Hace unos días se celebraba la 17ª edición del Seminario de fotografía y periodismo de Albarracín. Un certamen que atrae año tras años a los amantes de la fotografía al corazón de Teruel. Gervasio Sánchezy y Sandra Balsells han contado con Victor Lax, Jesús Micó y Laura Torrado, entre otros, han sido los protagonistas de unas intensas jornadas que nos describe Nacho Bueno.

“Ser feliz es aprender a perder”. “Soy un gañán de fotógrafo”. “Existe un problema de fronteras endogámicas”. “El arte no sirve ya, es patético”. Estas son algunas de las frases que se escucharon en las ponencias del seminario y que aún resuenan en mis neuronas de la recién celebrada 17ª edición del Seminario de fotografía y periodismo de Albarracín.

El seminario lo dirige Gervasio Sánchez, con la colaboración de la también fotoperidista Sandra Balsells, y se desarrolla al amparo de la Fundación Santa María de Albarracín, que pretende hacer de la ciudad «un emblema cultural acorde con su excepcionalidad patrimonial y paisajística».

Llevo 6 o 7 años seguidos asistiendo al seminario, más alguna vez esporádica anteriormente. Es el único festival de similar tamaño y peso específico que conozco, por lo que para presentarlo, mejor que mi impresión, prefiero citar las palabras que tuvo Manel Esclusa hace un par de años: ”Mis sensaciones al estar aquí me recuerdan al ambiente que se respiraba en el festival de Arlés en sus comienzos, allá en los años 70 y 80: vitalidad, cercanía, camaradería, futuro, fotografía”.

Sala principal. © Nacho Bueno Gil

Yo voy cada año por dos razones. Primero, porque es un tipo de formación que no he tenido y que escasea, por lo menos en la ribera del Ebro. La de aprender a contar con un puñado de fotos una historia rica y sugerente. Y segundo, por encontrarme a tantísimos compañeros de aventura con los que compartir unos días de fotografía.

El formato es intenso, sabroso y creo que muy acertado. Por la mañana se realizan las ponencias de fotógrafos de reconocida trayectoria. Por la tarde se realizan los visionados y crítica de los trabajos de los alumnos. La valoración la hacen los ponentes del seminario apoyados de los fotógrafos invitados, entre los que están los becarios del año anterior. Traer un proyecto fotográfico para valorar es opcional. Así a ojo yo diría que son alrededor del 70% de los alumnos los que traen trabajo. Cada año también existe la posibilidad de hacer talleres específicos con algunos autores.

Hay una exposición cada año, esta vez vimos ‘Chernobyl’, el trabajo ganador de la beca DKV del año pasado, de Raúl Moreno. Por último, al caer la noche, se hacen las proyecciones audiovisuales en la iglesia-auditorio de Santa María, donde quedan espectaculares.

Eugeni y Pepe, en la plaza. © Nacho Bueno

Algunos años ha existido la opción de montar quedadas para ver trabajos al margen del programa oficial y esperar a que alguien de verbo suelto y certero aparezca. ‘Albarracín off’ creo que lo llamaban. Otra posibilidad es hacerte con una edición manejable de tu trabajo y directamente montar emboscadas a los profesores por las calles del pueblo. En plan bandolero, pero sin trabuco y con buena educación. En la foto podéis ver a Eugeni Gay, a quien es un placer escuchar, comentar el trabajo de un alumno.

Y bueno, al final del día has visto tantas fotos que la cabeza te peta. Es el momento de la fiesta y de reunirse en El Gato, garito emblemático que ya forma parte de la leyenda del seminario. En El Gato, si quieres, puedes hacer algo de eso que llaman ahora networking. Si quieres, puedes comentar en corro las mejores jugadas de la jornada. Aunque lo mejor sin duda es apuntarte a una “sesión” de risoterapia, que te deja el cuerpo fino y sin resaca para afrontar la jornada del día siguiente.

Las noches de ‘El gato’ © Ana Carmen Alejandre

Vamos al lío. Llegué con la ponencia de Jesús Micó ya empezada (salí de Zaragoza el mismo sábado). Me puse a tomar notas enseguida, sus palabras son claras y contundentes, van al grano. “Los autores noveles, mejor formados que nunca y con un gran potencial, están desatendidos”. Eso es la base de su proyecto Cuardernos de la kursala a través del que ha apadrinado ya a 60 fotógrafos. Con exposición y fotolibro. Se pudieron ver todos en las proyecciones audiovisuales de la iglesia.

Micó se explica: “Los patrones para valorar las propuestas fotográficas ya no son formales y centrados en imágenes únicas, como antes, sino más narrativos y globales. Se busca seducir cualitativamente y no cuantitativamente con códigos más ricos y profundos”. Esto lo entiendo perfectamente. Hace tiempo que las fotos que no tienen otra cosa que expresión plástica me aburren soberanamente y es precisamente eso es la principal razón de mi peregrinación anual a Albarracín. Pero tampoco me quiero poner muy exquisito, cuando estoy trabajando también busco ese ingrediente plástico que gusta al gran público. Estoy encantado de buscarlo, además es un reto y no es fácil hacerlo con gracia.

Por otro lado, me pregunto, ¿qué porcentaje de la población es capaz de entender según qué narrativas ya muy complejas, 1%, 0,1%? Como él mismo reconoce tras una pregunta sobre el boom del fotolibro, hay un problema de endogamia en este mundillo, pero es esa audiencia endogámica la que le importa, ya que va a entender y valorar la propuesta. Ahí lo dejo.

Lo siguiente fue la presentación por parte de Estela de Castro de su proyecto solidario concretado en el catálogo Phes, en el que ha contado con la participación de 95 autores españoles. Luego pudimos ver los trabajos becados en el 2016, que fueron presentados por sus autores a la vez que nos introducían a sus nuevos trabajos, los que serían proyectados por la noche. Ellos son: Juan Sánchez, Valentín Suárez, Quintina Valero, Eugeni Gay, Raúl Moreno, Adriana Domínguez y Elena Castro. Estas dos últimas no pudieron estar presentes.

© Joselito Poch

Las tardes del sábado y domingo se realizaron los visionados. Yo estuve en el grupo de Manuel Zambrana una tarde y en el de Jesús Micó y Dimitri Stefanov la otra. Tomé sabrosos apuntes mientras criticaban los trabajos. La importancia del título, lectura de códigos en las fotos, homogeneidad del tono y lenguaje del trabajo, profundidad, cadencias, coherencia del argumento verbal, enfoque personal… En fin, mucha tela. Para el que presenta puede ser un momento algo tenso, pero lo mejor es tomárselo con humor. Quedaos con la viñeta del inigualable Joselito Poch, que empezó a fraguarse durante la presentación de la one and only Lara Albuixech, de su proyecto ‘La interior’.

Hubo un trabajo que nada más puesto encima de la mesa olía a premio gordo. Yo en cuanto lo vi, saqué la cámara para tener el momento. Fijaos en la foto, ni siquiera hace falta acercarse o escuchar la presentación. La persona que ha tenido la delicadeza de combinar los tonos fríos así seguramente también la habrá tenido para la composición de cada foto, la implicación personal, la profundidad de la historia, el argumento verbal. Es Irene Martín Ruiz, que obtuvo la beca DKV.

Cuando se entregaron las becas, Gervasio recalcó que el premio más importante se lo había llevado una amateur, como si fuera algo sorprendente. A mí no me sorprende lo más mínimo, y me explico. Lo que cada uno expresa con la fotografía tiene mucho que ver con años de formación y de empaparse en un ambiente u otro. Un amateur tiene total libertad para elegir el camino y zambullirse en él. La mayoría de los profesionales, yo por ejemplo, nos hemos formado para vender una mirada que puede ser muy personal y así de paso disfrutas con ello, pero sobre todo tiene que ser suficientemente comercial para ganarte la vida con ello. De las 6 becas “normales”, sólo una es para profesionales y muchos años ha quedado desierta, no sé si por exigir más o porque no había nivel. Y eso que estamos muchos. Bueno, ahí lo dejo.

Librería Raylowsky © Josep García

Vamos con las proyecciones audiovisuales. Hubo muchas, recuerdo el inquietante ‘Clandestino’ de Sergio Caro, una inmersión en el mundo del narcotráfico y de los sicarios. En mi documentación para escribir este artículo he encontrado una frase de David Beriain, colaborador de Sergio, que me parece, de nuevo, inquietante: «De un sicario te gustaría pensar que es alguien muy diferente a ti, pero es muy parecido. Y eso asusta». Recuerdo ‘Entropía’ de Mingo Venero y ‘Las últimas luces’ de Jorge Fuembuena, que me encantó.

 

La mañana del domingo, después de una noche festiva pero contenida, arrancó con la ponencia de Angel Marcos ‘Pensar la imagen’. Comienza con una cita: “La esencia del arte es compartir, generar conocimiento a la sociedad”. Luego, centrándose ya en tu trayectoria, argumenta que “la fotografía genera realidad y es algo que hay que saber y aprovechar”, por lo que habla de la llegada del “instante construido” frente al “instante decisivo” de hace 50 años. Esta idea queda evidente en el trabajo que nos va mostrando. Nueva York, Cuba, China, El Vaticano… También queda evidente su espíritu crítico y militancia.

Al terminar la ponencia hubo una interesante pregunta de José Antonio Gargallo, un clásico del seminario, que levantó expectación: “¿Es el sentido crítico suficiente para gestionar la decepción?” A lo que respondió: “Con el sentido crítico no hay elección, es obligatorio, es algo que corresponde a la razón. La decepción, en cambio, corresponde al mundo de las expectativas, es otro sitio. Por eso digo que ser feliz es aprender a perder”.

Víctor Lax llegaba al seminario con la vitola de mejor fotógrafo de bodas del mundo otorgada por el portal Fearless Photographers. Algo que celebramos los compañeros del gremio en Zaragoza. A mi Víctor me parece un fiera de la visualización de imágenes, de captar momentos decisivos, de currárselo para no dejar de sorprender y de interpretar eficazmente el marketing de un negocio de fotografía.

Le pregunte el primer día si adaptaría su ponencia a un público que no es el que está acostumbrado a encontrarse. No tenía intención, pero según dijo en la ponencia lo hizo en cierta medida en el hotel tras palpar el ambiente en la primera jornada en Albarracín. Es algo que quedó claro en el minuto uno, con una declaración de humildad sin precedentes que me encantó: “Señoras y señores, soy un gañán fotográfico”.

Estuvo divertido y sincero. Poco después puso un video en el que cuenta a través de sus padres sus orígenes en Alcolea de Cinca y como ellos han vivido la aventura de llegar a la cima. Autenticidad, emotividad y marketing a partes iguales. Algo muy de bodas. Desarrolló su planteamiento para las bodas y tuvo un recuerdo para Pedro Etura, otro crack. Escribí hace un tiempo un artículo sobre la nueva fotografía de bodas aquí en clavoardiendo.

Maya Goded presenta su documental. © Josep García

En la última ponencia de la mañana Laura Torrado nos contó como la cámara empezó siendo un medio para fotografiar sus instalaciones y luego comenzó a habitarlas y a crear escenarios ya pensando en la imagen fotográfica. Cuestiona la realidad y trabaja desde la ficción. Fue comentando su trayectoria, que arrancó en Bellas Artes, mientras iba dejando reflexiones abiertas por el camino. Es un terreno en el que yo me pierdo un poco, no tengo base. Pero vamos, creo que tampoco están de más unas cucharaditas de este ingrediente en el seminario. Es justo y necesario. Es fotografía.

Se me ocurre destacar estos apuntes de su ponencia: “La belleza está muy cerca de lo siniestro”. “Me atrae el desmadre de la naturaleza frente a lo ordenado”. “Vivimos un momento de utilitarismo, contenidos en el estereotipo. El arte no sirve ya, es patético. La competitividad ha llegado por la necesidad de supervivencia, pero el cambio, el hermanamiento, está cerca”.

El lunes por la mañana escuchamos a Manuel Zambrana y Francesc Fábregas. Fueron ponencias paralelas, ambos hablaron de sus trayectorias y fueron mostrando su trabajo mientras relataban anécdotas. Fue como un repaso a la historia de España de las últimas décadas. La del cine, en el caso de Manuel y la de la música, en el caso de Francesc.

Por la tarde se proyectó ‘Plaza de la soledad’ de Maya Goded, un documental que más allá del tema de la prostitución y sus implicaciones, habla de la condición humana de un grupo de mujeres en Ciudad de México a quienes la vida les ha dado la espalda. Me gustó el aire optimista.

El martes por la mañana Gervasio Sánchez y Sandra Balsells improvisaron unas ponencias para suplir la ausencia de José Manuel Ballester. Esta vez no pude asistir, la noche anterior en El Gato se alargó hasta altas horas.
A lo que si llegué fue a la entrega de becas:

Becados, organización y algunos profesores e invitados © Josep García

  • Beca DKV Seguros 2017: Irene Martín Ruiz.
  • Becas Albarracín 2017: JJosé Miguel Cerezo, Beatriz Rivas, Teo Barba, José Luis Carrillo y María Contreras.
  • Beca profesional: Elena Almagro.
  • Beca EFTI: María Contreras.
  • Beca Cuaderno de La Kursala: Juan Sánchez Sánchez.
  • Beca Albarracín Juvenil (novedad): Alejandro Jiménez.

Se echaron de menos algunos asitentes clásicos como de los que no fallan nunca, aunque los abrazos y los patxaranes con los que si acudieron se repartieron generosamente. Y qué decir de las noches en ‘El Gato’. No hay seminario que se precie sin todo lo que se vive cerca de una barra. Un año más, cargamos pilas y ganas de más fotografía hasta el año que viene.

© Josep García