Es algo común sentir añoranza de la infancia al hacernos adultos; quizá no tanto por volver a ser un niño, sino por sentirnos completamente felices y seguros de nuevo, cuando la vida es sencilla, alegre y tu mayor preocupación es tener más tiempo para divertirte o que no te pongan verdura para comer.
Este trabajo es un reencuentro de momentos y sensaciones que se mantienen olvidadas y que vuelven de nuevo al ojear el álbum familiar y empezar a recordar, tal vez no ese instante de la toma en concreto, pero si aquella época o la sensación que me hizo sentir un determinado momento en la vida.
Todo comenzó cuando decidí abrir el álbum de mi infancia para indagar en mis orígenes; pretendía estudiarme más a mí misma en el pasado, para así conocerme mejor en el presente, puesto que la infancia es un periodo importante para el desarrollo de la personalidad. En este proceso, me encontré con fotografías que despertaban en mí el recuerdo de momentos pasados que quedaron grabados en mi subconsciente por encima de muchos otros; no literalmente, sino pequeñas sensaciones como texturas, colores, olores y otras mas abstractas, que no puedo expresar ni explicar simplemente con palabras. Entonces, selecciono estas imágenes importantes y las intervengo de forma manual, intentando recrear esa sensación sobre la fotografía haciendo el recuerdo más vívido, más real, recuperándolo del pasado para traerlo hasta el presente.
María Henández Laplaza (Tudela, 1990). «Utilizo la fotografía como forma de expresión y comunicación personal, así como de relación de mi misma con el entorno y como vía de autoconocimiento. Siempre fui una persona de carácter introvertido y la cámara de fotos consiguió derribar esos muros.
Los temas que suelo tratar en mi trabajo son el tiempo (presente, pasado y futuro), la memoria desde sus diferentes perspectivas: histórica, colectiva, individual… y su funcionamiento, el recuerdo, la naturaleza y la época en la que me ha tocado vivir. Me gusta documentar el presente desde una perspectiva personal, plasmando como me hace sentir y como la percibo desde las circunstancias que me suceden como individuo. También trabajo con mis propios sentimientos en referencia a diferentes situaciones, utilizando la fotografía para conocerlos e interpretarlos.
En cuanto a la técnica que empleo, siempre utilicé cámaras digitales hasta que en este año 2015 estoy tomando contacto con la fotografía analógica tanto en blanco y negro como a color, sin abandonar el digital. Por otro lado, también me gusta trabajar con fotografías de archivo, especialmente de álbum familiar ya que me resulta interesante el contraste entre el pasado y el presente y cómo podemos imaginarnos el futuro tras examinar esta evolución.
También experimento con la transferencia de imágenes y el collage, además de investigar dentro del campo de la intervención fotográfica, llevando el significado de la imagen un paso más allá».