La artista catalana Marta Pareja expone su trabajo multidisciplinar ‘Estudio sobre la monarquía’ en Can Basté, un proyecto becado con la Beca Fòrum Fotografic, que se cuestiona el valor de lo institucional frente a lo real.
Marta Pareja se viste de largo en Barcelona convertida en Emperatriz de la nueva fotografía con su excelente trabajo ‘Estudio sobre la monarquía’, su primer gran proyecto. Flamante ganadora de la beca del XV Fòrum Fotogràfic Can Basté estrena una historia que rebosa melancolía, imaginación, realidad y como no, mucho mucho amor.
Con un lenguaje pluridisciplinar con el que lo capta todo, Marta Pareja (Barcelona, 1985) nos cuenta algunos pasajes de la transición española a golpe de pico y pala, desde arriba y desde abajo, a pie de calle y asomada desde el balcón de palacio, con una historia exquisita basada en hechos muy reales. Hasta el 20 de julio puedes visitarla en una de las salas más bonitas de Barcelona, La Cava de Can Basté.

Cuéntanos la historia de tu abuelo, «el Emperador».
Pues resulta que veinte días antes de la muerte de Franco mi abuelo va a renovarse el DNI. Cuando se lo dan, allí donde debía especificar su profesión queda escrito «EMPERADOR». Ese trámite burocrático, aparentemente técnico y objetivo, le había cambiado su estatus social en un abrir y cerrar de ojos. Él, en realidad, era empedrador. Un pequeño error tipográfico le permitió pasar de la base a la cúspide de la pirámide.
La anécdota personal me pareció bastante representativa de la fragilidad de las apariencias, por mucho que se traten de documentos, fotografías o textos mostrados en las más ilustres enciclopedias de Historia. Además se inscribía en un periodo muy particular de nuestra historia reciente: los últimos años del dictador Francisco Franco y los primeros del reinado de Juan Carlos I. Lo tenía todo. De hecho el proyecto ‘Estudio sobre la monarquía’ se constituye de un total de cinco aproximaciones, cada una de las cuales parte de una anécdota, símbolo o hecho histórico particular, pero que al final, en su conjunto, nos habla del mismo lapso de tiempo y de una institución impuesta: la monarquía.

¿Cómo se estructura ese proyecto?
La primera de estas aproximaciones es ‘Espectros’. Llego a ella casi por azar mientras rebuscaba entre la inmensa colección de sellos de mi padre. Allí encuentro de manera reiterada la imagen del busto de Franco o de Juan Carlos I, ambos con el mismo formato pero en diferentes colores, según el valor del sello. Al reorganizarlas me doy cuenta de que puedo generar una transición de colores que recuerdan al espectro de luz visible. Es así como acabo conformando un mural de casi dos metros constituido a partir del collage de estos sellos en donde de manera progresiva el dictador da paso al rey emérito, en una metáfora de La Transición española. La palabra «espectros» a su vez hace referencia a la idea de fantasma o aparición y es que, no en balde fue el propio Franco quién determinó la estructura del estado español en la cual aún hoy vivimos inmersos.

La aproximación más extensa es sin duda la de ‘Emperador’ basada en la anécdota que te contaba al inicio. A raíz de ella, recupero la vida de mi abuelo quien, al igual que muchos otros, en los años 60′ cambió el campo de un pequeño pueblo andaluz, Cabra de Santo Cristo, por Barcelona, que se prometía como el paraíso. La realidad fue bien diferente. Muchos tuvieron que arreglárselas cómo pudieron, aceptando los trabajos más duros y viviendo en condiciones de inseguridad e insalubres. Es por ello que ese error tipográfico en el DNI cobra especial relevancia generando una dicotomía que yo extrapolo a los minerales que representan a cada una de esas dos identidades: el oro, símbolo de poder y exclusividad, y el cemento, la piedra más vulgar y el ladrillo como materiales fundamentales para el oficio de paleta (albañil).
En busca de estos materiales recorro lugares tan simbólicos como el Valle de los Caídos, la cementera de Montcada o el barrio de Verdum (en Barcelona) donde vivió mi familia. Lugares donde curiosamente esos dos extremos a menudo se daban la mano. Como conclusión a esta reflexión decido honorar a mi abuelo ofrenciendole un espacio de poder. Para ello acuño un seguido de monedas con su rostro en donde se puede leer: «José Fernández Cobos emperador de España por la gracia de Dios. 1975». Al acercarnos a ellas nos llegará un olor inconfundible: el del chocolate.

‘Garrote’, vuelve a remitir a un momento histórico: la ejecución de Salvador Puig Antich en la paquetería de La Modelo en 1974. Un espacio recientemente desmantelado que ha dejado a la luz los rastros de aquel artilugio despreciable hoy reducido al hueco de una mera baldosa. Aunque ahora esa marca casi pasa desapercibida, la inercia de su manivela también marcó el paso de un régimen a otro.
‘Coronación’ y ‘Banquete’ toman como punto de referencia un elemento significativo de la institución monárquica: la corona. La primera es un espacio de interacción con el público. A través de unas instrucciones que le incita a construirse su propia corona con una simple hoja de papel. Empoderarse se vuelve un juego y una decisión personal.
Por último ‘Banquete’ surge de una imposibilidad, la de destituir a la monarquía. Es por ello que decido generar una acción en la cual guillotino una corona esculpida en una pieza de jamón dulce. Al final queda toda reducida a lonchas que doy de comer durante la inauguración de la exposición en un acto de democratización y subversión.
Para esta exposición hemos organizado una visita especial el día 28 de junio a las 19 h. En ella recorreremos cada una de las aproximaciones para acabar sentados en torno a la mesa, lugar de debate por excelencia, y disfrutando de un gran Banquete.

¿De dónde sales Marta? Háblanos de tus profesoras.
Si hablamos a nivel pedagógico salgo de muchos lados. He tenido la suerte de estudiar en lugares donde he encontrado a grandes pedagogos y pedagogas y fotografos y fotógrafas. Desde Bellas Artes, donde me adentré en la fotografía analógica pasando innumerables horas a oscuras en el laboratorio, hasta el IEFC o l’École Supérieure de Photographie d’Arles. No obstante mi último descubrimiento ha sido el centro de fotografía FUGA, con un equipo de mujeres que me ha acogido desde el primer momento y que me ha abierto las puertas a una aproximación más política y feminista del arte, sin restricciones de medio, estilo o lenguaje. Realmente es de agradecer que existan espacios como este que, sin perder el rigor de una escuela, entienden la creación como algo más transversal y orgánico. Lejos de la idea de proyecto como producto y dotando al proceso de aprendizaje de un valor preponderante.
De hecho, actualmente colaboro con ellas en el proyecto de Laboratorio de Creación, un lugar abierto a todos aquellos fotógrafos y fotógrafas que deseen discutir, reflexionar, cuestionar y experimentar sobre el proceso de creación más allá de la individualidad que a veces implica la práctica fotográfica.

Además de la escuela de fotografía, ¿qué fotógrafos y fotógrafas te han influido? Háblanos de las cosas que te gustan.
Si tengo que pensar en un fotógrafo diré Duane Michals. Fue una revelación. Pero evidentemente después han venido muchos y muchas más y muchas otras cosas. El cine, por ejemplo, me resulta una fuente incansable de narrativas, estéticas y reflexiones. Películas como las de Jaques Tati en donde se mezcla lo absurdo, el control estético, la poesía, el ritmo pero también la crítica aúnan muchos de mis intereses. También algunas de las piezas de los Hermanos Cohen o de Yorgos Lathimos. Justamente, este último plantea a menudo universos distópicos que me remiten a uno de los libros más significativos de mi adolescencia: ‘Un mundo feliz’ de Adolf Huxley. De todos ellos heredo ese interés por las estructuras sociales y la realidad como una construcción artificial en contraste con el instinto.

Por otra parte el diseño, al cual me dediqué durante unos años, me permite encontrar estrategias de comunicación más acordes al mensaje que me interesa transmitir. De hecho en mi exposición se mezclan lenguajes y formatos. Llegó un momento en que la fotografía no me era suficiente, así que decidí experimentar otras disciplinas, desde la libertad que te da la inconsciencia. Y eso me encantó. Seguro que no es muy riguroso pero me resulta muy enriquecedor.
Con este despegue tan potente ¿cómo te planteas el futuro de tu carrera? ¿Quieres vivir de esto?
No creo que en este país sea factible vivir exclusivamente de esto para la gran mayoría de los y las artistas. Y yo no soy menos. Seguramente eso enturbia mi respuesta, pero lo cierto es que creo que también me aburriría haciendo una única cosa. Actualmente compagino la pedagogía en la universidad ELISAVA y en FUGA, la mediación cultural en centros como Caixafòrum o el Museo Picasso, y la creación personal. Esta tríada me funciona porque me parecen complementarias y se retroalimentan, así que en un futuro próximo espero continuar con ella.
Cuando vas caminando por la calle, ¿qué te inspira? ¿Eres de las que sacas la cámara instintivamente o funcionas mejor preparando primero una idea?
La verdad es que no acostumbro a llevar la cámara conmigo. Para mí fotografiar reclama un estado mental y físico, por lo que planifico muy bien cuando voy a salir a disparar y me preparo para ello. Ahora bien, una vez estoy metida en el ajo me dejo llevar por lo que voy encontrando en el camino. No tengo un esquema preestablecido y funciono más bien como una flaneusse. El deambular y perderme me parece fundamental. Solo así lo más común se me aparece como sorprendente y es entonces cuando surge la magia. No obstante últimamente he empezado a generar algunas puestas en escena o realizando bodegones, algo que nunca había practicado y con lo que cada vez me encuentro más cómoda.

Háblanos de los lugares que han marcado tu vida hasta ahora y de los que te gustaría conocer, de tus sueños.
Seguramente el primer lugar que me ha marcado es donde nací y donde vivo actualmente: Santa Coloma de Gramenet. La idiosincracia de estos lugares del área metropolitana, la gente que vive en ellos y sus historias, como la de mi familia, siempre me han interesado. Por extensión me siento próxima a Andalucía.
Ahora bien, el lugar donde he podido desarrollar y mostrar buena parte de mis proyectos es Francia. Allí he vivido un par de años y he ido varias veces para realizar residencias y exposiciones. Nuestros vecinos no son perfectos y nosotros no somos inferiores como a veces se nos pinta, pero sí es verdad que la presencia de la fotografía a nivel institucional es mucho mayor, así como la financiación o el propio estatus de artista que está un poco más reglado. Y si se trata de soñar tengo una cuenta pendiente con Australia, donde también tengo familia. Quién sabe, a lo mejor la próxima entrevista sea entre canguros.