Este otoño la exposición que no te puedes perder es, sin duda, la retrospectiva que la Fundación Mapfre ofrece sobre Bruce Davidson. Casi doscientas fotos muestran el trabajo de un autor cuya obra trasciende la mera documentación para mostrar su preocupación por el mundo, su empatía con los perdedores, los marginados, los que se merecen justicia. Te ofrecemos una guía para que disfrutes de este trabajo.
La fotografía humanista de Bruce Davidson llega a la sala Bárbara de Braganza de la Fundación Mapfre. La muestra, que hace un amplio recorrido por algunas de las series más conocidas de artista americano, se podrá disfrutar desde el 22 de septiembre al 15 de enero.
Bruce Davidson se define a sí mismo como fotógrafo humanista, y eso nos da muchas claves de cuáles son sus intenciones, donde sus intereses personales se entremezclan con los temas que trabaja, donde hay una confluencia entre esas preocupaciones sociales con los temas que fotografía, e incluso de su propia experiencia personal que, a través de la fotografía, nos trasmite sus estados de ánimo y sus preocupaciones. Davidson es un fotorreportero, pero llega más allá. Davidson no aplica un documentalismo en el que el fotógrafo se mantiene al margen mostrando la realidad como pudiera ser la línea de Walker Evans. Bruce sigue la corriente de Lewis Hine y busca provocar un cambio con su obra, influir en la realidad que fotografía. Pero sobre todo, se implica emocionalmente, se pone en el lugar del fotografiado y muestra una empatía que podemos distinguir en sus imágenes.

Nueva York, 1962 © Bruce Davidson / Magnum Photos
Más de cincuenta años quedan reflejados en esta muestra, repasando su amplia carrera, desde sus primeras series a sus últimos trabajos, ya metidos en los años dos mil. La exposición está comisariada por Carlos Gollonet, quien resalta que no estamos ante un autor de imágenes sueltas, por más que muchas de ellas han llegado a ser icónicas y reconocidas por el gran público, sino que su valor se puede apreciar en las series, y por tanto es así como se organiza la exposición.
‘Bruce Davidson’, que ya se pudo disfrutar en Barcelona y que tras su paso por Madrid llegará a Turín, Roterdam y Bilbao, recoge fotografía unicamente en blanco y negro, aunque el autor investigara también con el color en alguna de sus series. Está repartida en dos plantas, 150 imágenes de sus proyectos más representativos, distribuidos por orden cronológico, y que nos dan una visión muy amplia del trabajo de este impresionante autor.

© Bruce Davidson / Magnum Photos
La primera serie que se puede disfrutar es la referida al ‘Matrimonio Wall’ (1955), que realiza mientras cumple el servicio militar en Arizona. Davidson se topó con un anciano que conducía un viejo Ford y a quien pidió fotografiar: era John Wall, que, junto a su esposa Kate, acogió a Bruce Davidson desde ese momento.
Por primera vez crea un proyecto personal, desarrollado libremente y con la atención necesaria para transmitir un tema que en cierta manera pertenece a la experiencia privada del fotógrafo y que comparte con nosotros. Con unos contrastes exagerados de claroscuro y un delicado acercamiento a los planos más íntimos, la serie nos introduce en una cotidianidad narrativa, el devenir de los días a través de los pequeños hechos que se repiten monótonamente, en un espacio atemporal, que despide un halo melancólico muy presente en sus primeros años de trabajo.
En esta serie ya vamos a encontrar algunas de las características que son comunes al trabajo de Bruce Davidson, como son el valor de la serie en sí. “El valor de sus imágenes no reside sólo en la fotografía individual, como pudiera ser el caso de Cartier Bresson, sino que la fuerza de su trabajo reside en su conjunto”, destaca Carlos Gollonet. “Unas imágenes se refuerzan a otras por yuxtaposición, creando unas metáforas visuales que él va estableciendo y que en el conjunto de la serie adquiere su significado”.
Otro característica de la fotografía de Bruce Davidson son los temas que trata y que ya podemos apreciar desde esta primera serie. Se ocupa de perdedores, gente marginal y que no habían protagonizado la imaginería hasta ese momento. Algo se había visto en fotoperiodismo, pero no con el tratamiento que Davidson le da, y por supuesto, no en revistas o museos. A partir de los 60, Davidson se centra más en comunidades, como en bandas callejeras o como en ‘Calle 100 Este’.
También podemos apreciar en este trabajo otra de sus características: Bruce Davidson consigue un alto grado de intimidad con aquellos a los que fotografía. Incluso en estos grupos casi marginales e incluso peligrosos que él fotografía, llega a conseguir un grado de naturalidad que no es habitual en este tipo de fotografía. “Eso es fruto de la personalidad de Davidson, de su carácter, la bohonomía, que le lleva a trabajar con esa comunidad a veces durante años”, destaca el comisario.

© Bruce Davidson / Magnum Photos
La siguiente serie que podemos observar en la exposición es ‘La viuda de Montmartre’, (1956). Es un trabajo que realiza un año más tarde, cuando Bruce Davidson tenía 22 años, tiempo en el que fue destinado a un campamento militar aliado cercano a París, donde conoció a Madame Margaret Fauché, viuda de un pintor impresionista de segunda fila Léo Fauché, que había conocido a todos los protagonistas del movimiento.
Davidson la visitó durante meses cada fin de semana y la retrató en un ambiente suspendido en el tiempo, en su pequeño y atestado apartamento lleno de recuerdos o en sus paseos por los parques parisinos. De nuevo, y es algo que confirma su manera de trabajar desde entonces, se enfrenta a un tema que lo afecta emocionalmente, y que le permite poner en práctica su ideal humanista, su manera de relacionarse con el otro a través de la fotografía.
Una de las características que diferencia a Bruce de otros fotógrafos de prensa o de revistas es que siempre quiso guardar su independencia, por ello se une a la agencia Magnum. Life le ofreció, con sólo veinticuatro años, incorporarse a la revista como fotógrafo asociado, lo que le hubiera resuelto la vida, pero él rehusó por los problemas que otros fotógrafos como Eugene Smith habían tenido anteriormente. Las revistas podían cortar las imágenes, cambiar el sentido de la mismas con un texto y manipular sin empacho. Y por eso él decide integrarse en la agencia Magnum por ser una cooperativa, fundada dos años después de la guerra, y donde encuentra un ambiente de camaradería con grandes fotógrafos como Cartier Bresson, que fue quien le invitó a unirse a la agencia, o Robert Capa. Era un ambiente que, desde luego no encontró en las revistas donde había una lucha constante por conseguir publicar.
En cambio en Magnum hay bastante libertad para realizar algunos reportajes, para trabajar en los temas que le interesaban y, además, conservar los derechos sobre sus fotografías, algo que no era habitual en las revistas.

Jimmy Armstrong, Palisades, Nueva Jersey, 1958 © Bruce Davidson / Magnum Photos
Recién incorporado a la agencia Magnum, Bruce Davidson realizó una de sus principales series, cuando visitó el circo Clyde Beatty, uno de los circos más importantes de Estados Unidos, en el que actuaban algunas de las grandes figuras de la historia del circo americano. En ‘El enano’ (1958), Davidson no se centra en la vistosidad ni en las proezas de los protagonistas que llenan los carteles del circo, sino en las actividades cotidianas que realizan los artistas y trabajadores en la trasera del circo y, especialmente, en la vida de Jimmy Armstrong, un payaso enano, trabajador incansable, hombre para todo, además de divertir a los niños con sus disfraces y bromas. El sentimiento de soledad y aislamiento, junto al clima de respeto y humanidad que se desprende en estas fotografías trasciende la mera documentación.

Brooklyn, Nueva York, 1959 © Bruce Davidson / Magnum Photos
Otro de sus trabajos más populares nace cuando Bruce Davidson leyó en la prensa un artículo sobre una reyerta entre dos bandas callejeras en Brooklyn y contactó con ellas. Davidson tenía 25 años y los de la banda unos 17. Después de pasar algún tiempo con estos jóvenes, se ganó su confianza y empezó a sentir cierta empatía hacia ellos. ‘Bandas de Brooklyn’ (1959) no trata de trifulcas callejeras, sino de un profundo retrato de la tensión emocional, los problemas de abuso y abandono de estos chicos adolescentes en un barrio marginal. En el relato de Davidson, la conquista de la autoestima, los problemas de comunicación, la dependencia del grupo y la creación de núcleos familiares sustitutorios están observados de forma admirable.

Coney Island, Brooklyn, Nueva York, 1959 © Bruce Davidson / Magnum Photos
Davidson no es un fotógrafo de calle en el sentido tradicional pero tampoco es un fotoperiodista convencional, y en esta serie encontramos características de ambos estilos. En ‘Coney Island, Nueva York’, (1959) la mirada ágil de su Leica, que permitía una visión mucho más discreta, rápida e intuitiva, hace que esta serie tenga más acción que las anteriores, con toques gruesos y expresionistas. Un estilo más gestual, una mirada fugaz, parcial y transitoria que, al estilo de Robert Frank, estaba aportando una nueva complejidad a la fotografía.

Londres, 1960 © Bruce Davidson / Magnum Photos
Bruce Davidson conocía sin duda algunas imágenes del extraordinario retrato de la sociedad inglesa que el fotógrafo Bill Brandt hizo en su conocido libro ‘The English at Home’ (1936). En el trabajo de Davidson ‘Inglaterra/Escocia’ (1960) también encontramos todos los estratos de la sociedad británica, a veces mediante retratos individuales claramente identificativos de sus profesiones, o más genéricos, como las imágenes que muestran la clase trabajadora británica en sus días de descanso en la playa. En ellos es también evidente la fuerte estratificación social del país y el claro choque cultural que supuso para Davidson el encuentro con un país donde aún eran visibles los vestigios de la guerra mundial.
En estas escenas callejeras es donde se puede atisbar un recuerdo más claro de la clásica manera de fotografiar de Henri Cartier-Bresson. Sin embargo, en otras fotografías con un fuerte contraste de negros, un evidente granulado y una densa atmósfera creada, muestra una fotografía más innovadora y personal.
La década de 1960 supuso un punto de inflexión en la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos y el inicio de uno de los períodos más convulsos de su historia social contemporánea. Cuando hizo ‘Tiempo de cambio’ (1961-1965), Bruce Davidson acababa de recibir una beca Guggenheim con un proyecto acerca de la situación de la juventud en América y, a la vez, un encargo de The New York Times para cubrir los Viajes por la Libertad, de modo que, de la noche a la mañana, se subió a un autobús lleno de jóvenes voluntarios –protegidos por la Guardia Nacional– que salió de Montgomery (Alabama) con dirección a Jackson (Mississippi). Iban dispuestos a luchar por los derechos civiles: todos sus integrantes fueron arrestados al llegar.

Birmingham, Alabama, 1963 © Bruce Davidson / Magnum Photos
En conjunto, estas fotografías tienen un enorme valor histórico: son un documento imprescindible para entender la constancia e importancia que supuso aquella lucha para conquistar finalmente la igualdad de derechos. Las primeras fotografías de la serie tienen la inmediatez, la urgencia que describe una situación de la que hay que informar sobre la marcha. Son, de hecho, las más fotoperiodísticas que encontramos en su obra. Pero, tras el encargo del NY Times para hacer un reportaje, tras conocer esa realidad a la que hasta entonces era ajeno, regresará durante cinco años a fotografiarla, lo que le da una dimensión superior al fotoperiodismo inmediato. Esta es una forma de proceder que influirá en muchos fotógrafos de las siguientes décadas.

Almería, España, 1965 © Bruce Davidson / Magnum Photos
Entre 1961 y 1965, Davidson realizó muchos viajes para cubrir encargos. Estos fueron unos años muy intensos de actividad, y también de extraordinaria creatividad. Viajó y realizó reportajes sobre otros lugares del mundo, como Oaxaca en México o Sicilia en Italia. También vino a España, donde debía cubrir el rodaje de una película bélica, ‘Mando perdido’ protagonizada por Anthony Quinn y Alain Delon que se rodó en Málaga y Almería. Durante las escenas de batallas aparecían niños por todos lados que se tiraban al suelo imitando a los soldados muertos, y que provenían del barrio almeriense de La Chanca.
Otro de los reportajes más interesantes de estos años fue el que realizó sobre The Loop, el metro elevado que recorre el centro de la ciudad de Chicago. Hay visiones inéditas de Davidson, y también sorprende por el empleo de algunas estrategias de la fotografía de calle, de las situaciones inestables y fragmentarias que toma. En Los Ángeles, Davidson tiene la mirada de un extraño sorprendido e intenta comprender ese mundo diferente a través de su cámara con una visión más áspera e irónica de esos paisajes inhóspitos y estos personajes un tanto raros.

Gales, 1965 © Bruce Davidson / Magnum Photos
En Gales, Davidson se interesó por la zona minera del sur. Conocía y admiraba los trabajos que habían hecho una década antes W. Eugene Smith (1950) y Robert Frank (1953) sobre los mineros y es posible percibir rastros del trabajo de ambos, tanto la empatía de Smith con los trabajadores como la poética forma narrativa de Frank.

Calle 100 Este, Harlem, Nueva York, 1966-1968 © Bruce Davidson / Magnum Photos
‘Calle 100 Este’ (1966-1968) es probablemente el proyecto más conocido de Bruce Davidson. La serie se expuso en el MoMA al año siguiente de finalizarla y el libro resultante se convertirá en uno de los más influyentes de la década. Se aproximó a esta zona maldita, conocida como Spanish Harlem o El Barrio, con la misma afinidad y dedicación mostrada en ‘The Brooklyn Gang’ o en las fotografías sobre la lucha por los derechos civiles, pero ahora con un sentido más pronunciado de su responsabilidad hacia el tema, que enlaza con las intenciones reformistas y sociales del fotógrafo Lewis Hine.
El barrio en el que se adentra Davidson se había convertido en un gueto, y como tal lo retrata. La descripción es tan completa, abarcadora e intensa que vamos penetrando paso a paso en un mundo de negros y latinos que permanecían invisibles para el mundo exterior. Su aproximación no es ni moralizante ni sensiblera. Es fruto de la compenetración y complicidad entre fotógrafo y retratado, verdadera clave para que esa gente se presente ante la cámara con su humanidad intacta. En esta ocasión Davidson cambia de estrategia y utiliza una cámara de gran formato, obteniendo como resultado retratos a medio camino entre la instantánea y el retrato posado. Las cualidades de un negativo más grande y el uso del flash aumenta también la riqueza descriptiva y la precisión.

Bessie Gakaubowicz, Cafetería Garden, Nueva York, 1973-1976 © Bruce Davidson / Magnum Photos
Mientras Bruce Davidson realizaba un documental sobre Isaac Bashevis Singer, ambos solían encontrarse en una cafetería del Lower East Side, la ‘Garden Cafeteria’ (1973-1976) que el escritor frecuentaba regularmente. Los clientes que allí se reunían eran judíos que habían llegado a Nueva York después de la guerra, algunos supervivientes del holocausto y vecinos que se conocían de toda la vida en el barrio.
Davidson, también judío y cuya familia provenía de Polonia, como la de Singer, sintió cierta proximidad con estos personajes, a veces solitarios y marcados por un pasado terrible, que le contaban la historia de sus dolorosas vidas en las innumerables visitas que hizo a partir de entonces a esta cafetería para charlar con ellos y fotografiarlos. Ahora, con una cámara pequeña, pero con trípode y flash de nuevo, consigue traer a los personajes a un primer plano. Lo interesante de estos retratos individuales es que son, a la vez, corales. En ellos se van superponiendo las historias personales, las tristezas compartidas, las memorias de un pasado común distante, creando un ambiente denso, como detenido en el tiempo.

Metro, Nueva York, 1980 © Bruce Davidson / Magnum Photos
En los años 80 realiza una nueva y sorprendente serie, ‘Metro de Nueva York’, (1980) que nada tiene que ver con otros trabajos realizados en el metro neoyorkino anteriormente. Es ampliamente conocido el proyecto de Walker Evans ‘Many are Called’ publicado en 1966. Salvo por la innovación y el riesgo, no hay más puntos en común con la obra de Bruce Davidson, de ahí que sea interesante la comparación. Parte del atractivo de las fotografías de Evans estriba en que disparaba a ciegas, pues estaba prohibido fotografiar en el metro y escondía una pequeña cámara de 35 mm en su abrigo, por tanto todos los retratados son ajenos al hecho fotográfico.
Davidson, en cambio, iba pertrechado de cámaras y accesorios que lo delataban: como siempre, había pedido permiso a las autoridades para realizar el trabajo y casi siempre preguntaba a las personas a las que iba a fotografiar. Davidson se recrea en el ambiente claustrofóbico del metro; y su estilo, un tanto invisible en las décadas anteriores, pasa a tener una presencia dominante, incluso beligerante.

Central Park, Nueva York, 1992-1995 © Bruce Davidson / Magnum Photos
Cuando fotografió por primera vez Central Park en 1960, estaba inmerso en la serie ‘Brooklyn Gang’, y por encontrar la tranquilidad que ese proyecto tan tenso y absorbente no le permitía, fue por lo que se dedicó a fotografiar la naturaleza y los espacios abiertos del parque. Más tarde, entre 1992 y 1995, volverá a centrarse en ‘Central Park’ (1992-1995) como tema principal de una manera consciente e intencionada. Bruce Davidson, que aún vive a unas manzanas del parque, estaba acostumbrado a pasear por él, de modo que también fue testigo del enorme cambio sufrido en los últimos años: pasó de ser un lugar peligroso a una auténtica reserva natural en medio de la ciudad. Exploró el parque con la ambición del naturalista: fotografió árboles, animales y personas, tanto los visitantes como los residentes (los sintecho que se refugiaban allí). Con su habitual pasión, dedicación y paciencia, visitó el parque a diario durante estos años, de día o de noche y en todas las estaciones del año, realizando un completo registro visual y metafórico de este microcosmos que es Central Park.
En las dos últimas décadas, Bruce Davidson centra todo su trabajo personal en el tema de la naturaleza, que, a modo de trilogía, continuará en los espacios que lo natural comparte con la ciudad, en París y Los Ángeles.Estos son los dos proyectos, ‘Naturaleza de París’ (2005-2006) y ‘Naturaleza de Los Ángeles’ (2008-201) que cierran esta intensísima vida dedicada a la fotografía con más de cincuenta años continuados de trabajo. Cuando los realizó ya estaba entrado en los setenta años, pero parecía contar con la misma energía, jovialidad y ganas de aprender que tenía de joven y que aún hoy mantiene cuando trabaja en el Museo de Historia Natural, próximo a su casa.

Ruyon Canyon Road, Los Ángeles, 2008-2013 © Bruce Davidson / Agencia Magnum
Estas fotografías últimas no tienen un plan preconcebido, salvo el de seguir indagando en la relación de los espacios urbanos y la naturaleza. Están realizadas para el propio disfrute, para el descanso del ojo entrenado y curtido en los temas más comprometidos, para encontrar significado en los pequeños detalles y descubrir revelaciones inesperadas en estos elementos naturales. En estos proyectos Davidson trabaja con una cámara Linhof de gran formato y una Hasselblad, a veces con un gran angular que hace más irreal un paisaje ya de por sí desconcertante y hostil, como en el caso de Los Ángeles.
En la exposición también hay unas vitrinas en las dos salas en las que se divide la exposición que nos muestran para qué fotografiaba Davidson. En esas vitrinas vemos unas revistas donde se publicaron algunos de sus trabajos. Hay que tener en cuenta que las revistas ilustradas eran la única manera de ver el mundo para la mayoría de la gente antes de la llegada de la televisión. El papel de estas revistas era fundamental en las sociedades más desarrolladas. Revistas como Life o París Match tenían una difusión inmensa y eran uno de los pocos medios de ganarse la vida para muchos fotógrafos. Davidson fundamentalmente trabajó para ellas como lo hicieran Rober Frank, Avedon o Winogrand. En la exposición veremos revistas de la época con el primer reportaje que hiciera Bruce para una publicación cuando todavía era un estudiante.
Estas publicaciones nos van a dar muchas pistas de cómo era su trabajo y cómo era el mundo de fotorreportaje en aquellos años. Muchas veces Davidson no realizaba proyectos basados en un encargo, sino que los bhacía por un interés más personal y luego los intentaba vender a una revista. Por ejemplo, su trabajo sobre Brooklyn lo propuso a Life pero esta revista no se lo compró porque trataba de dar una imagen positiva de la sociedad americana. Le preguntó a Davidson que dónde estaba la esperanza, a lo que contestó que no la había. Al final lo publicó Esquire e incluso se expuso en el MoMa.
También podremos ver series como ‘Holiday’, que eran de encargo. Esos trabajos son hechos para sobrevivir y no son los más interesantes. Bruce Davidson se sirve de la fotografía comercial para poder realizar su fotografía más personal. Esta forma de trabajar la mantuvo hasta que las ventas en galerías, mucho más adelante, lo liberaron de estos encargos. De hecho, hasta los años 90 no estuvo representado por una buena galería. En cambio, hoy es reconocido como uno de los grandes fotógrafos del s. XX, cuya estela se puede apreciar en muchos autores del documentalismo actual.