Vanessa Winship ha visitado España para participar en el festival Plural. Su fotografía refleja los conflictos fronterizos, el cruce entre culturas, tradiciones y civilizaciones, los problemas derivados de los movimientos migratorios o los dilemas de identidad y de pertenencia a un grupo, tanto colectivos como personales. Una entevista de Agustín Roba.

Vanessa Winship es una de las fotógrafas más reconocidas del panorama internacional, laureada con distinciones como el Premio Henri Cartier-Bresson, siendo la primera mujer que lo ganó, el World Press Photo o Descubrimientos PHotoEspaña. Muchos recordarán también su exposicion en la Fundación Mapfre de Madrid.

Durante la visita de Vanessa Winship (Reino Unido, 1960) a Madrid para el festival Plural y realizar un taller en EFTI, he tenido la inmensa suerte de pasar mas de veinte horas con ella en tan solo tres días. He descubierto a una mujer tranquila y segura de sí misma, que ha sabido tomarse las cosas con calma en su carrera, una mujer excelente y con talento.

© Vanessa Winship

De nuestras conversaciones, quiero destacar el relato sobre sus inicios, donde me explica que vivió una época en la que considera que era más “fácil” ser artista. Eran finales de los 70, surge el punk y el reagge se adopta como música de blancos en el Reino Unido y estalla la creatividad.  La universidad la pagaba el estado y les daban becas para estudiar, luego llego Martgaret Tatcher y todo empezó a desmoronarse.

Me pareció muy interesante la manera en que se siente mujer fotógrafa y cómo lo refleja en su trabajo. Me habló de su matrimonio, de cómo han convivido dos fotógrafos de éxito durante más de treinta años y han sobrevivido a sus egos. Siempre viajan juntos y forman un equipo, ambos han dejado de lado sus proyectos para apoyar al otro cuando ha sido necesario.

He sentido a una persona cercana, sensible y cariñosa. He quedado rendido no solo por su trabajo sino por su calidad humana.

¿Como te definirías como fotógrafa?

Es una pregunta que se hace mucho últimamente, no sólo a mi, ¿Quién eres? No estoy muy segura de lo útil que puede ser definirse a uno mismo, por lo menos para mí no es algo fijo, sino un proceso. Soy alguien que toma fotografías, soy una fotógrafa que sale al mundo a hacer su trabajo.

Recientemente he estado leyendo a W. G. Sebaldun, un escritor que se trabaja con muchos géneros literarios a la vez, por lo que su trabajo es difícil de clasificar. Escuché una entrevista en la que su antiguo editor explicaba que, al publicar su trabajo, le preguntaron en qué seccion de las librerías querría que estuviesen sus libros y respondió que en todas ellas.

© Vanessa Winship

¿Como empezó tu relación con la fotografía?

Desde muy pequeña ya tenía fascinación por la fotografía de manera inconsciente. En mi niñez no alcanzaba a comprender el paso del tiempo. Me impresionaban las fotografías de la familia y, especialmente, una de mi abuela en la que nos parecemos mucho ¿Cómo se convirtió esa niña en esta persona mayor?

No tuve mi propia cámara de fotos hasta unos meses después de que naciese mi hijo. La compré por la necesidad de documentar su vida. En ese momento todavía no me consideraba fotógrafa. Empecé a convertirme en fotógrafa al explorar la cámara y su funcionamiento. Ahora que lo pienso tampoco tengo muchas fotografías de mi hijo, pero sí, ese fue el principio.

Cuando fuiste a la universidad ya tenías un hijo, ¿cómo fué la experiencia como madre?

© Vanessa Winship

Hemos tenido una relación no convencional. Cuando él tenía cuatro años y medio, mi pareja en ese momento y unos amigos pensaron que sería bueno para mí que fuese a la universidad. Entre todos se ofrecieron a ayudarme a cuidarle. Yo iba a la universidad en Londres cuatro días a la semana y luego volvía los fines de semana para estar con él. Más tarde conocí a George Georgiou, mi pareja actual, y todo se complicó un poco mas.

¿Cómo fue el trabajo que realizasteis en la universidad?

El trabajo que realizamos a partir del primer año y medio de la facultad consiste en autorretratos de mi vida en pareja. Exploramos temas como la identidad, la fantasía de ser pareja y estereotipos.

¿Volverías a realizar el mismo trabajo en el presente?

No, eso fue entonces, y en su momento fue muy interesante.

En ocasiones has utilizado el retrato para reflejar realidades complejas como los movimientos migratorios o los resultados de los conflictos bélicos. ¿Qué función puede desempeñar la fotografía en este tipo de situaciones? ¿Cómo crees que se suelen tratar? ¿Qué opinión te merece el tratamiento gráfico que se está dando de la actuales crisis de refugiados en Europa?

Estas preguntas son las mas difíciles. Mi experiencia mas directa con el conflicto fué en Kosovo, en ese momento todavía no hacía retratos, y el trabajo ‘Sweet nothing’ tampoco trata sobre refugiados.

Mi opinión sobre la representación de personas en este contexto, y particularmente en prensa, es que todo resulta tan fugaz, que hay muy poco tiempo para reflexionar sobre estas situaciones tan complejas para ponerse en el lugar del otro.

Tras vivir en Turquía durante cinco años, creo que acabé entendiendo bastante bien la realidad del país, pero incluso en ese caso no me atrevería a reclamar cualquier autoridad de pertenecer al país.

Has venido a Madrid invitada a PLURAL, que comenzó siendo una feria de foto libro. ¿Qué relación tiene con este formato?

© Vanessa Winship

El fotolibro es lo que está de moda, se ha convertido en el vehículo para mostrar tu trabajo y pienso que tiene sentido, ya que un libro es algo que no es caro y puedes llevar contigo cómodamente. Una exposición es una experiencia, pero limitada a un plazo y a gente que se siente cómoda en ese entorno. Me gustan los libros, son una herramienta muy eficaz para editar, tienen un formato que te hace pensar claramente en un principio y un fin.

Sin embargo, hay tantos libros publicados actualmente, que asisto a ferias a menudo me siento sobrepasada, y detectar los que realmente me interesan resulta difícil.

Ganaste Descubrimientos PHE e inauguraste la Sala Mapfre dedicada a la fotografía. Incluso tienes una serie de paisaje en Almería ¿Qué relación tienes con España?

Le debo mucho a España. Mi contacto inicial con la fotografía española fue Cristina Garcia Rodero; descubrí su trabajo en una exposición del Instituto Cervantes en Londres, y me conomvió. Unos años más tarde George y yo fuimos a Almeria a hacer un reportaje sobre “la cultura del plástico”.

© Vanessa Winship

Cuando posteriormente recibí la invitación de Mapfre para la inauguración de su sala de fotografía, me sentí muy afortunada. El joven comisario Carlos Martin García, me sugirió Almería y me introdujo al trabajo de Goytisolo, ‘Campos de Nijar’, que disfruté inmensamente y me inspiró para desarrollar este trabajo.

Creo que tenía 49 años cuando me presenté por primera vez a un visionado, era algo que no me había podido permitir antes por lo caro que resulta. Me presenté al de PHE porque el desembolso era asumible, y había profesionales a los que me sentía preparada a conocer. Había una editorial, varias instituciones y pude verlos a todos en un día.

Ni siquiera sabía que existía el Premio Descubrimientos cuando me presenté al visionado, y fué maravilloso recibir este reconocimiento que no me esperaba. Me dijeron que hubo gente que se quejó porque decían que yo era demasiado mayor y con una carrera muy consolidada como para recibir este premio, pero en cualquier caso yo estoy muy agradeida a PHE. Y otra coincidencia en España: Carlos Gollonetet era jurado en el Premio Cartier Bresson, y apostó por mí para que lo ganase. Quizás conoció mi trabajo en PHE.

¿Y la experiencia en Mapfre?

Lo que hacen en Mapfre son retrospectivas de artistas recientemente fallecidos, de grandes maestros, pero también invitan a fotógrafos en mitad de su carrera, como en mi caso, y esa experiencia fue digna de mencionar. Fueron extremadamente respetuosos con mi trabajo y todo el proceso fue excelente. Para el encargo sobre Almería, Carlos me acompañó durante una semana y aportó su visión y su amor por Goytosolo y lo que representa. Fui capaz de encontrar una manera de hacer retratos en grupo para representar las diferentes capas del paisaje, en el sentido mas amplio de la palabra. Tengo una relación con España que nunca imaginé.

¿Qué conoces de nuestra fotografía?

Gracias a Michael Mack [Michael Mack es un director de arte, editor, curador y escritor freelance, especializado en la producción de libros sobre arte, fotografía y arquitectura] he conocido a otros fotógrafos como Alex Pidemont, Antonio Xoubanova y Alberto García-Alix. También conocí por casualidad en World Press a Carlos Spottorno, me gusta muchísimo su trabajo ‘Pigs’.

© Agustín Roba