La semana pasada se celebró en Barcelona una nueva edición del congreso de fotografía social Photo Forum, que incluía la sección de retrato infantil BabyF y BodaF, dedicada a la fotografía de bodas. Talleres, presentaciones y conferencias con algunas de las mejores firmas del sector que compartían escenario con Isabel Muñoz y Martin Parr, estrellas del olimpo fotográfico. Diferentes voces y formas de entender la fotografía recogidas en una crónica de Nacho Bueno.

Entre el 14 y 16 de marzo tuvo lugar la octava edición de BodaF Europe, que reunió en Barcelona a 600 fotógrafos de bodas. También algunos videógrafos, en torno al 5%. Organizado por Isa leal y Andrés Parro, se trata del mayor congreso de este tipo en Europa y el segundo mayor del mundo detrás del que se celebra en Brasil.

El propio Andrés Parro me comentó brevemente cómo se había llegado hasta aquí: “El primer congreso se hizo en México, donde se estaban empapando desde hacía unos años de la influencia de los fotógrafos estadounidenses de la llamada nueva fotografía de bodas. El formato lo trasladamos a España (Madrid) algo modificado (más ambicioso), dónde ya empezaban a ser muy conocidos los trabajos de los fotógrafos norteamericanos. El último salto hacia delante se produjo el año pasado al duplicar la asistencia con la decisión de celebrar el evento en Barcelona, facilitando la llegada de fotógrafos extranjeros (40% en esta edición), principalmente franceses”.

Joselito Poch © Eric Parey

Minuto uno de la primera ponencia. Es el primer BodaF de Joselito Poch. Chusico, el presentador del evento, comienza a animar al personal y hace un llamamiento a que estrechemos lazos. Joselito, presa de la emoción y los nervios, se levanta como un resorte antes de que termine Chusico y estrecha manos consigo mismo. Empieza BodaF Europe 2018.

Fueron en total 17 ponencias en dos días y medio. El día anterior al comienzo y el último por la tarde existe la opción de asistir a los talleres que buena parte de los ponentes imparten. Las ponencias tienen cosas en común con las que te encuentras en otros sectores de la fotografía y aspectos particulares del sector de las bodas.

Cosas en común. Los ponentes son fotógrafos cuyo trabajo ha sido reconocido y premiado. Hablan de su trayectoria, de su fuente de inspiración, de sus referencias. Comentan anécdotas, motivaciones y particularidades técnicas de su forma de trabajar. También dan claves, pautas y esquemas mentales que puedan ser útiles para los fotógrafos asistentes. Víctor Lax (mejor fotógrafo del mundo en 2016 en el portal Fearless Photographers) nos muestra, por ejemplo, un esquema de varios círculos concéntricos en torno a la pareja durante la boda. El y su ayudante se mueven entre ellos, entran, salen y se colocan estratégicamente para dar dinamismo al reportaje. William Lambelet, al igual que Víctor, habla de la importancia del impacto visual de sus imágenes, del rigor en la composición, de dominar luz, de la limpieza de las imágenes, las líneas, los marcos, etc.

Victor Lax durante su taller © Eric Parey

Cosas de las ponencias de bodas. Casi todas, al parecer, tienen un ingrediente emocional como de motivación en plan coaching. Por ejemplo: “confía en tu karma” de Greg Finck, o “si tienes alma recréala” de Eric René. “No copies clichés, crea el tuyo” de Roberto Panciatici. Es algo que me llamó un poco la atención y lo consulté con A. Parro: “Esto no es producto nacional. Nuevamente, tiene que ver con la influencia de los fotógrafos norteamericanos y su forma de transmitir sus experiencias”. Yo no es que lo vea mal, tiene sentido y ayuda, sobre todo al principio, cuando estás buscando el camino. Luego, igual cansa un poco. En realidad es un mensaje que tiene su lógica y lo he escuchado en lugares alejados de las bodas como el seminario de Fotografía de Albarracín, pero de una forma quizás más castiza: “no pienses, dispara con las tripas”  de Miguel Oriola.

Roberto Panciatici © Eric Parey

Recuerdo que hace 12 años se vino a casar a España un primo mío que vivía en Estados Unidos y me sugirió que escribiera un texto y lo leyera en su boda, algo sobre nuestra infancia en común. Yo aluciné, no entendía nada. Y pasé de todo, claro. Pues bien, ahora es algo que ya hemos asimilado sin darnos cuenta y está presente en muchas de las bodas que fotografiamos.

Algo que puede diferenciar a unos fotógrafos de bodas de otros es la importancia que dan al aspecto fotoperiodistico al mostrar su trabajo. Porque claro, documentar la boda (algo que entiendo que ya hay que hacer de cajón) es una cosa, y hacer retratos o dirigir la escena cuando te vas con la pareja es como otro planeta fotográfico. Aunque las fotos documentales sean el 80-90% de las fotos que entregamos al cliente, en los portfolios que se hacen públicos para atraer clientes abunda el otro tipo de fotos, donde el fotógrafo controla la luz, el gesto, la composición, etcétera.

Grec Finck © Eric Parey

En un extremo podría estar la noruega Froydis Geithus, que reconoce que solo publica imágenes románticas en parajes hermosos. Fotos además con un postprocesado muy elaborado. Comenta cómo en pocos años ha encontrado los clientes sensibles a esas imágenes a través de una acertada estrategia con las palabras clave de los anuncios de Google y de segmentación de los anuncios de Facebook.

Aunque yo esté en las antípodas de sus gustos fotográficos, me gustó su planteamiento y la honestidad de su discurso. Tuvo además la valentía de ponernos varias de sus fotos en bruto para que viéramos el gigantesco cambio con el procesado y retoque.

En el otro extremo está la chilena Mónica Muñoz (The Wild Brides), que cita como referencias a Diane Arbus y Nan Goldin y que huye de los clichés románticos y pastelones como de la peste. Reivindica la importancia y la intensidad de la fiesta en una boda, le atrae la felicidad que las impregna. También habla de la necesidad de un trabajo personal paralelo al profesional de forma muy explícita: “Si comes bodas, cagas bodas”.

Hubo una ponencia de un elegante retratista, Luis Garvan. Otra de un colectivo de jóvenes fotógrafos de bodas, Gatos y Sirenas. Otra de un fotógrafo americano obsesionado, entre otras cosas, con experimentar los efectos de objetos pegados a la lente, Sam Hurd. También hubo una relativa al uso de herramientas SEO y Web, la de Tom Robak. Pero de lo que creo que merece la pena hablar más extensamente es del negocio, que de eso va también el congreso. Del precio de nuestros reportajes de boda.

La fiesta de la primera noche del congreso © Joselito Poch

En una pequeña sala junto al auditorio de las ponencias hay de forma paralela charlas más informales. Unai, de Mandragora Studio, habla de involución en nuestro mercado. Con la llegada de la tecnología digital, la saturación del mercado y la intención fotoperiodística a la fotografía de bodas, la rentabilidad por hora trabajada ha caído en picado. Muchas horas en la boda, muchos disparos, muchas horas de procesado. A todo esto se suma lo que él llama el “síndrome del niño malcriado”. A los novios se les dice que sí a todo. Antes de firmar el contrato principalmente, pero también después, ya que van a funcionar como promoción de nuestro trabajo.

Unai dibuja un panorama en España peor que en el resto de países europeos, aunque en cuestión de calidad puede que sea al revés. Habla de la necesidad de competir con dignidad y no con precio. De educar al cliente valorizando nuestro servicio, de controlar y diferenciar lo que uno se compromete a entregar y lo que son extras con los que sacar mayor rentabilidad. Resumiendo, de formarnos en el área empresarial.

Nos mostró unos cálculos con datos de medias que daban como resultado un rendimiento de 15 € por hora. El coste del encargo tomado como media fue de 1.500 € (incluyendo IVA, pero no álbum). Si a esto unimos todos los gastos y costes que implican ser fotógrafo profesional y recordamos que en torno a dos tercios del tiempo de trabajo de un fotógrafo se dedican a promoción, formación, marketing, contabilidad, labor comercial, etcétera, el temilla se queda bastante precario. Más datos: el porcentaje del presupuesto dedicado a fotos y vídeo en una boda en España es del 4%, 20% al viaje de novios y 12% al vestido. Por debajo de otros países.

Antonio del Marco Rojo © de Eric Peray

En la ponencia Antonio, de El Marco Rojo, también salió este tema. Primero habla de la pasión, que considera necesaria en esta profesión como motor interno y luego, a modo de rapapolvo, insiste en que tiene que estar equilibrada con la razón. Con valorizar que somos los encargados de generar los recuerdos de la boda. Dijo que en algunos países el presupuesto para fotografía es el primero o segundo de la boda en importancia.

Con A. Parro también hablé de esto. Me comentó que el futuro de este congreso pasa por abordar la formación en el terreno empresarial. Y que ya están en ello.

Durante el congreso se otorgaron tres premios, que en esta edición han ido a parar a:

Isabel Muñoz, Premio Nacional de Fotografía en 2016, fue una de las invitadas para enriquecer el congreso. Su principal interés es el ser humano y todas sus vertientes y matices, todos sus lugares oscuros o luminosos. Su trabajo nos muestra como odiamos (las maras de Centroamérica), como amamos (el baile), la injusticia (inmigración), nuestros lados oscuros (ritos sufistas), nuestra conexión con la naturaleza (los primates). Fue un recorrido por su trabajo alucinante que además acompañó con un video a modo de making of para meternos directamente en su forma de trabajar. Alguien le preguntó sobre su condición de mujer en la profesión: “Me encanta ser mujer y luchar en un mundo hecho por hombres. Ser mujer me ha permitido tener acceso a mundos, intimidades y miradas difíciles de alcanzar para un hombre”.

Chusico, presentador del evento, con M. Parr © Joselito Poch

Pero el invitado estrella del evento era otro. Durante la charla, conforme va haciendo un recorrido por su trayectoria Martin Parr nos habló de sus obsesiones. El curioso comportamiento de los seres humanos, el coleccionismo, los fotolibros. Sobre esto último apunta que los que escriben la historia de la fotografía no han entendido la importancia que tienen los fotolibros para los fotógrafos.

Después de día y medio a tope con la nueva fotografía de bodas la impresión que tuve al comenzar a ver sus fotos en la pantalla es la de un cambio de lenguaje radical. El aspecto formal, el primer impacto visual, no es la prioridad. Lo importante es lo que está pasando. Sin demasiadas concesiones plásticas. Es más, con imperfecciones, qué como él confiesa, le agradan. Las ve necesarias. Su técnica es muy sencilla, la que utilizó en sus encargos comerciales y aplica en sus proyectos personales. Flash directo montado en cámara y a recorrer el mundo con su mirada ácida e irónica. Y en color, claro.

M. Parr y Nacho Bueno © Pedro Etura

Algo que empecé a percibir durante la entrevista que tuve con él y que confirmé en la charla es que no está en absoluto al tanto de lo que hacen los fotógrafos de boda actuales. Algo que no debería ser ninguna sorpresa, nuestro mundo es en realidad muy pequeñito y tiene más carácter comercial del que creemos.

Esta circunstancia generó un pequeño e interesante debate entre los asistentes. O algunos trataron de explicar a Parr en lo que consiste el trabajo de los fotógrafos de boda actuales. Le animaron a que echara un vistazo a los principales portales, que quedaría impresionado. A mí me sonó un poco como los textos que hay en muchos de esos portales y webs de fotógrafos, orientados a barnizar y vender nuestros reportajes a los novios. Creo que hay unas cuantas cosas de las que pueden presumir los fotógrafos de bodas más premiados, pero no hace falta que nos vengamos tan arriba, que ni a BodaF, ni a este magazine van a entrar los novios. Hay algo en lo que sí estoy de acuerdo con Franck Boutonnet, uno de los que habló: “Nuestras fotos de bodas de hoy serán los clichés de mañana”

© Eric Parey

Quizás, no lo sé, había un buen porcentaje de asistentes que no conocían o entendían el trabajo de Martin Parr. A los fotógrafos de bodas que les ocurra esto y quieran conocer la esencia de Martin Parr les animo a que consulten el trabajo que le lanzó a la fama en los 80, ‘The Last Resort’. La mirada de Parr sobre la clase trabajadora inglesa de vacaciones. Pero sobre todo que lean textos que pongan en contexto esas fotos y la fotografía que se hacía entonces. Textos que hablen de la controversia que se generó con aquel libro. Eso sí que es ser un fearless photographer, ¡pardiéz! La presencia de Parr en este congreso seguro que ha sorprendido a muchos, y con razón. Yo creo que es buen síntoma de hacia donde podemos avanzar y además nos viene muy bien, por lo que felicito a la organización por esta apuesta.

Algo que no me puedo dejar en el tintero es la importancia que tiene para todos los asistentes al congreso el contacto con los compañeros de profesión y el compartir varios intensos días con ellos. Nuevas caras, viejos amigos, gente que solo conoces por las redes. Sin eso la agradable sensación que te queda al terminar no sería la misma.