los que más me empuja es la curiosidad. La fotografía me ayuda a preguntar. Me ayuda a relacionarme con otras personas. Yo me he relacionado siempre con la fotografía de una manera muy inocente y natural. Creo que he sentido la necesidad de hacerlo y lo he hecho.

De hecho, la fotografía te ha llevado este año a formar parte del Baffest como responsable del Certamen de Fotógrafas Vascas. ¿Qué es para ti este festival? ¿Qué lo hace diferente?
Creo que el objetivo de este festival, incluso del certamen, más que de competir para ver quien sale adelante y quien no, es el de crear una comunidad. Es verdad que en el certamen se hace un llamamiento para que la gente presente sus trabajos, y que se elije un trabajo para exponerlo en el festival del año que viene.
Pero también es verdad que el festival sigue manteniendo los vínculos con las fotógrafas que se acercan al festival. Este año se ha hecho, por ejemplo, una selección de algunos de los trabajos que han sido finalistas los años anteriores y se ha expuesto en las calles de Barakaldo.
La sensación es que estamos creando vínculos entre nosotras: las fotógrafas que exponen en la sección oficial, las que año tras año se presentan al certamen, la gente que forma el equipo del festival, etc. Es como una bola de nieve que va creciendo cada año.
Esta es una edición muy especial. Tanto como el año. ¿Cómo se está desarrollando? ¿Qué destacarías de la Sección Oficial?
Este festival, como muchas otras actividades, ha salido adelante a pesar de todas las dificultades. Hemos buscado maneras de reinventarnos porque hacer esto nos aporta y nos ilusiona. Que no es poco. Destacaría por una parte el trabajo que ha hecho todo el equipo de producción para sacar todo esto adelante. Es verdad que uno de los objetivos, desde el principio, hacer visible los trabajos de las mujeres fotógrafas, poner fotografía en la calle, y en los días que venimos viviendo ese formato parece ser bastante conveniente.

Destacaría también el trabajo que ha hecho Miren Pastor, nuestra comisaria, organizando e hilando las exposiciones de la sección oficial. El nuestro es un festival modesto que va creciendo, y el nivel de las expos es tremendo.
Miren ha hecho una selección de fotógrafas que ha documentado su entorno más inmediato, y ha creado un diálogo entre el trabajo de fotógrafas de distintas generaciones. Que al mismo tiempo nos muestra cómo se ha ido desarrollando la fotografía documental durante los últimos años. Es fantástico.
Como dices el festival conecta distintas generaciones. Desde Colita, toda una institución, a fotógrafas que empiezan ahora su carrera. ¿Cómo ves el futuro para las nuevas?
Soy bastante positiva. Viendo el nivel de los trabajos que se presentan al certamen, veo compromiso, talento y empeño. Creo que la fotografía es una disciplina bastante joven, en comparación con otras, y creo que tiene mucho que dar, nuevas formas que encontrar y combinar… Seguramente para responder a las preguntas que nos inquietan desde siempre.
¿Cómo te sientes cuando lees noticias como que el Centro Pérez Siquier no recoge a ninguna mujer entre casi cuarenta fotógrafos, en una exposición que pretende ser reflejo de la fotografía española?
Pues me quedo boquiabierta, y debería estar acostumbrada. Pero no dejo de sorprenderme. Me pregunto si al programarlo a nadie se le ocurrió preguntarse porque no había ninguna mujer, o les pareció algo normal, o si se hizo deliberadamente así.
Venimos de una larga historia, donde las referencias femeninas en cualquier disciplina han sido invisibilizadas. No es que no haya mujeres con destacadas aportaciones en todas y cada una de ellas, es que parece ser que se quiere dar a entender que no es posible que eso haya sido así.

Esta edición ha habido cambio de formato. No hay exposiciones callejeras de las finalistas sino defensa de sus proyectos el día 31. ¿Qué destacarías de los trabajos finalistas? ¿Hay algún elemento que tengan en común?
Como dices, este año en vez de tener exposiciones callejeras con imágenes de las finalistas, se harán presentaciones, que en un principio pretendían ser abiertas. Pero dadas las circunstancias el aforo será bastante limitado. Estas presentaciones darán la oportunidad de presentar el material que se necesario para dar a conocer su trabajo.
La verdad que los temas y miradas de las ocho finalistas son muy diferentes entre sí. Tanto en los temas como en la manera de entender y utilizar la fotografía. Eso me gusta, ver que no hay un patrón. Que cada una sigue su camino y se expresa a su manera.
Por otra parte, como he dicho antes, creo que la fotografía aborda cuestiones que nos han inquietado desde siempre y también se reflejan en los trabajos de las ocho finalistas: identidad, transición, territorio, pasado, representación, acercamiento a determinados colectivos…