La semana pasada se celebró en Valencia la 8º edición del festival de fotoperiodismo y fotografía documental PhotOn. Junto a los talleres, conferencias y exposiciones, se han entregado sus prestigiosas becas, pero sobre todo ha sido lugar de discusión y encuentros para los amantes de la fotografía de prensa. Lo multimedia y la multitarea parecen los caminos para el nuevo fotorreporterismo.

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PhotOn es uno de los festivales de referencia en España en cuanto a fotoperiodismo se refiere, con permiso del de Albarracín que organizan Gervasio Sánchez y Sandra Balsells. Y se ve que el género interesa. En el País Vasco se celebra en junio el primer Basquedokfestival, con Susan Meiselas como cabeza de cartel, y está teniendo que aumentar las plazas en sus talleres.

Cuando un festival se celebra en una ciudad pequeña, se hace notar. En una ciudad como Valencia eso es más difícil y aún así destaca por ofrecer un contenido de calidad, tanto para profesionales como para los aficionados. A la cabeza del equipo de PhotOn está Tania Castro, fotoperiodista de El País que vivió en sus carnes el famoso ERE de aquel periódico. Vive con pasión este mundo y eso se transmite a todo el festival.

La parte más visible de PhotOn son sus exposiciones. Este año ha mostrado por toda la ciudad, en las vallas del metro o en las marquesinas de los autobuses, el trabajo del fotoperiodista local Miguel Lorenzo y una serie sobre la destrucción del medio ambiente, además de otras exposiciones en distintas salas de la ciudad que han llevado trabajos de calidad al gran público.

© PhotOn

Pero, tal vez, lo más interesante de PhotOn sean las actividades que se han concentrado durante el pasado fin de semana, del 8 al 12 de mayo, en el Centro cultural la Nau: los talleres, las conferencias, los visionados y las proyecciones.

PhotOn es un festival que apuesta de manera decidida por promover el trabajo de los jóvenes fotógrafos. Es por ello que los visionados que celebra son un elemento central de la programación. En esta ocasión, he vivido el proceso de manera muy directa puesto que he sido, junto a Gorka Lejarcegi (editor gráfico del El País) y la directora del festival, uno de los encargados de seleccionar a los finalistas.

Fueron diez, con trabajos de muy distinto corte y temáticas variadas. El festival ha supuesto para ellos una posibilidad de mostrar su trabajo a profesionales con cierto recorrido en el sector, de diferentes campos y con distintas visiones del documentalismo actual. Y, no menos importante, ha permitido la convivencia entre ellos, el intercambio de experiencias y opiniones y, esto nunca está de más, las charlas con cervezas.

© Carmen Sayago

Me parece un dato a destacar que PhotOn ha conseguido un importante grupo de patrocinadores, por lo que reparte una gran cantidad de premios con cantidades muy interesantes. Así, este año la ganadora de la Beca PhotOn Festival 2018 ha sido Carmen Sayago con su trabajo ‘Birds of pollution’, sobre la sensibilidad química múltiple, una enfermedad que afecta a personas que muestran una extrema sensibilidad a ciertas sustancias presentes en el aire, el agua, los alimentos, tales como perfumes, detergentes, cosméticos, productos de limpieza, aditivos alimentarios y muchos otros productos químicos industriales. Un trabajo que, junto al premio en metálico, se convertirá en un libro.

Misha Vallejo ha sido el ganador del #PremioPHENBecaPhotOn, por ‘Secreto Sarayaku’, una serie que se aleja de los parámetros del fotoperiodismo para acercarse a una fotografía más abierta. Trata sobre la comunidad quichua de Sarayaku, localizada en la Amazonía ecuatoriana y su relación con el entorno. Ha sido seleccionado por la directora de Budapest Photo Festival (Hungría) entre los finalistas, para que forme parte con una exposición de su edición 2019.

La valenciana Lola Calzada ha conseguido el #PremioOneShotHotelsBecaPhotOn por una estupenda serie en la que retrata a jóvenes con síndrome de Down, con humor, sin partenalismos y con una estética sorprendente.

Visionando el trabajo de Lola Calzada © PhotOn

La rusa Anya Miroshnichenko ha logrado el #PremioCañadaBlanchBecaPhotOn gracias a su trabajo ‘Ana loves you’, en el que mediante unas fotografías de estética muy cuidada refleja la crueldad de la anorexia.

Estos trabajos, así como el del resto de finalistas, muestran la variedad y calidad de los jóvenes artistas. Y, afortunadamente, también podemos ver el empuje de nuestras compañeras, pues tanto en los premios como en la selección previa se ha conseguido una representación bastante paritaria.

Un premio muy especial ha sido el que entrega Enrique Algarra. Es fotógrafo y está a punto de jubilarse como profesor de fotografía en la Escuela de Arte Superior y Diseño de Valencia en la que da clases desde hace más de 30 años. Muchos de los jóvenes fotógrafos valencianos más conocidos han pasado por sus aulas. El caso es que Enrique, durante la pasada edición, decidió que había que apoyar más a los que empezaban, por lo que se propuso dar un premio de su propio bolsillo a los estudiantes. Pero no sólo estudiantes de fotografía, ya que, según él mismo ha constatado, son muchos los que estudian otras disciplinas, pero luego son muy buenos en lo de contar el mundo con fotos. Es interesante comprobar como Algarra tiene una visión bastante abierta del documentalismo, más que muchos colegas de menor edad.

Selección del premio Enrique Algarra © PhotOn

Así, el #PremioEnriqueAlgarraBecaPhotOn ha sido para la argentina Constanza Portnoy por su proyecto ‘Fuerza de vida’, que muestra la relación y la supervivencia de una familia afectada por la talidomida.

Personalmente, ha sido muy enriquecedor vivir todo el proceso de selección de premios (en los casos en los que he formado parte del jurado) sobre todo por constatar la diversidad a la hora de entender el documentalismo y cómo los profesionales que hemos formado parte del jurado teníamos visiones muy distintas sobre los diferentes trabajos. Uno de los problemas que tenemos en el mundo de la fotografía es la segmentación excesiva en diferentes campos, y la poca comunicación que existe entre las distintas actividades fotográficas. Y lo alejados que podemos llegar a estar los unos de los otros, pese a que utilizamos la misma herramienta, la fotografía, para comunicarnos.

Y en ese sentido PhotOn es un estupendo lugar de encuentro. Escuelas, teóricos, profesionales, investigadores, comisarios, divulgadores, galeristas, editores… diferentes burbujas que necesitan de más festivales como éste para tomar tierra o para mirar al cielo de vez en cuando. Mientras unos hablamos de la narrativa del fotolibro, otros lo hacen de la eficacia al contar historias, aquellos de la ética de la imagen y los de más allá de vender un reportaje.

Exposición con lo mejor del año del fotoperiodismo local © PhotOn

El jurado de la Beca PhotOn y Algarra ha estado formado por los visionadores, que también han participado en las ponencias, junto a Gorka y yo mismo. Éstas han sido otro de los puntos fuertes de PhotOn, porque en varias de ellas se ha generado un interesante debate sobre la situación profesional de los fotoperiodistas, así como reflexiones éticas y autocríticas sobre nuestros trabajos

Javier Corso, ganador de la Beca PhoOn en 2015, contó su experiencia al frente de la OAK Stories Agency, explicando su sistema de trabajo. Mostró algunos de los reportajes que él y su equipo han venido realizando y destacó la importancia de la preproducción para poder llevarlos a cabo. OAK, según Corso, busca historias locales que no hayan sido contadas pero que permitan hablar de problemas globales, todo ello con un gran cuidado de la estética. Historia e imagen tienen que estar en consonancia, buscando siempre especialistas en función del tema a tratar.

Hanna Jarzabek, fotógrafa polaca afincada en Madrid, hizo un repaso de sus trabajos personales en los que aborda la discriminación y las disfunciones sociales en Europa, con énfasis en el género y la diversidad sexual. Igualmente, explicó cuál es su método para tratar este tipo de temas en los que la intimidad con el retratado es crucial para poder hacer un reportaje sincero.

Marta Soszynska y Alberto Rojas, colaboradora de Médicos Sin Fronteras y fotógrafo de El Mundo, contaron cómo abordar el tratamiento de las emergencias sanitarias, hambrunas o situaciones de guerra que afectan a la población con la cobertura de una ONG. Además de algunos consejos prácticos sobre cómo realizar una cobertura en estas situaciones, se produjo un interesante debate sobre qué tipo de imágenes y de historias recibimos de lugares como África, sobre si refuerzan el papel de víctimas, el estereotipo, así como el papel salvador de los países ricos, la responsabilidad de los medios y las oenegés en ese mensaje y las posibilidades de los periodistas para emitir otro tipo de mensajes.

En la misma línea continuó la conferencia de Lola Hierro, periodista, fotógrafa y escritora, que desde 2013 trabaja en El País, principalmente en la sección sobre derechos humanos Planeta Futuro. Hierro explicó la precaria situación de los periodistas que realizan coberturas en países en conflicto o en situación de emergencia por no ser prioridad para los grandes medios. He hizo hincapié en la necesidad de ser, cada vez más, periodista multitarea, donde el que sea capaz de hacer texto y fotos tendrá más oportunidad de vender su trabajo en distintos medios.

Lubaki y Palacios © PhotOn

Todos los ponentes dieron gran importancia a el lenguaje multimedia, poder vender vídeo, texto, fotos, e incluso webs interactivas para hacer los trabajos más accesibles y comerciales. Pero fueron Ofelia de Pablo y Javier Zurita, fotoperiodistas y cineastas, los que hicieron patente esta necesidad. “El fotoperiodismo, como lo hemos conocido hasta ahora, está obsoleto. En un panorama de comunicación actual y ante las nuevas tecnologías, hay que encontrar nuevas formas de narrar que se adapten a este mundo nuevo que ya está aquí”. Mostraron algunos de sus documentales multimedia, explicando cómo pudieron realizarlos. También dieron importancia a buscar un mercado internacional, y especialmente centrado en la televisión y medios digitales, que cada vez demandan más documentos multimedia. Pero insistieron en que España es un páramo en ese sentido”.

Andoni Lubaki, que contaba con una exposición en el festival, ha sido fotógrafo de conflicto para AP en lugares críticos como Libia. Tuvo como presentador improvisado a su amigo y compañero en zonas de conflicto Santi Palacios y nos ofreció una personal y emotiva reflexión sobre su visión del fotorreporterismo. Un momento a destacar fue cuando preguntó cuántos de los presentes en la sala (y estaba llena) vivían única y exclusivamente de su trabajo de fotógrafo (sin contar con conferencias, clases y similares) y nadie levantó la mano. Muchos de los que allí estaban relataron la precariedad de sus trabajos y la poca unión entre los profesionales del sector.

Proyecciones nocturnas © PhotOn

Por las noches, con unas cervezas en la mano, se podían ver proyecciones en el patio de La Nau. Por allí pasaron los de los finalistas a los diferentes premios o los de los conferenciantes. Precisamente, también el trabajo del ganador del la Beca PhotOn 2017, Sergi Alcaza, impulsor del manifiesto que esta semana se ha presentado en defensa del fotoperiodismo de calidad.

En tiempos de redes sociales instantáneas, de móviles con cámaras, de medios entregados al clic, de teóricos de la imagen líquida, la fotografía documental, y su subgénero el fotoperiodismo, tiene que reflexionar sobre cómo evolucionar. Sobre qué imágenes crear, sean en multimedia o en multitarea. Pero algo que no se nos puede olvidar, en cualquier caso, es que el periodismo gráfico tiene que contar buenas historias a la gente común. Y un festival como PhotOn es un buen lugar para pensar en ello.