Los fotógrafos son gente extraña

Entiendo que es muy difícil poner a todo el mundo de acuerdo. Si no somos capaces de llegar a un consenso sobre el mejor objetivo para captar paisajes, cómo vamos a ponernos de acuerdo sobre lo que merece la pena enseñar a los futuros fotógrafos.

En los festivales de fotografía parece haber dos grandes grupos de conferenciantes: aquellas personas que enseñan a manejar herramientas y aquellas que se decantan por la utilidad de hacerse preguntas. Las primeras nos lanzan afirmaciones; las segundas nos ofrecen incógnitas. Las primeras interpretan la fotografía como un conjunto de respuestas que nos van mostrando el “cómo”; las segundas la entienden como un camino por el que avanzamos en función de los interrogantes que seamos capaces de plantear.

Todo muy bonito pero muy poco práctico. ¿Qué hago yo preguntándome cosas si hay gente que me dice directamente las respuestas? Y por otro lado, ¿qué sentido tiene conocer en profundidad el manejo de las herramientas si no he sido capaz de averiguar adónde quiero llegar?

Los unos recelan de los otros y llega un momento en que no sabes si abrazar las recetas de los primeros y salir corriendo (a hacer fotos, claro) o sentarte un poquito a reflexionar. Lo primero es rápido, cómodo, eficaz. Lo segundo tedioso, lento, pero quizá trascendental. Cada uno defiende su postura con igual vehemencia y pasión, pero nadie te firmaría un papel diciendo que con su método conseguirás el éxito porque llegar a la cima es más difícil que acertar el primer premio del Euromillón.

Así las cosas, yo me pregunto si no sería mejor que se pusieran de acuerdo y dejasen de marearnos. La vida ya es muy complicada como para jugar al ratón y al gato cuando lo que quieres es disfrutar de un buen día haciendo fotos. Yo lo tengo claro: cuando se ponen demasiado profundos o me avasallan con técnicas y juguetes, entonces comienzo a bostezar y dejo la cámara a un lado. Ya lo decía Aristoteles: la virtud es un hábito que se sitúa en el término medio entre dos vicios. A ver si le hacemos caso.