BAFFEST, el festival de fotografía de Barakaldo, único dedicado íntegramente a fotógrafas, está celebrando hasta el 17 de junio su tercera edición bajo el lema NosOtras. Nuestro director, Roberto Villalón, ha sido el comisario que ha reunido a Elisa González Miralles, Mar Sáez, Sara Merec, Bego Antón, Cristina de Middel y Teresa del Romero junto a las participantes del III Certamen de Fotógrafas Vascas Emergentes.
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“La paridad es una parida”, declaraciones de un fotógrafo en redes tras leer que el máster vinculado a PHotoEspaña, el festival fotográfico más importante del estado, no incluía a ninguna mujer, NINGUNA, en su publicidad, cuando destacaba a 14 miembros e incluía un apartado de “otros”. Mayo de 2018.
4 de junio. En el momento de escribir este texto, cerca de 200 fotógrafos han firmado ya un manifiesto exigiendo la presencia igualitaria de mujeres en exposiciones, jurados, conferencias y demás eventos similares. En este contexto se celebra la tercera edición de BAFFEST, el único festival dedicado íntegramente a fotógrafas de España, de la que he sido comisario. Evidentemente, este es un dato que debes tener en cuenta cuando leas esta crónica. Soy parte interesada.
La tercera edición se suele considerar la de consolidación. Como sucede en el mundo de la música, el tercer disco es el que demuestra si vales. Otra cosa es que, en esto de la cultura, cada edición es un milagro. Nunca se sabe si llegará la próxima. Ésta nació casi antes que el propio festival. Hace unos años, una galería de Madrid, Mad is Mad, vinculada al medio con el que colaboraba, El Asombrario, me ofreció hacer una exposición con el fin de aprovechar el tirón que los temas de fotografía tenían entre su audiencia.

© Mitxi
Desde mis tiempos de becario, estoy acostumbrado a buscar cierta paridad en las informaciones. Muchos medios no tienen esa sensibilidad, pero en El Correo (Euskadi), aunque en la redacción las prácticas machistas eran norma, se buscaba, imagino, contentar al sector femenino, por lo que en encuestas y reportajes se intentaba que hubiera, al menos, una mujer. En mis entrevistas para el Asombrario intentaba sacar fotógrafas, pero mientas que ellos me saltaban al camino, a ellas había que salir a buscarlas. Por todo ello, se me ocurrió que mi primera exposición como comisario tendría cinco mujeres, para cederles un espacio que no solían tener. Y, casi tan importante, que no se anunciaría como tal. Cosa que siempre sucede con las “cosas de mujeres”. ¿Acaso alguien se imagina una expo de cinco hombres titulada “Cinco hombres hacen fotos”? Entonces, ¿por qué se hace con las mujeres?
Meses más tarde, me llamó David de Haro, el creador y organizador del BAFFEST. Estaba montando un festival y me preguntó por temáticas. Y le hablé de mi experiencia y de la necesidad de dar espacio a nuestras compañeras. David, y Luis, la otra mitad de Fotopop, gestores del festival, no sólo acogieron la idea, sino que decidieron no quedarse en una edición con fotógrafas y que fueran ellas su razón de ser. Y cuando lo propusieron al Ayuntamiento de Barakaldo desde el principio les gustó la idea y apostaron por su continuidad.
Así, la primera edición contó en las calles de Barakaldo (el cuarto municipio vasco con mayor población, tras las tres capitales) con los trabajos de Cristina García Rodero, Cristina de Middel o Miren Pastor. Y la cosa gustó. El año siguiente, Érika Goyarrola comisarió una muestra que incluyó a Esher Ferrer, Pauline Farge, Sofía Ayarzagoitia o Rita Puig-Serra.
Cuando el equipo de BAFFEST me ofreció comisariar esta tercera edición, teníamos en el pensamiento aquella exposición que sirvió de inspiración hace unos años.

© David de Haro
Transcurrido el tiempo, cuando ya parecía una reivindicación pasada de moda, por “superada”, cuando los anuncios, los políticos, los presentadores de la tele y la sociedad en general podía ser machista con total impunidad, el feminismo ha vuelto a la actualidad. Con esa extraña vehemencia, con la que suceden ahora las cosas, a golpe de tuit y de vídeos virales, de hastags, sentencias polémicas y activismo que han hecho que el panorama social y el fotográfico sean en la actualidad muy diferentes.
Evidentemente, nada cambia de la noche a la mañana, pero, aunque el machismo no ha desaparecido, ha dejado, supuestamente, de estar bien visto. Con todos los grados y matices que tiene esta afirmación. No soy tan iluso.
Como decía, este es el contexto se ha celebrado esta tercera edición del BAFFEST, que ha tenido como lema NosOtras. “Nos” porque habla de una globalidad. Aunque sea un festival de fotógrafas, todos, hombres y mujeres, formamos parte del mismo. Con este tipo de iniciativas siempre hay hombres que se sienten excluidos. En lugar de entender estas iniciativas como una compensación. Se ofenden cuando ellos no están, pero no llegan a ver el problema cuando son ellas las excluidas o infrarrepresentadas, algo que, curiosamente, sucede en la mayoría de los casos en los que no hay una voluntad expresa de igualdad. Nos, porque si no hay mujeres, los hombres no estamos representados. La sociedad y nosotros mismos no se puede explicar sin su presencia. Pero Nos también porque los temas de los que tratan las exposiciones también nos afectan.

© David de Haro
Temas que hacen referencia a las Otras. Mujeres que no forman parte de la idealización de lo femenino, que se saltan la norma o que sufren las consecuencias, por ser diferentes, pobres o luchadoras. Mujeres que son las otras, como podemos ser el otro cualquiera de nosotros, cuando estamos enfermos, mayores, emigramos, perdemos la casa o el trabajo… Por todo ello, esta edición ha contado con un componente social que hace más atractiva la fotografía y la aleja de ser un mero componente decorativo o especulativo respecto al arte.
BAFFEST es un festival de calle, cuya razón de ser es el encuentro de la fotografía con la gente. Llevar la fotografía al gran público, y hacerle sentir que es un lenguaje que pueden disfrutar. Bego Antón, fotógrafa de Bilbao con residencia en Barcelona, que en el último año ha disfrutado de diferentes reconocimientos y que acaba de lanzar un fotolibro con una editorial británica, ha contado con una exposición en El Regato, un paseo al pie de un embalse en el que sus fotografías se integraban en el bosque. El tema, ‘Todas somos brujas’ lo pedía.

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Y para ello se organizó una “romería pagana” en la que docenas de personas peregrinaron de foto en foto escuchando las explicaciones de Antón. Un proyecto, aún en curso, sobre la persecución y exterminio que sufrieron muchas mujeres, en Europa, pero también en el País Vasco, en diferentes épocas. Mujeres que hacían labores de curanderas, herboleras, matronas, consejeras y suponían un contrapoder a las instituciones, sobre todo religiosas. Inquisiciones que ahora tienen nuevas formas. En este paseo se habló de historia, de técnica fotográfica, de narrativa… Mientras una txalaparta (instrumento de percusión vasco) resonaba entre los montes. Un paseo que terminó escanciando sidra y con un brindis de todos los presentes: ¡Por las brujas!
Este es uno de los principales atractivos de los festivales, el contacto con los artistas, el intercambio de experiencias y la cercanía. En este sentido fue muy interesante la clase magistral que ofreció la fotógrafa murciana Mar Sáez. Durante casi tres horas, explicó de forma muy generosa y dando detalles que normalmente los autores se reservan, cómo fue el proceso de creación de ‘Vera y Victoria’, el trabajo que se expone en gran formato en una céntrica plaza de la ciudad. Esta serie narra la historia de amor de dos mujeres, desde la intimidad, con la particularidad de que una de ellas nació hombre. La transexualidad como matiz del amor.

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Mar contó cómo surgió el proyecto, los problemas, las dudas, las soluciones, cómo se materializó en las diferentes exposiciones que ha tenido, cómo se convirtió en un libro, pero, no menos importante, cómo encontró financiación o cómo prepara los dosieres de prensa para dar a conocer su trabajo. Los fotógrafos, cada vez más, han de dedicar mucho tiempo a los trámites organizativos para que sus proyectos se realicen y se vean.
Otro de los momentos álgidos de este festival fue la visita guiada por las diferentes exposiciones con las autoras. Partiendo desde los grandes bloques con las fotografías de Sáez, pudimos recorrer los “tótems” dedicados a los seis trabajos que han sido finalistas del III Certamen de fotógrafas vascas emergentes, incluido el trabajo documental de la ganadora, Ura Iturralde. El público pudo ver y preguntar sobre los diferentes lenguajes fotográficos en el que las nuevas generaciones de artistas desarrollan su trabajo.
Se pasó por la exposición dedicada al trabajo de Cristian de Middel, ‘Gentleman´s Club’, en el que muestra el reverso de la prostitución femenina, los clientes. Una instalación en las oficinas del festival en el que se juega con algunos clichés de la imaginería sobre las casas de alterne. Un trabajo que no incide otra vez en la victimización de las mujeres, sino que da la vuelta al objetivo para situar la atención en los usuarios y sus motivaciones. En esos días, Barakaldo celebra la mayor feria de máquina-herramienta de Europa, con toda la prostitución que eso lleva pareja. La fotografía vuelve hablar de todos nosotros.

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Y tras esta estación, el pasacalles, que no paraba de sumar vecinos, continuó con ‘Wannabe’, el trabajo de Elisa González Miralles. Varias llamativas fotografías de gran formato que, como la propia Elisa explicó, reflejan, encarnadas en las mujeres-muñeca japonesas, la interiorización de los roles impuestos a las mujeres por la sociedad. Las fotos muestran mujeres que quieren ser como muñecas y muñecas sexuales que imitan a la perfección a mujeres, junto a peces globo, cuyo veneno es paralizante hasta la muerte. Las mujeres sufren de forma extrema todo tipo de imposiciones sobre su físico y conducta en todo el mundo. Imposiciones que, tanto a hombres como a mujeres, nos obligan a estilos de vida que pueden ser profundamente insatisfactorios.
Mientras Miralles explicaba su obra los parroquianos de un bar cercano, nos contaban con orgullo cómo cuidaban las imágenes de los balonazos infantiles. La peregrinación fotográfica terminó con el reparto de ‘Isla Ignorada’ frente al escaparate donde se puede ver el trabajo de Sara Merec. Se trata de un periódico que muestra imágenes de mujeres cuya conexión es que son lesbianas, con textos que detallan diferentes aspectos de lo que significa ser lesbiana actualmente. Mientras esto sucedía, muchas mujeres de avanzada edad se asomaban a sus ventanas para oír lo que allí se decía.

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El festival, que continúa hasta el 17 de junio, cerró su pasacalles con un “marianito” primero, y comiendo todos juntos, después. No olvidemos que estábamos en el norte. No hay mejor manera para hablar de fotografía.
Los barakaldeses y barakaldesas, (en Euskadi, el lenguaje igualitario se ha impuesto) pueden estar bien orgullosos de tener el único festival dedicado a las mujeres, y que estas demuestren que sus trabajos son de una calidad indiscutible, dejando en evidencia que, si no están en igualdad de condiciones en exposiciones, conferencias o premios, es porque nuestra sociedad y el mundo fotográfico es machista. Ojalá llegue una edición en la que el hecho de ser fotógrafas sea sólo un matiz, como hay otros festivales dedicados a la fotografía de calle o a la fotografía analógica. Desgraciadamente, eso está lejos de suceder. Aún tenemos que luchar por su presencia. Porque algunos comentarios machistas se vean como una parida, y no al revés. Porque sin mujeres, no estamos representados.

© Mitxi