Xirou Xiao y Laura Carrascosa Vela forman Mandarina, un proyecto artístico dirigido a jóvenes inmigrantes chinos en España, con el que han dado imagen a los llamado ‘chiñoles’. Una exposición de su trabajo titulada ‘Como la casa mía’ forma parte de la programación del Año Nuevo Chino en Madrid.
La identidad se configura como una realidad dinámica que marca la percepción de quiénes somos. A veces se articula como una frontera que nos separa, otras se edifica en torno al nexo que nos une. Porque no se trata de una construcción inmóvil, ajena al devenir de la historia y los procesos vitales; la identidad se mueve y existen identidades en tierra de nadie, equilibristas que tratan de mantenerse en pie, nómadas sin certeza a la que agarrarse. De esto saben mucho Xirou Xiao y Laura Carrascosa Vela, el binomio que organiza Mandarina, un conjunto de talleres, ejercicios visuales y juegos, dirigidos a los jóvenes chinos que residen en España.
Un mundo paralelo aguarda al cruzar el río Manzanares. En Usera residen más de 7.000 ciudadanos que vienen del gigante asiático sin que el resto de la ciudad haya reparado en ello. El barrio es fruto de un éxodo rural que durante la década de los 60 generó importantes flujos de migración interna en nuestro país. En las periferias de las grandes ciudades se hacinó una mano de obra que levantó casas y construyó escuelas donde no había nada. Hoy, al anochecer en Usera, los letreros con luces de neón de los comercios chinos parecen flotar en la oscuridad; la iluminación viaria escasea, perdemos cualquier referencia espacial anclada en Madrid, y en un bucle onírico los sentidos viajan hasta el China Town de alguna ciudad occidental.
Laura Carrascosa Vela (Madrid, 1993) se topó de bruces con este universo inadvertido en las entrañas de Madrid. Por su trayectoria como fotógrafa documental al principio recorrió Usera a la busca de su esencia. Quienes se mostraban más receptivos a colocarse frente a la cámara eran los jóvenes y adolescentes. Pronto se dio cuenta de que para contactar con ellos debía utilizar técnicas más heterodoxas: “Las redes sociales han sustituido a la interacción en la calle en muchos sentidos, así que decidí empezar a contactar con jóvenes chinos por Facebook para retratarles. Fue tan sencillo como seleccionar China en el lugar de origen del buscador y Madrid como lugar actual. Así fue como di con un grupo llamado Chiñol, donde muchos jóvenes chinos residentes en Madrid ponen en común sus sentimientos, comparten encuestas o noticias relacionadas con su comunidad… No se sienten ni chinos, ni españoles, y a la vez las dos cosas”, comenta Laura.
Los chiñoles no consiguen identificarse con el mundo del que provienen sus padres, más conservador y sujeto a tradiciones, pero tampoco logran integrarse en su entorno actual. Se refugian en un artefacto identitario que recoge elementos de ambas esferas. ¿Cómo representar lo ajeno sin recurrir a la obviedad? Las fotografías de Laura no están hechas desde un posicionamiento preestablecido, queriendo que la realidad se adecúe a sus esquemas propios. Es un acercamiento humilde para un propósito sincero. Despojadas de toda sordidez, sus imágenes sólo pueden calificarse como humanas. Captan con una asombrosa calidez la inseguridad, el deseo, la identidad o el individuo. Y así, abriendo sin parar el obturador de su cámara, Laura encontró a Xirou.

Xirou y Laura © Laura Carrascosa Vela
Xirou Xiao (Hunan, China, 1993) también es una extraña en la comunidad china de Madrid. Aunque naciera en aquel país, el 70% de sus compatriotas que viven aquí provienen de Zhejiang, provincia con un dialecto propio que ella no habla. Harta de que Laura la fotografiara, Xirou quería dar un paso más en la aproximación a este contexto que ambas desconocían. Así nació Mandarina: “Las fotografías de Laura son una maravilla, pero yo quería trascender lo puntual o anecdótico de las imágenes e interactuar con los jóvenes chinos. Estudio un máster en Educación Artística de la Universidad Complutense y pensé que utilizando esas herramientas metodológicas podíamos darles voz. No queremos impartir talleres, dar clases, sino interactuar, generar un espacio que sirva para la resolución de sus problemáticas o conflictos internos”, comenta Xirou. “En este espacio proponemos distintas actividades que van desde la grabación con el móvil de un vídeo que recoja la cotidianidad de cada cual, hasta un paseo por Usera en el que nos enseñen sus enclaves predilectos, pasando por un grupo de discusión sobre las experiencias en la sociedad española”, prosigue.
“En mis fotografías aparecen muchas mandarinas porque era habitual que cuando me citaba con algún chiñol para retratarle él las llevara de merienda”, apunta Laura. “Más tarde, investigando, encontramos que esta fruta tiene un significado trascendental en la cultura china: se esconden por las casas en Año Nuevo como símbolo de bonanza y en algunos lugares las mujeres escriben sus nombres en las mondas para que, al lanzarlas al mar, el Destino las recoja entregándolas a su futuro marido. Ese es el origen del nombre del proyecto.”, explica.
Reconociendo la diversidad cultural que habita Madrid, el Ayuntamiento incluyó la misma partida en los presupuestos de 2016 para la Semana Santa, Ramadán y el Año Nuevo Chino. Por primera vez las festividades no católicas encontraban apoyo institucional. Por eso, este año, la festividad asiática cuenta con un programa sin precedentes que aúna elementos típicos y propuestas modernas; el habitual desfile y conciertos rock de grupos chiñoles. Mandarina tiene mucho que ver, han participado de manera activa en la organización de este evento que está a caballo entre el centro y Usera.
Cartografiando a la comunidad china en Madrid con vistas a la organización del Año Nuevo, representantes del área de cultura del Ayuntamiento llegaron a Espacio Oculto, un local en Usera de coworking que hace las veces de sede para Mandarina. Allí se encontraron con las fotografías de Laura que plagaban las paredes y su mesa de trabajo y le propusieron organizar una exposición en la Junta del Distrito enmarcada en esta celebración: “La exposición se llama ‘Como la casa mía’, por la frase que una chica china puso una vez en su muro de Facebook: ‘Desde mi ventana puedo ver a los chicos jugar al baloncesto, como la casa mía en China’. Representa muy bien el traslado de la iconografía china al barrio de Usera. A ellos les hace sentir como en casa y a nosotros nos resulta un microcosmos descontextualizado. La convivencia es esa tensión”, cuenta Laura.
‘Como la casa mía’ se inaugurará el viernes 12 de febrero aunque permanecerá abierta al público hasta el 26 del mismo mes. A lo largo del fin de semana hay programadas varias visitas guiadas. Con las fotografías de Laura Carrascosa Vela como telón de fondo, Xirou Xiao pondrá sobre la mesa conocimientos básicos acerca de la comunidad china en Madrid.