Paco y Manolo son dos fotógrafos catalanes especializados en el retrato, que les lleva al desnudo, a retratar actores y actrices, músicos, escritores o el mundo de las tendencias. En más de 20 años de carrera han sido capaces de generar una mirada muy personal. También han publicado libros, como el celebrado ‘Common People’ o ’10 años del Primavera Sound’. Tras hacerlo en Barcelona, presentan el sábado 13 de octubre, en Swinton & Grant, el que es el número 29 de Kink, la revista que ellos mismos editan. Repasamos con ellos su carrera, su visión de la fotografía y aspectos sobre censura o sexualidad.

No sé cómo llegué a Paco y Manolo hace algo más de 15 años. Comencé a seguir sus diarios fotográficos en su página web, donde subían casi a diario una foto informal e improvisada de su día a día. En esa época llegó su primer libro ‘Common People’, donde gente anónima y común posaba desnuda. Retratos directos, sencillos.

Más tarde, conocí los Kink, una revista de desnudos masculinos, con una importante carga sexual, que llegó a tener una versión femenina, el Marikink. Y seguía disfrutando de sus retratos de músicos y actores y de sus andanzas culturales en las redes. Y ya, en una galería de Madrid, descubrí un retrato de Antony (el de los Johnsons) que me encantó. Y me rendí a sus pies.

Pasado un tiempo, una fría mañana de febrero, me crucé con ellos en la calle y los reconocí. Me ofrecí a posar par su revista. Pocas veces los fotógrafos tenemos la suerte de ver trabajar a otros compañeros, y más en sesiones tan especiales como las que esta pareja realiza para sus Kink. Varias horas de fotos, cafés, cigarros y mucha conversación. Censura fue una de las palabras que más discutimos.

Hace unos meses Paco y Manolo vinieron a Madrid y aproveché para volver a tener una nueva conversación. Esta vez con los pantalones puestos. Como si de aquella pareja del palco de los Teleñecos se tratara, los Chemical Brothers de la fotografía patria repasaron sus inicios, el mundo de las vanidades fotográficas, las etiquetas y los tiempos en los que el desnudo vuelve a ser una provocación. Hablan más que yo, que no soy precisamente mudito.

© Paco y Manolo

¿Cómo os conocéis?

M: Durante muchos años hemos estado explicacando un mito, que nos conocimos en la facultad, pero no es verdad. Yo estudiaba en la facultad, Paco en una escuela de fotografía… (Mira a Paco)
P: Pero yo te voy a cortar.

Decidme la verdad y nada más que la verdad.

P: Yo empecé a hacer un curso de fotografía sobre el 88. Yo era muy jovencito. El profesor me dijo que creía que el único de los alumnos de aquellos dos años que iba a trabajar en esto, iba a a ser yo. Y yo me lo creí. Después estuve trabajando en el estudio de Ferran Freixa y Lluis Casalls, como un año. Y luego lo dejé y me puse a trabajar en una fábrica. Ganaba una pasta, ya que de la foto no creía que podría ser profesional. Luego conocí a Manolo.

M: Era el 89 y empezamos a salir, cuando él estaba en la facultad de Bellas Artes.

¿Y la dejaste?

M: Yo había dejado la facultad y luego volví. Fue cuando empecé a entregar los trabajos de fotografía. Estudiaba Imagen en Bellas Artes, pero yo, hasta entonces, no había hecho fotos.

P: Nunca habíamos explicado esto. Decíamos que nos habíamos conocido en la facultad. Cuando nos conocimos en un bar de lesbianas.

Mucho mejor esta versión.

M: Como yo no hacía fotos…
P: Es que era muy vago.
M: Empecé a presentar los retratos que hacía Paco. Y empecé a sacar buenas notas. Pero esas fotos se acabaron. En el tercer trimestre empezamos a trabajar juntos, sin proponérnoslo. Era para poder aprobar. Entregamos unos retratos de amigos en un libro. Pero yo no sabía nada de foto. Él me enseñó la técnica.
M: Que yo ahora he olvidado. Ahora es él el que la controla. Pero realmente comenzamos porque una amiga transexual montó una agencia, y nos propuso hacer books. Teníamos una cosa muy clara, no queríamos publicar en revistas, no queríamos dedicarnos a un trabajo diario, y sólo queríamos hacer lo que nos apeteciese.
P: Que era el retrato, en blanco y negro.

© Paco y Manolo

¿Y os planteasteis vivir de la fotografía o sólo queríais hacer fotos pero trabajar de otra cosa?

M: Nosotros creíamos que acabaríamos viviendo de la fotografía, pero haciendo lo que hacíamos.
P: Éramos muy inocentes. Con veintipocos años. No entendíamos lo complejo que es el mundo del arte y el de las publicaciones. Teníamos ilusiones, pero no teníamos prisa. Nosotros hacíamos fotos de amigos, books de transexuales…
M: Mi amiga tenía una agencia para transexuales que no querían estar en la calle, y hacían galas y similares. Y les hacíamos las fotos.
P: Era riguroso blanco y negro, mucho rollo Diane Arbust, que era nuestra mayor influencia.
M: Comprábamos el carrete, hacíamos las fotos, revelábamos y hacíamos la copia. Y pensábamos que así podríamos dedicarnos a esto.

¿Pero tú seguías trabajando en la fábrica?

M: Sí.
P: Y yo en Pans and Company. De hecho, me pagué la carrera haciendo bocadillos.

Es que a muchos chavales que pasan por las escuelas se les olvida lo complicado que es ganarse la vida con la fotografía, y ahora todavía más.

P: ¿Le contamos todo el rollo?

Claro.

P: Resulta que estábamos con Eva, la de la agencia, y su hermano, Diego, que diseñaba moda y los trajes que se ponían las artistas.
M: Éramos un grupo de amigos que nos creíamos un poco en La Factory, todo muy creativo.
P: No teníamos ninguna prisa. Montábamos alguna expo en algún bar y poco más. Pero luego, Eva y Diego, nuestros amigos, se mataron en un accidente.
M: Murieron en un accidente un 27 de junio, cuando iban a París, al Orgullo.
P: Y en septiembre empezamos a publicar. El accidente nos supuso replanteárnoslo todo. Ver que esta vida iba muy rápida. Hicimos un book y empezamos a moverlo. Caímos en el AB.
M: Primero fuimos al Ajoblanco. Conocimos a Antonio Baños. Ajoblanco cerraba. Y Antonio nos pidió alguna foto. Pero nos mandó a una revista que lo iba a petar, y era AB, la revista de Yolanda Muelas.
P: AB se convirtió de la noche a la mañana en la gran referencia. Todas las demás vinieron detrás. Era un trampolín. Y de golpe nos vimos haciendo publicidad y moda.
M: Ahí nos dimos el primer batacazo. Se acaba el blanco y negro. Ninguna revista quiere blanco y negro, solo color.
P: Y como no controlábamos el color, empezamos con el proceso cruzado, que es horroroso. Era el momento, la época de la música electrónica, pero aquello era un cuadro.
M: Y ahí empezamos a publicar en Marie Claire, La Luna, Tentaciones…

© Paco y Manolo

¿Y en algún momento os cuestionáis tener una imagen, una marca reconocible, u os adaptabais al encargo y el cliente siempre tiene la razón?

P: Eso del cliente nunca ha valido con nosotros. Nosotros lo pasábamos muy mal cuando teníamos que hacer algo que no nos gustaba. Y nos sigue pasando. Dejamos de publicar por eso. También por el declive de las revistas. Pero dejamos de publicar en muchas revistas cuando bajaron precios…
M: Pero también porque nos planteamos qué estábamos haciendo. Era una cosas como absurda.
P: Pero también porque, entre medias, pasó algo que nos hizo cambiar mucho. Descubrir el libro de Tillmans para Taschen.

¿Y ya habíais dejado los otros trabajos?

P: Dejamos los otros empleos cuando empezamos a trabajar para La Luna de El Mundo, que era un trabajo semanal, con unos ingresos estables. Pero, de repente, nos contrataba una agencia de publicidad.
M: Aunque no sabíamos hacerlo, lo resolvíamos. A mí me gustaba mucho trabajar en Marie Claire, con Sergio Ibañez y con Araceli, que nos pedían cosas muy chulas, como pasar un día con Rosa Regás. Pero también ir a una peluquería a ver cómo se ponían unos rulos, y nos salían unas fotos horribles, porque no entendíamos nada.

¿Y os volvéis selectivos?

P: No, no podíamos decir que no. No estábamos a ese nivel.
M: Nos dimos cuenta que aunque a veces hacíamos autentica basura, no trascendía. La gente no notaba que era Paco y Manolo. Y nos ganábamos la vida haciendo también ese tipo de foto. Aunque llegó un momento en el que nos costaba mucho.
P: Y mantener la sonrisa fotografiando a cierta gente que soltaba barbaridades por esa boca… No servimos.

Ja, ja. Yo he hecho prensa diaria, un día os cuento.

M: Hay una cosa que siempre me ha echado para atrás. No recuerdo el nombre. Rock de Luxe nos carga mucho hacer fotos a escritores. Y la mujer de prensa de ¿Anagrama? no nos podía ni ver. Hemos fotografiado a tooodos los escritores de los dosmiles. Pues siempre nos hacía quedarnos los últimos y de mala manera. Fuera quien fuera el medio para el que trabajáramos.
P: Nosotros teníamos un obstáculo en aquella época, trabajábamos con trípode y medio formato. Los de prensa hacen foto rápida. Pero nosotros hacíamos buscar un espacio en el hotel, una luz… En poco rato, pero buscábamos una habitación…
M: Y ella no soportaba que no lo pudiera controlar. No es que salváramos muchas fotos de aquellas, pero sentíamos que muchas veces se trata al fotógrafo como basura; el periodista es el que tiene importancia, el que habla, al que hay que respetar.

Cuando luego es de la foto de lo primero que se quejan.

M: También hay que ser conscientes de que, si te viene una gran figura, a ellos les da lo mismo, sólo están haciendo promo.
P: Pero eso lo sabes después. Cuando te han sacado en una revista modernita, y te mandan ropa las marcas y viene esta tía y te trata así, te quedas loco. Porque en realidad eres el último mono, aunque algunos te hayan hecho creer que eres guay. Y no lo eres.

© Paco y Manolo

Me comentabais que hubo un cambio con el libro de Wolfgang Tillmans.

P: Fue un cambio a nivel generacional. Cambió la forma de ver la fotografía de a mucha gente.
M: Y empiezas a ver a Juenger Teller, Corinne Day, Terry Richardson… Una serie de fotógrafos que te revolucionan. Nuestras referencias eran Arbus, Robert Frank, Mapplethorpe. Cuando eres un niño pequeño, al principio adoras a tus padres, y después los detestas para luego volver. Nosotros vimos todo lo que pudimos ver de Mapplethorpe. Eran los 90, no había internet y te ibas a las bibliotecas de los museos, veníamos a Madrid a ver expos, de foto y pintura… Y luego descubres a otros que pasan a ser tus nuevos héroes. Y finalmente te quedas con lo que realmente te gusta. Y sigo teniendo influencias. Pero ahora me emociona tanto Arbus como Goldin, cuando no tienen nada que ver, con formas de trabajar totalmente diferentes. Una era la perfección y la otra la emoción. Y al final tú fotografías según la época que te toca vivir. Pero por los temas que Goldin toca nos sentimos más cercanos a ella. Hace poco vimos una expo de Mapplethorpe en París y nos volvió emocionar.
M: Teníamos muchos libros suyos que llevábamos años sin tocar.
P: Es que llegamos a saturarnos. Pero volvimos a quererlo, como te pasa con los padres.

¿Y Tillmans?

M: Volviendo al libro, cuando empezamos a hacer color, con el proceso cruzado, no nos gustaba nada.
P: Fuimos a ver una expo de Alberto García-Alix, sería el 98, y le llevamos el book. Y él solamente nos dijo: “No hagáis blanco y negro”. Y nos dejó locos. Yo recuperaría muchas de aquellas fotos porque las sigo viendo como entonces. Y dejamos de hacer blanco y negro.
M: Y descubrimos el libro éste, y empezamos a ver cómo podíamos solucionar cosas para las que hasta entonces no habíamos encontrado solución.

¿Por ejemplo?

M: La luz. Empezamos a volvernos retros.

Pero si algo es importante en el blanco y negro es la luz.

M: Pero si te fijas, en nuestro color es muy importante la luz.

© Paco y Manolo

Sí, la cuidáis y la tratáis mucho. Y para mí es una de vuestras grandes bazas.

P: Es que nos planteamos mucho cómo podíamos resolver trabajar la luz.
M: Pero piensa que en realidad no fue un proceso racional. Nunca nos hicimos la pregunta de cómo podemos resolver la luz. Nunca nos hemos sentado a ello.
P: Muchos fotógrafos se plantean qué tienen que aprender. Y nosotros no sabemos utilizar el flas, no sabemos utilizar focos. No nos ha interesado. Pero por eso es tan importante. Me encanta los flases de Weegee, pero no para nosotros. Y no queremos aprender. Cuando hemos hecho publi hemos dicho que queremos luz natural y sin retoque.
M: Alguna vez hemos hecho alguna cosilla con flas, pero no es lo nuestro.

Y cuando estáis metidos en el ajo, publicáis, y controláis, resulta que…

M: Aunque Paco no haya estudiado Bellas Artes…
P: No digas eso ahora, que voy a quedar fatal. Ahora soy el que no ha estudiado, ja, ja. El cambio en realidad llega en 2005, 2006 y surge el ‘Common People’.

¿Cómo surge?

P: Nos llamó una galería. Ya habíamos hecho alguna pequeña expo. Retratos, colaboraciones con gente como David Trullo…
M: Pero generalmente eran gente vinculada al mundo de las revistas.
P: Nosotros siempre hemos seguido fotografiando a nuestros amigos y desnudos. La galería nos propone hacer algo y nos planteamos hacer aquel proyecto. Por primera y última vez decidimos hacer un proyecto. Hicimos un llamamiento para que la gente posara y en muchos medios en los que colaborábamos se hicieron eco.

¿Y qué pasó?

P: Aquello nos desborda.
M: Fue un bombazo de gente en la expo. Televisiones, periódicos. Dijimos que no a muchos programas. Vinimos a Madrid varias veces a hacer teles. El libro funcionó muchísimo.
P: Realmente hubo otro cambio en nuestra vida. Hacer ‘Common People’ nos supone arruinarnos.
M: Empezamos con medio formato, y lo acabamos con una cámara digital no demasiado buena, y no podíamos controlar el proceso. Estuvimos varios meses fotografiando en analógico, pero pasamos a digital porque no lo podíamos pagar.
P: Y tuvimos que hacer muchos programas culturales aquí, en Barcelona… Pero no nos gustaba hacer eso. Era un rollo. Pero luego te llegaban cajas de ropa, pantalones…

© Paco y Manolo

Cuando en realidad estabais arruinados. Pobres, por un lado, influencers por el otro. Lo que yo llamo unos triunfalosers, ja, ja.

M: Sí. La mayoría de la ropa que me enviaban no me gustaba, pero como no tenía dinero para comparar otra, iba vestido con aquello.
P: No nos arruinamos de no poder pagar el piso, pero no podíamos asumir el coste de los carretes, revelados, copias… Y bueno, las promos te recogían en casa, te llevaban al hotel… No era tan desagradable. Y del libro se vendieron 3.000 copias enseguida. Pero el libro no me gusta nada. No me gusta la edición, el papel era muy malo.

No controlasteis el proceso.

P: No teníamos ni idea.
M. Pero nosotros siempre hemos sido un poco los Von Trier de la fotografía. Siempre que hemos hecho una sesión de fotos a alguien, que lo hacíamos con un único carrete de 15, sacábamos algo, pese a los medios. En la revista, el Kink… Aún en las peores condiciones, siempre resolvemos. Nosotros somos muy de hacer pocas fotos y no tener que hacer mucha selección.

¿En esa época ya teníais el blog con un diario?

P: Teníamos los diarios. Sí. Somos muy amigos de Miqui Puig que tenía un diario en el que escribía, y Genis de Astrud, también. Y nuestros amigos de Madrid.
M: Creo que nos pidieron para La Luna un reportaje en 2003 de gente que tuviera diarios en internet. Y nos gustó la idea. Y decidimos hacer un diario de fotos.
P: Y la primera foto fue la manifestación del No a la Guerra. No había ni MySpace, ni Facebook, ni nada. Y decidimos subir cada día una foto.

¿Qué pasa tras ‘Common People’?

M: Queríamos seguir haciendo nuestras fotos, a nuestro estilo, de moda, editoriales. Pero las revistas empiezan a dejar de llamarnos. Nosotros siempre lo hemos achacado a que se nos encasilla en el desnudo. Y coincide con que en exposiciones es el trabajo que empezamos a enseñar.
P: Pero nosotros era lo que queríamos hacer. Hemos estado 20 años haciendo fotos de todo tipo, música, cine, etc.‘Common People” cierra una época.
M: Pero fue un declive paulatino. Cuando nace el Kink seguíamos publicando en revistas.

¿Cómo surge esa idea, autopublicaros, ese planteamiento?

P: En aquella época, así como ahora nos quejamos del panorama en Barcelona, entonces todo el mundo hacía cosas. Y nos invitaron a exponer fotos nuestras de moda, y a nosotros nos pareció lo peor. Luego Neo2 nos censuró unas fotos de una sesión con Carlos Diez en la que se veía un poco el culo de un chico, aunque al mes siguiente sacan a una chica con los pechos desnudos en la portada. Decidimos que no íbamos a exponer nada de moda. Hicimo el primer número de Kink, con el diseñador Frances Mulet, el tercer componente de la revista, con la excusa de hacer una revista de moda, pero sin ropa. Y se convirtió en objeto de coleccionista.

Entonces, nace como un juego.

M: Pensábamos que iba a ser único. Fantasear, sí. Pero nunca lo habíamos planteado.
P: Se nos acercó un coleccionista y nos ofreció hacernos el primer número a cambio de unas fotos.
P: Pero otra vez todo fue un proceso de aprendizaje. Y ahora nos lamentamos de algunas decisiones. ¿Cómo pudimos elegir algunas fotos? Tampoco nunca entendimos que a las revistas hubiera que enviar un montón de fotos para que eligieran. Muestra muy poco respeto.
M: Te estás yendo por las ramas, ja, ja.

© Paco y Manolo

¿Qué habéis aprendido en estos años haciendo el Kink?

M: Una cosa que hemos aprendido es ponerlas cosas en cuarentena, que el trabajo no es definitivo y que las cosas no tienen importancia. Hay que relativizar.
P: Cuando sacas tu primera portada, alucinas y crees que te comes el mundo, pero al mes siguiente la hace otro.
M: Hay que tomarse muy poco en serio.
P: Y hemos aprendido a distribuir, a llegar adonde queremos ir. Y dónde no queremos estar.
M: Pero lo vemos todo con mucha más distancia. Al poco tiempo de empezar comenzamos a trabajar en una revista muy pequeñita de músicas electrónica. Y nos encargaron una entrevista y foto a Fangoria, en los tiempos de ‘Interferecias’. Nosotros en plan fan. Ellos nos comentan que tenían la sensación de ver el mundo desde el espacio, viendo la gente pasar y comentando: “Mira ése qué mono”; “Ese otro va a seguir”. En ese momento no lo entendimos.
P: Pero ahora sí. Esa frase de no te vas a comer el mundo, la entiendo perfectamente.
M: El mundo del arte es pequeño. Mucho. Pero en cada familia ahora hay un artista. Tú haces un fotolibro, pero también lo hace tu vecino del quinto. Y todos tienen tu misma difusión. Hay que ser un poquito humilde y tomarlo con tranquilidad.
P: Nosotros siempre hemos sido muy críticos con nuestro trabajo. Y hemos tenido peleas entre nosotros por las fotos. Pero somos muy conscientes de que lo que hacemos es un granito muy pequeñito.
M: Somos los peores criticos con nosotros mismos.
P: Tenemos un problema. No entramos ni en el mundo del arte, ni en el de la fotografía. No entramos ni en el de los jóvenes, ni en el de los viejos. Y encima somos gais.
M: Tenemos además que estar todo el día justificando nuestro tema. ¿Conoces a alguien a quien constantemente se le cuestione su tema?

¿Pero os siguen cuestionando?

M: Contantemente. Si fotografías flores no hay problema. Incluso si fotografías mujeres. Pero sacas hombres y ya hay que justificarse.

© Paco y Manolo

Yo suelo decir que el mundo de la fotografía se mueve en pequeños charcos que no se comunican. Los de moda por un lado, los de prensa por otro, los de galerías por otro… Pero es que vosotros no tenéis charco. Sois las únicas ranas de vuestra especie.

P: Somos las raras, ja, ja. Todos tienen su parcelita. Pero parece que nosotros no hacemos nada. Estos tienen su revistita y ya.
M: Ranas, ha dicho ranas.
P: Ja, ja.

Pero también sois indepedientes.

M: Nosotros hemos llegado a ciertos sitios como una escuela que nos pide algún curso, o un curador que nos llama, Gente muy concreta que le gusta lo que hacemos. Siempre son personas concretas que tienen muy claro que tenemos que estar ahí, aunque a su alrededor nadie quiere que estemos.
P: Pero vamos a otros sitios como Atenas, a Milán y vendemos todo lo invendible. Pero aquí… Es un síntoma de muy poca curiosidad. Es como si organizas una expo de tribus urbanas y no invitas a Miguel Trillo.

Pero es que Miguel es también una rara avis. Yo lo admiro muchísimo, su energía.

P: Pero Miguel no ha parado de trabajar y sólo se le está reconociendo ahora. Para mucha gente nosotros sólo somos dos maricones que hacen fotos de tíos en pelotas.

© Paco y Manolo

Desde que os sigo en redes, hace mucho tiempo, siempre me ha gustado ver que sois gente que va a exposiciones, conciertos, museos… Y eso el algo que no hacen muchos fotógrafos. Falta formación general.

M: Es que muchos no tienen interés en lo que hacen los demás. Todo el mundo tiene el ego tan grande que no le interesa lo que haces tú, sólo lo que hago yo, que soy lo más.
P: Pero nosotros no podemos ver todo lo que queremos ver. Nos interesa todo. No paramos de descubrir cosas.
M: Venimos del mundo del arte. Pero acabamos trabajando en revistas de tendencia. El primer día fotografiamos a Carlos Berlanga, el segundo a Astrud cuando aún no habían publicado nada, el tercero a Juanjo Sáez… Y empiezas a conocer a gente que está moviendo cosas, y aprendes.
P: Eso es verdad, pero había una cosa terrible. Una revista de tendencias cada mes tiene que llenarse con 200 personas que hagan cosas, y todo vale. Y mucha de esa gente ha desaparecido.
P: A ver, que me has cortado.
M: Relájate, ja, ja.
P: Ja, ja. En el momento que vas de revista de tendencias, la gente no te toma en serio en el mundo del arte. Si alguien está interesado en el mundo de fotolibro de Japón, no va a mirar una revistas de tendencias de Barcelona.

Pero se supone que los fotógrafos intentamos contar qué es lo que pasa en el mundo, cada uno con su visión, sea en prensa, con desnudos. E incluso de tu relación con el mundo. Y si no lo conoces, es imposible.

P: No estoy de acuerdo, nosotros hablamos de nosotros mismos.

Sí, pero también de vuestra visión del mundo. En Kink ofrecéis una mirada diferente de la masculinidad del hombre, gay o no, por ejemplo.

P: Hay un porcentaje de hombre heterosexual. En una revista con mujeres jamás se hablará de una revista lesbiana. Es cierto que es nuestra visión.
M: Es cierto que es una visión muy propia. Si te fijas, nosotros no sacamos cuero. Nosotros sacamos una idealización de lo que es para nosotros la sexualidad.

Pero muy emparentada con vuestro retrato editorial. Puedo ver vuestro retrato de Anthony junto a vuestros chicos. Estáis atentos al mundo y lo contáis.

P: Hemos visto mucho mundo. Y nos gusta verlo todo, porque nos aporta mucho. Aunque a veces nos de dolor de cabeza, ja, ja.
M: Llegará un momento en el que empezaremos a poner las cosas en orden. Nos henos dedicado toda la vida a desordenarnos. Y cuando llegue, vamos a empezar a cerrar puertecitas, poner cosas en su sitio. Me hace ilusión hacerme mayor.
P: Tú lo que quieres hacer es destruir el archivo.
M: Ja, ja. Pues van a saltar los bips de información a lo loco.

© Paco y Manolo

Ja, ja. Una pequeña subida de tensión eléctrica puede hacerlo por ti. Como sabéis, me interesa el tema de la censura. Habéis contado el caso de Neo2, pero vivimos tiempos extraños.

P: Cada vez hay más miedo a la provocación. No tengo ningún interés en provocar.
M: Pero si la provocación ya no provoca.
P: El problema es que la gente está aceptando no luchar. Ni la censura en Instagram, o Facebook. Pero nosotros desde siempre hemos lidiado con eso. E incluso nos autocensuramos. No podemos poner un culo o un desnudo en las portadas porque la revista está en museos. ¡Un culo! Nos han censurado tanto…
M: Es que la autocensura viene porque si no ponen la revista no la vendes.

Por eso, no sé si hemos perdido libertad pensado que la tenemos.

M: A ver, nosotros hacemos lo que queremos.
P: Pero no es sólo de desnudos. En el Tentaciones no se podía fotografiar nada, como alguien fumando.
M: Nosotros vemos que la censura nos influye sobre todo en adonde llegan tus trabajos. El problema no es sólo que un galerista no quiera nuestro trabajo, sino también que la gente se atreva tener ciertas fotos en sus casas. La gente no se atreve a tener un desnudo masculino en su salón.

© Paco y Manolo

¿En qué se traduce que seáis fotógrafos y gais?

P: Yo no sé si alguna vez alguien se plantea del resto que sean heteros. Es una losa en el sentido de que tu trabajo queda encasillado.

Pero no hacéis bandera de ser gais.

M: Nosotros hacemos un trabajo que vendemos mucho en internet. Y vendemos a sitios como Rusia, donde una persona puede tener verdaderos problemas sólo por tener nuestra revista. El hecho de ejercer la libertad de manera natural y responsable me parece el mayor acto de activismo que puedes hacer. Lo que nosotros hacemos, en la mitad de los países del mundo, nos acarrearía una condena de muerte.
P: Todos, pero todos los partidos, demuestran un desprecio por la cultura. Y son ellos los que deberían ser activistas. Yo puedo ir a una manifestación, pero son los políticos los que tiene que realizar acciones.
M: Imagínate que los campos de exterminio de homosexuales de Chechenia fueran de cristianos o judíos. Habría una movilización mundial. Como son homosexuales, los políticos no hacen nada.
P: Estoy totalmente a favor del activismo, del Orgullo Gay. Pero no vamos a ninguno. Son reivindicaciones que deberían ser serias, pero en las que se baila a Leticia Sabater, que, además, pide el voto para el PP. La gente lo vive como una fiesta y no como una reivindicación.