Diccionario (muy personal) de la creación fotográfica

15son los kilos que pesa la mochila donde transporto mi equipo fotográfico, y 15 son las veces que, al menos, maldigo este mismo equipaje cada vez que me lo cargo a la espalda. Lo maldigo una y otra vez porque me recuerda lo viejo que me estoy haciendo y también que no aguanto como cuando era más joven. Lo maldigo porque me recuerda lo que he disfrutado con él a cuestas y lo que suplico ahora por alcanzar el lugar elegido. Maldigo la edad, el paso del tiempo, la falta de resistencia, los músculos debilitados. Maldigo el peso de la cámara, de los objetivos, del fotómetro, de los filtros, del trípode, de la botella de agua, del trapo negro, del disparador de cable, del nivel de burbuja, de la lupa para enfocar… Maldigo la propia mochila, los guantes para el frío, la capa para la lluvia, el chasis de repuesto.

Sé que podría hacer las mismas fotos con una cámara mucho más ligera y un equipo bastante más reducido. Sé que no necesito acarrear semejante mamotreto a la espalda para captar los sueños que persigo. Y sé que podría evitarme dolores y contracturas utilizando una tecnología más moderna y compacta. Y si me resisto a ello y sigo cargando con mi queridas herramientas de siempre es por pura cabezonería. Porque me he convencido a mí mismo de que solo puedo hacer mis fantásticos paisajes con un equipo lento, pesado, voluminoso. Porque he llegado a persuadirme de que solo puedo reflexionar con una cámara en la que la imagen aparece invertida sobre el cristal esmerilado. Porque me he construido una imagen de fotógrafo sacrificado, romántico y aventurero a la que no quiero renunciar. Porque me gusta que me vean como un autor diferente, que aún utiliza película, que preconiza las bondades del gran formato y da lecciones sobre la creatividad que fomentan ciertas herramienta “antiguas”.

En definitiva: porque no quiero quitarme la máscara y descubrir a la persona que hay detrás del personaje.           

 

Ilustración: Caligrafía de Josemaría Passalacqua sobre fotografía de retrato de autor desconocido de Elizabeth I. National Portrait Gallery. Londres.