El segundo encuentro de profesionales de fotografía que convoca anualmente el portal de bodas flechaenblanco se ha celebrado en la sierra madrileña hace unos días. Esta web es una singular iniciativa que arrancó en 2017 con el objetivo de definir y valorizar lo que llaman fotografía documental de bodas. Allí ha estado Nacho Bueno Gil que reflexiona sobre esta manera de entender la fotografía social en esta crónica.
La segunda edición del “Meeting Flecha” que organiza la web flechaenblanco ha tenido lugar el 9 y 10 de enero en El Escorial. Allí se han reunido 90 profesionales de la fotografía de bodas en un ambiente de ponencias, charlas informales con compañeros del gremio y algo de fiesta.
Hay otros eventos anuales similares a nivel nacional, con algunas diferencias de tipo organizativo, tamaño o en cuanto a matices en el tipo de ambiente que te encuentras. Al igual que en otros portales dedicados a la fotografía de bodas, en flechaenblanco un jurado que va rotando entrega premios a lo largo de todo el año a los miembros de la comunidad (cuenta con 145 miembros en estos momentos) que se presentan. Al final deñ año hay premios anuales a los que más asignaciones han acumulado. También tienen su cuenta de Instagram y acumulan más de 20.000 fotos etiquetadas con el hastag #flechaenblanco.
Desde hace dos años, flechaenblanco, más que otros portales, hacen especial hincapié en la formación continua, a través de contenidos, reflexiones o fotografías compartidas en alguno de sus grupos de Facebook. (unos son públicos y otros internos de la comunidad). Pero lo que hace especial a esta web y la diferencia de todos las demás es la apuesta por las imágenes que recogen momentos que respiren espontaneidad el día de la boda, dejando de lado fotografías en las que la dirección de la escena por parte de fotógrafo se hace más evidente. Esa es la filosofía de la que parten.

A ver, sabemos que no hay una línea precisa que separa ambas formas de fotografiar, ya que la actitud del fotógrafo y alguna que otra indicación pueden dar lugar a una imagen de apariencia espontánea el día de la boda. Ellos no se quieren poner exquisitos con dónde está esa línea o qué hacemos con las fotos que pudieran ser parcialmente dirigidas y no lo parecen. No merece la pena, es absurdo. A estas alturas de la película ya está bien asumido que buscar la foto que refleje al 100% algo auténtico no tiene mucho sentido. La simple elección del encuadre por parte del fotógrafo, por ejemplo, ya se puede considerar una intervención sobre la realidad.
Por eso prefieren hablar de fotografía documental, un concepto amplio que se centra en una intención narrativa, en lugar de fotoperiodismo. Resumiendo, las fotos que quedan fuera de lo que flechaenblanco valora y premia son principalemente las del reportaje de pareja, las más abundantes en la red y que muchas veces se realizan fuera del día de la boda. Una búsqueda con el término “fotografía de boda” en google puede dar una idea de a lo que me refiero.
Antes de referirme a las ponencias del evento, que tienen miga porque, en buena medida, reflejan la situación del sector, voy a insistir un poco con la propuesta de flechaenblanco porque yo creo que viene a ocupar un espacio que la evolución del sector venía demandando.

Pongámonos en contexto. Hace ya como 10 o 15 años que llegó la intención fotoperiodística a los reportajes de boda. La tecnología digital y las cámaras de enfoque ultra rápido lo hacían posible. Ya había fotógrafos norteamericanos haciéndolo y el cliente lo demandaba cada vez más. La colección de posados de los álbumes clásicos era como la peste. Hace 2 años y pico escribí aquí mismo en clavoardiendo el artículo “viva el artificio, pardiez”.
Tal y como suena, nada que ver con la filosofía de flechaenblanco, en principio, ¿no? Bueno, son mis reflexiones después de tres años haciendo reportajes de boda y observando el ambientillo. El discurso en torno a los momentos auténticos de la boda y el fotoperiodismo estaba muy generalizado y vendía muy bien. Pero me llamó la atención que en las fotos que acompañaban al discurso predominaban los posados románticos de pareja. Y claro, resulta que es ahí donde el fotógrafo elige con calma la luz, localización, encuadre, gesto, etc. y donde tiene más opciones de sorprender al espectador visualmente.
En aquel artículo reivindicaba la posibilidad de interpretar el artificio más allá del posado romántico, pero eso ya no viene al caso aquí. Flechaenblanco quiere marcar distancias definitivamente con ese tipo de fotos que empiezan a estar muy trilladas y valora la rapidez, intuición y destreza al buscar momentos en el fragor de la boda.

Las ponencias:
El cóctel de contenidos es jugoso, la gente tiene que salir del evento con la sensación de haber recibido un empujón creativo o por lo menos con las pilas cargadas de cara a la nueva temporada. Se habló de negocio y marketing, del mundo fotográfico más allá de los reportajes de boda, de lo inspirador que puede resultar el trabajo de algunos miembros de flecha en blanco.
Vamos con el negocio. En la primera ponencia Víctor Martí, uno de los miembros de El Marco Rojo habla de su experiencia como fotógrafo de bodas de destino. De cómo ha llegado a ser conocido en el extranjero y de los pros y los contras de viajar. Me parece interesante destacar su perspectiva del mercado nacional habiendo conocido lo que hay en el extranjero. El asunto no es muy optimista.

Comenta que el nivel de los fotógrafos españoles es muy destacado pero que no se corresponde con los precios que cobran por sus reportajes. Hay un problema cultural de respeto al trabajo del fotógrafo. También muchas veces de escasa autovaloración por el propio fotógrafo, que en realidad es hablar de lo mismo. “El que hace más daño es el que realiza un buen trabajo y lo cobra a 1000€” Pronunció una frase que volvió a aparecer más tarde en otras ponencias: “No somos artistas, somos empresarios”.
Leire Ramos e Izaskun Arenas hablaron de “técnicas de venta enfocadas a la novia”. El tema comercial puede ser peliagudo, no tiene mucho que ver con ser buen fotógrafo. Ya se sabe, transmitir seguridad y confianza en una conversación con los novios, venderte sin que resulte agresivo. Lo que más me impacto fue la fórmula 60/90. Lo explican: “En los primeros 60 segundos de conversación el cliente se forma el 90% de la opinión de sobre ti”.
La ponencia de Marian Duven aportó la componente emocional y de motivación al evento. Un poco en plan coaching. Cuestiones que yo creo que ayuda a despejar la cabeza de la maraña que nos montamos en la cabeza y a identificar lo que es esencial. Al final y con la inyección de energía y clarividencia en la cabeza, nos hizo a modo de ejercicio pensar durante 5 minutos y escribir en un papel las prioridades y objetivos a realizar próximamente para preparar la nueva temporada. Parece una chorrada pero por alguna extraña razón funciona.

No puedo dejar de citar el momento musical “venga todos arriba, a saltar, a desfogarse”. Oye, que está muy bien, cada uno se lo toma según su temperamento de forma diferente. Mi temperamento me pidió sacar el móvil y grabar a un colega mío saltando delante mío. Traté de no sacar demasiado el contexto, para darle ese puntito surrealista que me encanta al momento. Fue maravilloso. Estos eventos también son para disfrutar con compañeros que igual ves 3 veces al año, que carajo.
Si alguien está pensando que menuda ñoñería, esperad un momento, no vayáis tan deprisa. Recuerdo que hace unos años, tras su actuación en el Teatro del Mercado de Zaragoza, Leo Bassi nos sacó a todos los espectadores a la calle y nos hizo gritar al unísono como si no hubiera un mañana. Sublime. Eso si, él iba en calzoncillos y el momento tenía también otros matices.
Mostrar trayectorias fotográficas ajenas a las bodas es justo y necesario, nuestro deber y salvación, en este tipo de eventos. Como el aire fresco. Estela de Castro confesó de entrada que trabajó un tiempo en bodas pero que actualmente es algo que detesta. Nos habló de la aventura en la que se embarcó hace unos años. Retratar a los grandes maestros de la fotografía española, lleva ya 95. Luego a partir de ahí surgió su proyecto PHES (Fotografía Española Solidaria) a través del cual, con la obra decida por ellos, recauda fondos para ONGs del ámbito de los refugiados y la asistencia en zonas de conflicto. Apuesto a que se agotaron los libros que trajo.

Jorge Miguel Jaime trabaja las dos bandas. Bodas y proyectos personales. Empezó con un “shootting” (lo que viene a ser una sesión de fotos) para mostrar como coloca los flashes en diferentes circunstancias de una boda. Ceremonia, fiesta… puede haber hasta 3. El trabaja de esa forma, que no es la más habitual. Luego nos mostró proyectos motivados por sus inquietudes personales. Mucho reportaje documental (El Rocio, La Rapa das Bestas de Sabucedo, Etiopía…) Aunque a mí lo que más me gustó fue sus “sombras” en las que quedan evidentes sus referencias a fotógrafos japoneses (Moriyama, Fukase…)
Andrea Chame es antropóloga, fotógrafa documentalista y profesora en la Universidad de Buenos Aires. Dió una charla teórica sobre lo que es la fotografía documental y como se construye. Madurar una idea, darle forma y sentido, terminarla. Hubo una pregunta bastante pertinente al terminar: ¿Cómo valora la habitual mezcla de B/N y color en la mayor parte de los reportajes de boda? Para A. Chame si hay una justificación narrativa es aceptable. Mucho me temo que casi siempre la justificación es visual y en cada foto por separado. Lo que al final el profesional valora es si ayuda o no a vender el trabajo y atraer nuevos clientes. Volvemos a lo mismo. No somos artistas, somos empresarios. Me da que con lo de los términos en inglés ocurre algo parecido. No sé, ahí lo dejo.
Marina Ovejero pertenece a la comunidad Flecha en blanco desde el principio y ganó el concurso anual en 2017. Su trayectoria, con sus rupturas, revoluciones y éxitos puede ser inspiradora para muchos. Nos mostró ese momento de la película Smoke en el que el personaje interpretado por Harvey Keitel muestra a un amigo un particular álbum fotográfico en el que está trabajando. Me quedo con eso y con su despedida: “la fotografía te hace bien al alma”
La ponencia de Fran Montoro quizás era la gran guinda del pastel, oí hablar bien de ella, pero me la perdí.

La organización entregó los premios correspondientes a 2018 en las diferentes categorías:
- Premio Fotógrafo del año 2018: Marga Martí
- Premio Foto del año 2018: Iván Pujol
- Premio Mejor boda 2018: Nikhol Esteras.
- Premio «Antonio Quijorna» a la trayectoria: Tomás Avis
No he dicho mucho sobre la fiesta, ingrediente indispensable de este y otros eventos cuando llega la noche. Me limito a mostraros con este documento fotográfico lo auténtico de nuestras juergas. En el gremio de las bodas, damas y caballeros, cuando nos ponemos lo pasamos pirata.

