#Mirada Zoom

La Sala Grey de Tarragona, dentro de la programación de despedida del SCAN, incluye la exposición ‘En mi mente nunca hay silencio’, del fotógrafo mexicano Diego Moreno. La serie recoge la tradición de los panzudos mercenarios, que le ha valido a su autor se uno de los jóvenes fotógrafos con más proyección internacional de su país. Una crónica de Fèlix Merino.

Coincidiendo con la última edición del SCAN-Tarragona, la Sala La Grey nos ilumina con una exposición que no te dejará indiferente si te acercas a la ciudad antes del 10 de enero. Bajo el título “En mi mente nunca hay silencio”, los cuatro socios de esta galería de arte contemporáneo han traído desde México la obra de Diego Moreno.

Diego Moreno, señalado por el British Journal of Photography como uno de los talentos latinoamericanos a seguir, es un fotógrafo de San Cristóbal de las Casas (Chiapas, México. 1982) que nos descubre la singular historia de los “panzudos mercedarios”, unos monstruos que cada familia debe guardar en casa durante un año como forma de expiación de los pecados del difunto.

© Diego Moreno

Manda la tradición que, cuanto más grande es el pecado, mayor ha de ser el monstruo a esconder. Lo hacen hasta finales de septiembre cuando salen todos los “panzudos” salen en procesión coincidiendo con el día de la Merced. Acabada la procesión, la penitencia se da por terminada. 

Diego Moreno se sirvió de esta historia de origen bíblico (pecado) para exorcizar la tremenda pena que sintió a la muerte de su querida abuela, una persona que por su demencia tenían escondida en casa, sin apenas salir. El fotógrafo mexicano encontró un claro paralelismo entre la marginalidad de su abuela y la reclusión de los “panzudos”. Dedicó tres años para conseguir una obra desconcertante por lo terrorífico e inocente.

Las obras con un fuerte carácter son el denominador común de las exposiciones que programa La Grey. Sus cuatro socios: Francesc Roig, Lidia Porcar, Antonio Luque y Juan Carlos Lozano, forman un singular equipo procedente de diversas disciplinas artísticas: pintura al óleo, fotografía, ilustración y performance. Cada año programan unas 5 o 6 exposiciones. Y lo hacen sin ayuda pública de ningún tipo desde 2012, lo cual acentúa su carácter independiente.

© Diego Moreno

Es este carácter underground lo que más nos gusta de esta galería por donde han pasado fotógrafos como Roger Grasas u Onofre Bachiller cuya obra forma parte de la última revista (monográfica) que también se esfuerzan en editar cuando consiguen recursos. ¡Ver para Creer!  

No sabemos cuánto tiempo más podrán aguantar salas como ésta que con la Laie (Gijón) o La Caja Negra (también en Asturias) configura un raquítico elenco de galerías independientes que ponen un haz de luz al ya de por sí oscuro escenario de la fotografía contemporánea de nuestro país. 

Ha querido el destino que haya sido esta exposición tan vinculada al pecado que hayamos conocido la historia de “La Grey”, cuyo significado en castellano apela al instinto gregario de todo “rebaño”. Un rebaño (el meinstream) que sus cuatro socios están decididos a espantar con o sin ayudas públicas o privadas. En La Grey está mejor visto ser cabra que oveja.  

Como escribió el gran poeta galés Dylan Thomas, un autor conocido por su mala vida que murió prematuramente debido a sus excesos: 

“No entres dócilmente en esa buena noche,
Que al final del día debería la vejez arder y delirar;
Enfurécete, enfurécete ante la muerte de la luz.”
© Diego Moreno