Las sesiones con No Sonrías Que Es Peor tienen diferentes características en común: son en analógico, están hechas a medida de la pareja a retratar, resultan de una experiencia compartida entre fotógrafas y retratados y tienen como resultado una colección de imágenes, algunas de ellas intervenidas con guiños cómplices al universo común de sus protagonistas. La sesión preboda de Didàc y Joan Tomàs se disparó el día anterior a la boda en la misma localización donde horas después sería el evento. nosonriasqueespeor-Gif

Como en todas las sesiones, ya había habido un contacto previo en el que se entra en confianza y se comentan las inquietudes de la pareja para que se pueda hacer de la sesión una experiencia agradable e íntima. Aunque la mayoría de las escenas son construidas, se descartan los posados exagerados en los que se tenga que fingir una actitud o una sonrisa artificial, lo que interesa es que la pareja se reconozca en unas imágenes donde se cuidarán los pequeños detalles y su esencia por encima de todo.

No Sonrías Que Es Peor lo forman Laura Ciampone (Rosario, 1977) y Lúa Ocaña (Vigo, 1982) fotógrafas que comparten una vida en común. Más allá de sus trabajos personales y su día a día fotográfico cabe esperar que, de una relación que nace de la fotografía, surja un proyecto explícitamente común.

Todo nació con su propia historia, hace cinco años, cuando empezó su relación. En ese momento sintieron la necesidad de capturar su memoria visual más allá de las fotos del móvil, del vértigo de la cotidianidad, de la acumulación en espiral de imágenes en sus discos duros. Necesitaban algo más. Y, en esa búsqueda, crearon sus propios autorretratos de pareja: ellas mismas delante de la cámara, pensadas sesiones con horas por delante que terminaron por convertirse en un ritual. Esto desembocó en un proyecto llamado ‘La Memoria del Papel’.

Vista la buena acogida, prolongan esas sesiones con otras parejas apareciendo No Sonrías Que Es Peor, proyecto laboral creativo donde proponen un tipo de sesión diferente. Para ello usan la fotografía analógica; esa estética que les da el carrete hace de su trabajo algo distinto. Trabajan desde lo particular, desde cada individualidad y cada historia. No son nada convencionales porque piensan que cada relato, si lo miras de cerca, nunca es convencional. Son dos, pero cuando se trata de fotografiar existe una misma manera de mirar.

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