Pablo Matínez Muñiz (Santander, 1978) presenta “(After) the Best Photographers”. Este trabajo explora los límites de la fotografía actual sobre el apropiacionismo, la creación de imágenes nuevas y la referencia al icono frente a la toma del natural a través de un juego con mucho humor.
Pablo construye imágenes. Desde su labor como fotógrafo y docente, licenciado en Bellas Artes y Máster en Fotografía, Arte y Técnica por la Universidad Politécnica de Valencia, compagina su faceta artística con la tarea como profesor universitario en la escuela TAI de Madrid, deambula por los escurridizos márgenes de la memoria fotográfica y los límites de lo que ha sido y será.
En la siguiente entrevista, desvelamos algunas de las claves de su último trabajo “(After) the Best Photographers”.
¿Qué es lo que haces, Pablo?
Hago imágenes, lo cual no es decir gran cosa pues hoy en día todo el mundo hace imágenes de todo tipo y propósito. Yo trato de hacer imágenes, moviéndome entre el documental y la apropiación, que giran en torno a un concepto, los límites, que me interesa y sobre el cual reflexiono a menudo. También me dedico a la docencia en fotografía, imparto asignaturas de Historia y Teoría de la Fotografía.
El mundo que nos ha tocado vivir es muy complicado, tanto como consumidor de imágenes como productor de las mismas. ¿Cómo te desenvuelves tú en estos dos ámbitos?
Como consumidor vivo un proceso similar a la memoria selectiva: lo que me interesa lo almaceno, lo que no, lo descarto. Hoy en día aprendemos a realizar este proceso de una forma asombrosamente rápida, tal es el volumen de imágenes que consumimos a diario. Podríamos hablar de bulimia imaginativa. Como productor, soy consciente de que las imágenes que hago conviven con el universo de las Imágenes, con mayúsculas. Aún así, considero que es importante seguir haciéndolas, pese a que algunos se cuestionen la necesidad de producir imágenes en un mundo saturado de ellas. Son mis imágenes, una forma de manifestar un universo personal.
Vayamos entrando en materia. ¿Cómo se posiciona la serie “(After) the Best Photographers” dentro de esta vorágine de imágenes?
La serie “(After) the Best Photographers” es un proyecto que reflexiona sobre los límites y el espacio difuso en nuestra relación con la superabundancia de imágenes en el mundo actual. Su modus operandi es sencillo, incluso un guiño de tintes humorísticos: a partir de fotografías icónicas de grandes referentes, he producido unas imágenes que poco a poco van perdiendo su materialidad e identificación a través de un proceso de pixelización, de forma que la imagen original se sitúa en el límite de su propia esencia. Se desvanece…
Me parece interesante el guiño humorístico que propone la serie, así como la fragilidad y los límites evanescentes que incluso veo en el propio soporte de metacrilato que utilizas. Quisiera preguntarte qué actitud manifiesta esta serie ante el problema de la fragilidad de las imágenes hoy en día.
Cuando pienso en la fragilidad de la imagen contemporánea, me imagino un mundo en el que las imágenes se olvidan con facilidad. Un mundo en el que el ser humano circula incesantemente y da como resultado, en palabras de Baudrillard, una amnesia generalizada. Consumimos imágenes que luego desechamos, en espera de otras nuevas. Instagram es una buena prueba de ello. Por ese motivo la imagen es frágil, porque ya no permanece en el recuerdo colectivo. Así, esa imagen pixelada que ha perdido casi del todo su referente la encapsulo con metacrilato, tratando que los materiales empleados en la producción de cada pieza le otorguen una protección. Podrían ser reliquias envejecidas a las cuales se las ha protegido con su correspondiente relicario. Para que permanezcan. Yves Klein hizo algo parecido cuando realizó el ex-voto a Santa Rita de Cascia en 1961. Quiso ofrecerle a la santa de las causas perdidas, de la cual era un ferviente seguidor, la sensibilidad inmaterial, y para ello introdujo en una caja de metacrilato con varios compartimentos, pigmentos de color azul y rosa y pan de oro. La serie “(After) the Best Photographers” manifiesta mi interés por reflexionar sobre el medio fotográfico en la actualidad. Sin olvidar el aspecto humorístico, ya que cada imagen pixelada que presento va acompañada de una breve nota en la que se le informa al espectador del número de veces que podrá encontrar al autor de dicha imagen en Google. Así pues, fragilidad, desaparición, sí… pero también superabundancia. Los extremos generalmente se tocan, incluido en este caso.
Es cierto, creo que estamos más acostumbrados a la réplica que al original, incluso a una réplica trastocada del original. A veces pienso que hemos perdido el “norte” en cuanto a la percepción de la imagen primigenia, y que nos puede satisfacer más la réplica de la réplica trastocada que la propia matriz del asunto. Por eso, el humor en tu serie me parece que tiene un carácter irónico, incluso nostálgico…
Sí, irónico desde luego. Hoy en día vivimos en el simulacro de cómo nos gustaría vivir. A través de la imagen que creamos de nosotros mismos nos encargamos de construir un relato adulterado y fantasioso de cómo nos gustaría ser. Así pues, la ironía, la risa, son estados creo que fundamentales para sobrevivir en un mundo saturado de imágenes. La nostalgia es más sutil. No echo de menos el pasado, ni la fotografía cuando era un instrumento tecnológico al alcance de unos pocos. Pero indudablemente este trabajo nos hace reflexionar sobre cómo la imagen ha penetrado en nuestras vidas de una forma tan abrumadora con el paso del tiempo. Quizás me venga la nostalgia al pensar que antes no era así, antes éramos más libres.
¿Qué nivel de importancia tiene en esta serie el grado de reconocimiento de la fotografía original sin pixelar en el espectador?
Poco, algunas piezas de la serie se reconocen fácilmente, otras son más difíciles de reconocer, a veces la indicación del nombre del fotógrafo ayuda en su reconocimiento, lo cierto es que son muchos los factores que intervienen. Yo veo este proceso del espectador como un juego, una especie de acertijo visual.
Pablo, ¿cómo se relaciona esta serie con el resto de tu producción?
Mayoritariamente he trabajado la fotografía documental. Seguramente por el hecho de haber vivido muchos años en el extranjero y haber tenido muy presente la noción del otro en mi vida, me he interesado por la cuestión de los límites y las fronteras. Estas ideas las he ido trabajando a lo largo de los años a través de temas relacionados con la arquitectura, el espacio urbano y la periferia como espacio limítrofe de la ciudad. Cuando me planteé iniciar la serie “(After) the Best Photographers” quería seguir trabajando la noción de los límites, pero a través de fotografías apropiadas y que versara sobre una reflexión del propio medio fotográfico, la imagen en sí misma.
¿Y ahora en qué estás trabajando? Háblanos un poco de tus proyectos futuros.
Acabo de terminar un reportaje fotográfico para El País Semanal y he tenido la posibilidad de fotografiar el interior de los centros logísticos de Amazon y El Corte Inglés en Madrid, y Privalia en Barcelona. Unos lugares muy inspiradores. Por otro lado estoy trabajando en un proyecto personal que trata sobre espacios periféricos, construidos, a mitad construir, en Madrid. Nuevamente los límites y su indefinición.