Más y más expos que se acumulan. Y las vacaciones son un buen momento para verlas antes de que desaparezcan. ¿Te las vas a perder?

¿Harto de polvorones, villancicos y familiares? ¿Necesitas desintoxicarte con buena fotografía? Aquí te proponemos algunas exposiciones de las que no te puedes perder en este cambio de año.

‘Carrie Mae Weems. Un gran giro de lo posible’

  • Foto Colectania y en el centro KBr Fundación MAPFRE, además de en la Capella (MACBA). Barcelona.
  • Hasta el 15 de enero.

Exposición monográfica comisariada por Elvira Dyangani Ose. Carrie Mae Weems ha desarrollado su carrera desde principios de los años 80 en torno a la reformulaciónde la identidad de la comunidad afroamericana y las mujeres, de la historia y la lucha contra la violencia. Lamuestra, una de las más amplias que de la autora se ha realizado hasta la fecha en nuestro país, recorretoda su trayectoria y combina en su montaje un planteamiento cronológico y conceptual.

Las obras de Weems se pueden contemplar a la vez en tres espacios de la ciudad condal, el propio centroKBr de Fundación MAPFRE, Foto Colectania y el MACBA Museu d’Art Contemporani de Barcelona. Estagran retrospectiva es así el resultado de una fructífera cooperación creativa entre estos destacados agentesculturales de Barcelona, que unen esfuerzos generosamente para mostrar al público la obra de una de lasartistas más relevantes en el ámbito internacional.

Artista multidisciplinar, Carrie Mae Weems (Oregón, 1953), es conocida sobre todo por su trabajofotográfico, que desarrolla desde hace cerca de cuarenta años. La exposición revisa cronológica yconceptualmente toda su obra y pretende subrayar que la autora aborda esta práctica como una adelantadaa su tiempo y proyecta siempre sus imágenes hacia el futuro con un incansable sentimiento de esperanza.

Las primeras fotografías que realiza se centran en sus familiares y amigos para desarrollar poco a poco unavisión más amplia que cuestiona la historia y los estereotipos al tiempo que se pregunta por los que ejercenel poder sobre aquellos que no pueden defenderse. Weems habla sobre la violencia ejercida de formadeliberada, tanto hacia las personas de color, comunidad a la que pertenece, como hacia el mundo engeneral. Pero en su obra de contrastes, también hay lugar para las escenas de intimidad y de amor.

La exposición, compuesta por más de veinte series y una instalación especifica, abarca más de cuatrodécadas de práctica artística, desde 1978 hasta 2022, al tiempo que incide en la metodología de trabajo dela autora, quien trata frecuentemente, en algunas de sus imágenes más polémicas, temas como el género,la raza, la sociedad de clases o cuestiones políticas. A través de su obra, Weems establece diálogos connumerosas comunidades con la intención de conectar diferentes generaciones basándose en influenciascomunes y un sentido recíproco de la responsabilidad.

La exposición hace un recorrido cronológico y temático a través de estas series. En la sede de FotoColectania, se podrán ver dos de sus trabajos más importantes: ‘The Kitchen Table Series’, 1990, y ‘And 22Million very Tired and Very Angry People’, 1989-1990 y el video ‘Meaning and Landscape’ ,2004. El resto delas series estarán en el KBr. Además, MACBA albergará la vídeo instalación ‘Lincoln, Lonnie, and Me’,2012.

© Steve Meisel

‘Steven Meisel 1993 A Year in Photographs’

  • Muelle de la Batería. A Coruña.
  • Hasta el1 de mayo.

‘Steven Meisel 1993 A Year in Photographs’ reúne imágenes realizadas por el fotógrafo a lo largo de doce meses de explosión creativa. Con entrada libre, recoge el trabajo de este maestro de la fotografía durante 1993, un año decisivo en su carrera, que despunta por su estrecha colaboración con Vogue, revista en la que llegó a firmar 28 portadas y más de 100 editoriales.

La exposición presenta más de cien retratos clásicos de hombres y mujeres del mundo de la moda y del cine como Linda Evangelista, Carla Bruni, Naomi Campbell, Hamish Bowles, Kyle MacLachlan, Claudia Schiffer, Jaye Davidson, Barbra Streisand, Marlon Richards, Isabella Blow, Amanda Harlech o Twiggy.

Steven Meisel, con un estilo aparentemente sencillo pero de gran sensibilidad, ha sido el artífice de algunas de las campañas publicitarias más aclamadas de la industria, con imágenes icónicas para Prada, Versace, Dolce & Gabbana, Valentino, Calvin Klein, Yves Saint Laurent y Zara.

© Joan Alvado

‘Os batismos de meia noite’ de Joan Alvado

  • Sala de Exposiciones do Pazo de San Marcos. Lugo.
  • Hasta finales de febrero.

‘Os batismos de meia noite’ es muestra resultante de la 10ª edición del Premio Galicia de Fotografía Contemporáne, premio del que Joan Alvado ha sido ganador. Alvado trabaja sobre conceptos vinculados a la espiritualidad ancestral de la cultura gallego-portuguesa. Sus fotografías, con una atmósfera idílica, dan rienda suelta a la cultura de ritos y creecias que aún perviven en las sierras arrayanas.

El proyecto se completa con objetos que el autor adquirió en su recorrido por el territorio, con fotografías tomadas con aparatos automáticos en las montañas atlánticas y con cuadernos con conjuros y responsos escritas por las personas que heredaron conocimientos atávicos.

El corazón montañoso del Alto Minho, en el norte de Portugal, es un territorio místico, donde el aislamiento del entorno natural ha moldeado las creencias de sus habitantes durante siglos. Aquí, la distancia con el más allá es estrecha, y entre la población se mantienen vivas prácticas espirituales que muchos creen que sólo sobreviven en la memoria de los libros: conjuros, personas capaces de comunicarse con los muertos, posesiones, rituales nocturnos de magia negra, un reguero de supuestas brujas diseminadas por los pueblos, sacrificios, exorcismos, apariciones, portales a otros mundos y un sinfín de amuletos y rituales paganos de magia blanca como forma de protección contra el mal.

Hoy en día, la población mundial se concentra en entornos urbanos superpoblados, donde la amalgama de orígenes conduce a menudo a la homogeneización cultural, la pérdida de valores y creencias autóctonos. La sociedad moderna, ahora ilustrada, exige explicaciones racionales, descreer del mito. Y, sin embargo, desde el principio de los tiempos, diversos fenómenos se suceden en torno al hombre sin que éste pueda darles una explicación racional. Los bautismos de medianoche es un ensayo fotográfico a medio camino entre la fantasía y el estudio etnográfico, fruto de un interés genuino por creencias que muchos se empeñan en clasificar como folclore del pasado.

La obra confirma la pervivencia de una visión única del mundo espiritual. Un legado de cultura popular transmitido de generación en generación en un lugar tan simbólico como la Serra da Peneda, una montaña donde las fuerzas de la luz y la oscuridad han librado batallas desde tiempos inmemoriales.

© Carlos Cánovas

‘Plantas y circustancias’ de Carlos Cánovas

  • Centro Niemeyer. Oviedo.
  • Hasta el 19 de marzo

La mirada serena de Carlos Cánovas (Albacete, 1951) llega a la Sala de Fotografía del Centro Niemeyer con casi un centenar de obras realizadas a lo largo de más de cuarenta años. El 21 de diciembre a las 18:00, el autor (y también comisario) de esta exposición ofrecerá al público asturiano su trabajo fotográfico sobre el mundo vegetal en cinco series de imágenes: ‘Plantas dolientes’, ‘Para una pared’, ‘Vida secreta’, ‘Paisajes recóndito’ y ‘Naturaleza y control’.

La muestra ‘Plantas y circunstancias’, que se podrá visitar hasta el 19 de marzo de 2023, recoge sus fotografías en relación con el mundo vegetal en esas cinco series que abarcan desde comienzos de los años ochenta hasta este mismo año 2022. Si bien gran parte de su quehacer pone el foco en aspectos relacionados con el territorio y sus transformaciones –las fotografías realizadas en el Bilbao postindustrial serían un buen ejemplo– su obra se detiene igualmente ante iconografías cercanas, lejos de toda grandilocuencia e inscritas en un tiempo poético propio. Las plantas de estas imágenes encuentran su razón de ser tanto en el contexto que las acoge como en la construcción cultural que predetermina la mirada que proyectamos sobre ellas.

“Al fotografiar plantas, he tenido siempre la sensación de que no hago más que responder a su llamada, intentando retener la emoción en un punto de equilibrio que no quiere eludir una condición poética”, asegura Cánovas.

En la serie ‘Plantas dolientes’ el autor desarrolla la idea de un nuevo episodio en el viejo enfrentamiento entre naturaleza y cultura. En “Para una pared” indaga en un reconocimiento romántico de la dejadez y el abandono. ‘Vida secreta’ se centra en un tratamiento más poético del tema de las plantas. ‘Paisajes recónditos’ recoge imágenes en las que la naturaleza impone sus leyes sobre lo urbano. Por último, ‘Naturaleza y control’ aborda el modo en que el hombre, a partir de situaciones banales, somete a la naturaleza en un intento por “civilizarla”.

La trayectoria de Carlos Cánovas se extiende a lo largo de casi cincuenta años en el ámbito de una fotografía de corte documental y poético. Su obra, singular desde sus inicios, incide en la profundización sobre el medio y en una toma de “conciencia del lugar”, expresión a la que Cánovas acude reiteradamente cuando trata de definir un quehacer alojado en el análisis de espacios habitualmente urbanos y, a menudo, indeterminados. Los suyos son lugares que convocan a una lenta y sosegada meditación.

© Txema Salvans

‘The Waiting Game III’ de Txema Salvans

  • Museo Universidad de Navarra. Pamplona.
  • Hasta el 5 de marzo.

Los viajes en furgoneta por la costa mediterránea, que Txema Salvans lleva realizando desde 2005, de Port Bou a Algeciras, han servido al artista barcelonés para retratar la espera a partir de una observación minuciosa y paciente. En ‘The Waiting Game III’ reflexiona sobre este concepto a través de la figura del perro guardián. La muestra es fruto de su participación en el programa de residencias artísticas Tender Puentes del Museo, en el que artistas contemporáneos se inspiran en la colección de fotografía histórica del MUN para crear obra nueva.

Tradicionalmente, el perro se ha representado cumpliendo una función instrumental, como sujeto retratado o como mero elemento ambiental. En el caso de Salvans, el motor inicial han sido piezas de José Ortiz Echagüe, Humberto Rivas, Alfonso Sánchez García, Rafael Sanz Lobato y Oriol Maspons, entre otros autores. Pero su propuesta ofrece una óptica diferente. “Abordo una imagen inscrita en la memoria visual y, sin embargo, poco representada desde la fotografía: la del perro que guarda la propiedad en ausencia de sus amos, en general encadenado, que pasa sus días tras una verja, un muro o una valla metálica vigilando”, señala el autor, que ha presentado la muestra acompañado por Valentín Vallhonrat, director artístico del Museo junto a Rafael Levenfeld.

En esta serie, la figura del perro le sirve para abordar la relación del ser humano con la naturaleza, “un ejemplo de sumisión que imponemos a nuestro entorno natural”. El artista se muestra impresionado ante esta dimensión de la espera: “Hay miles de perros atados a una cadena o encerrados en una pequeña parcela que pasan toda la vida sin otra expectativa que guardar la propiedad de sus amos. Es la espera más constante y más desesperanzada, aunque la domesticación del ser humano ha hecho a algunos animales sumisos a este tratamiento y están constantemente esperando la ocasión de cumplir la función que se les ha inculcado”.

Pero las imágenes no solo le permiten hablar de los perros, sino también de sus dueños, a pesar de no aparecer en las imágenes. “Mis fotos hablan más de sus dueños que de los perros; la arquitectura del espacio y todos los elementos que rodean al perro nos dan una gran cantidad de información”, apunta. No busca, en cualquier caso, hacer una denuncia explícita del maltrato animal. “Inevitablemente está implícita, pero lo que trato es de revisar la recurrencia de un paisaje mediterráneo con figura animal que, a pesar de los cambios tecnológicos y urbanísticos, es transhistórico de la función animal, que permanece vigente a pesar de los sofisticados sensores de movimiento y de la videovigilancia. El perro, hasta el momento, no tiene un recambio más productivo”.

Con ‘The Waiting Game III’, Salvans completa una trilogía que comenzó en 2005. La primera, dedicada a retratar la prostitución en carretera; y la segunda a de un tipo especial de pescadores que acuden a acequias, pantanos o puertos de la zona mediterránea, sin una pretensión real de pescar algo. “La espera, el denominador común del proyecto, es tal vez el componente temporal más constante de nuestras vidas. La espera no deja en nuestra memoria una marca tan fuerte como los actos que realizamos o que nos sobrevienen y, sin embargo, todos estamos siempre esperando algo. Todas las esperas son posibles y en todas hay un tiempo suspendido que está cargado de incógnitas”, explica el artista.

Otras cuestiones que atraviesan todos los trabajos son las decisiones en el plano estético. En este sentido, detalla las tres premisas clave que responden a su riguroso protocolo de trabajo para tomar las imágenes: “La distancia: las fotos están tomadas a una distancia del sujeto que permite mostrar el entorno y proteger la identidad del personaje. La distancia pone el acento en el contexto, en el paisaje. La luz: las fotos están tomadas a plena luz del día, nunca al atardecer o al amanecer. La luz dura refuerza el carácter desolador de las imágenes, así como la descripción rigurosa y la fragilidad de los sujetos. Y, por último, el momento: siempre se acciona el obturador en el momento de la espera, vaciando la imagen de todo display sexual o emocional, para acabar situando a los protagonistas en un anticlímax que remite a un lento y apesadumbrado devenir”.

En el desarrollo de estos trabajos, el propio artista se ha convertido en una suerte de profesional de la espera y de la búsqueda. “Yo también he esperado mucho y, a veces, como los perros, desesperanzadamente”. Hasta que, en uno de esos viajes, siguiendo distintas informaciones y desvíos, encuentra un premio en forma de situación que capturar con su cámara, siempre en gran formato y con trípode. “Supone una forma lenta de trabajar, lo que refuerza aún más estos rasgos conceptuales y estilísticos. El trípode aporta un sólido anclaje al lugar y al momento y proporciona la marca indeleble de que cada una de las decisiones adoptadas es conscientemente asumida”, revela.

© Jorge Ribalta

‘Todo es verdad. Ficciones y documentos (1987-2020)’ de Jorge Ribalta

  • Museo Universidad de Navarra. Pamplona.
  • Hasta el 12 de marzo.

La exposición ‘Todo es verdad. Ficciones y documentos (1987-2020)’ propone recorrer de forma ‘total’, la singular trayectoria artística de Jorge Ribalta (Barcelona, 1963). Tras su paso por la Fundación Mapfre, en Madrid, entidad coproductora de la muestra, esta adquiere una nueva significación en las salas del MUN. Incluye, además, Scrambling, el trabajo que el autor realizó en la Alhambra de Granada para el proyecto de residencia artística Tender Puentes del Museo.

“El espectador va a encontrar una gran variedad de registros fotográficos, desde imágenes construidas sobre tela emulsionada hasta algunas en color -predomina el blanco y negro-. Son trabajos de fotografía ficcionalizada o teatralizada hasta llegar al trabajo actual, con un discurso sobre el documento, para acabar con una parte en la que se mezcla lo documental con lo teatral”, explica el artista. En su presentación a los medios, ha estado acompañado por Valentín Roma, comisario de la exposición; y Valentín Vallhonrat, director artístico del Museo junto con Rafael Levenfeld.

La retrospectiva, que sigue un orden cronológico, recoge la biografía artística de un autor profundamente original, que ha dedicado buena parte de su camino profesional a la práctica artística en el campo de la fotografía, al comisariado, la gestión cultural, la crítica, la investigación y la edición. El recorrido se inicia en 1987 y llega en 2005 a un punto de inflexión: el paso de una fotografía ilusionista, que explora poéticamente el naturalismo, a una que aborda la reinvención de la fotografía documental y llega hasta el presente.

El cambio en su trabajo, el paso a la tradición más documental, surgió tras el Fórum de las Culturas, celebrado en Barcelona en 2004. “Este evento ha marcado la historia urbanística de la ciudad. Intento representar el paso de una ciudad industrial a la postindustrial. Es el elemento que desencadena cuestiones que vendrán después, como el estudio del campo cultural, el paso de un modelo económico a otro”.

En palabras del artista, la exposición ha supuesto “una reconciliación” con su trabajo anterior, “siendo fiel” a su posición actual, y una oportunidad para “problematizar estas oposiciones fáciles entre ficción y no ficción. También lo documental es una forma de ficción y la ficción una forma de representar la época. Hay dos tradiciones antagónicas, pero es más complejo de lo que podemos pensar”. El título, un homenaje al comisario y editor Julián Rodríguez, está inspirado en el conocido e inacabado documental de Orson Welles It’s All True (1941-1943): “En una época en la que se habla de que la fotografía ha muerto, de la posverdad y la posfotografía, se trata de defender que la gran aportación de la fotografía en la modernidad es el principio de realidad. Y, hoy más que nunca, en el actual contexto que lo pone en cuestión, precisamente la tarea es preservarlo”.

La muestra incluye la serie ‘Scrambling’, su participación en el proyecto curatorial Tender Puentes. Ribalta se inspiró especialmente en una obra de Charles Clifford, perteneciente a la Colección del MUN, escogida por Roland Barthes en su célebre libro La cámara lúcida.

“La serie, que parte de algunas fotografías de Clifford hechas en la Alhambra en un viaje que realizó el fotógrafo en la década de los 60 del siglo XIX, intenta mostrar cómo funciona el monumento. Considera que no es algo que pervive del pasado sino como una fábrica en la que intervienen todos los elementos que lo integran: seguridad, conservación, mantenimiento, explotación… El trabajo intenta visibilizar ese funcionamiento y está hecho, precisamente, cuando se restauró el sistema hidráulico del Patio de los Leones en el año 2011. Funciona como una metáfora, como si el monumento estuviera en una mesa de disección, con el vientre abierto, y vemos qué tiene dentro”, cuenta el autor.

La muestra, que reúne más de 600 fotografías, una pieza formada por cuatro proyecciones y tres vitrinas con documentos y otros materiales, como las fotografías originales de Clifford pertenecientes al MUN y que sirvieron de inspiración para Scrambling, no solo supone un viaje a través del quehacer fotográfico de Ribalta, sino que también da cuenta del pulso de la época en la que inscribe cada trabajo.

Autor desconocido, ‘Work scenes from the Krupp Works at Essen: wheel tire transport’ [Escenas de trabajo en los Talleres Krupp, Essen: transporte de neumáticos], 28 de octubre 1899.
© Historisches Archiv Krupp, Essen

‘Genealogías documentales. Fotografía 1848-1917’

  • Museo Reina Sofía. Madrid.
  • Hasta el 27 de febrero.

‘Genealogías documentales. Fotografía 1848-1917’, comisariada por Jorge Rivalta, parte de la reflexión de Walter Benjamin, apuntada en su ensayo ‘La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica’ (1936), acerca del surgimiento paralelo de la fotografía y el socialismo. Eso da pie a pensar que las ideas e iconografías utilizadas para representar la vida cotidiana de la clase trabajadora —las cuales constituirán en la década de 1920 el género documental, una forma específica de poética fotográfica y cinematográfica— ya estaban latentes o activas en la cultura visual de la década de 1840. La figura seminal del limpiabotas en ‘Boulevard du Temple’ [Bulevar del Templo, 1838], una de las primeras placas de Louis Daguerre, se puede entender como la primera aparición de la imagen del trabajador en la fotografía: el desencadenante del relato histórico en torno a las relaciones de clase y sus conflictos, eje del discurso documental que surgirá más tarde.

Esta exposición presenta una cartografía de prácticas relacionadas con la aparición y evolución de las representaciones de identidades subalternas —trabajadores, criados, proletarios, mendigos, desposeídos— desde el surgimiento de la fotografía hasta el cambio de siglo (más concretamente, entre las revoluciones de 1848 y la Revolución rusa de 1917), y dentro del marco que el historiador André Rouillé denomina el “imperio de la fotografía”: la irrupción de un nuevo régimen visual que se convirtió en instrumento para el sistema de la cultura burguesa, industrial y colonial en la segunda mitad del siglo XIX.

Estas figuras de subalternidad también se pueden entender como metáforas de la célebre y temprana condena con que Charles Baudelaire relegó la fotografía a una posición subordinada: la “criada de las artes”. La promesa democrática de la imagen fotográfica permaneció por mucho tiempo incumplida, pues se mantuvo durante casi un siglo como un instrumento en manos de la cultura burguesa y sus medios de representación. Por eso, los retratos de las clases populares y los subalternos fueron una irrupción accidental o marginal, una presencia involuntaria dentro de encuadres cuya intención era otra.

Ilse Bing. ‘Scandale, 1947′ Victoria and Albert Museum, Londres, legado de Ilse Bing Wolff
© Estate of Ilse Bing / Victoria and Albert Museum, London

‘Ilse Bing’

  • Fundación Mapfre. Madrid.
  • Hasta el 8 de enero.

Compuesta por cerca de 200 fotografías y diversos materiales documentales, la exposición, comisariada por Juan Vicente Aliaga, propone un recorrido cronológico y temático por la trayectoria de Ilse Bing a través de diez secciones: ‘Descubriendo el mundo a través de una cámara: los inicios’, ‘La vida de las naturalezas muertas’, ‘El cuerpo danzado y sus circunstancias’, ‘Luces y sombras de la arquitectura moderna’, ‘El bullir de la calle: los años franceses’, ‘La seducción de la moda’, ‘Estados Unidos en dos etapas’, ‘Revelaciones de la autoimagen’, ‘Retrato del tiempo’ y ‘Naturaleza en vivo’.

Ilse Bing (Fráncfort, 1899-Nueva York, 1998) nació en el seno de una familia judía acomodada. En 1929, y después de descubrir su vocación al preparar las ilustraciones para su tesis, abandonó la universidad para dedicarse por entero a la fotografía. Lo haría durante los siguientes treinta años, en una trayectoria artística y vital apasionante.

En 1930 se trasladó a París, donde compaginó su dedicación al fotoperiodismo con trabajos personales, convirtiéndose en poco tiempo en una de las principales representantes de las tendencias renovadoras de la fotografía que surgían en la efervescencia cultural del París de aquellos años. Ante el avance del nazismo, en 1941 se exiló en Nueva York junto a su marido, el pianista Konrad Wolff. Dos décadas más tarde, a la edad de sesenta años, abandonó su trabajo como fotógrafa y dirigió su creatividad a las artes plásticas y la poesía hasta su fallecimiento, en 1998.

La obra de Bing no puede ser adscrita a ninguno de los movimientos o tendencias de los que la artista se nutrió. Abarcó casi todos los géneros, desde la fotografía de arquitectura, el retrato, el autorretrato, los objetos cotidianos hasta el paisaje. La diversidad de estilos con la que lo hizo refleja su valiosa y personal interpretación de las diferentes propuestas culturales con las que se relacionó: la Bauhaus y la Nueva Objetividad de inspiración alemana, el surrealismo parisino y el dinamismo incesante de la metrópoli neoyorquina.

© Sara Cwynar, ‘Girl from Contact Sheet II’ 2013. Centre Pompidou, MNAM-CCI/Audrey Laurans/Dist. RMN-GP.

‘Visiones expandidas. Fotografía y experimentación’

  • CaixaForum. Madrid.
  • Hasta el 26 de marzo.

Exposición inédita que propone un recorrido por la fotografía experimental en colaboración con el Musée National d’Art Moderne – Centre National d’Art et de Culture Georges Pompidou de París. Se sumerge en esta rama de la fotografía que han practicado numerosos artistas y profesionales de múltiples disciplinas y lugares.

Lejos de una lectura lineal y cronológica, ‘Visiones expandidas. Fotografía y experimentación’ propone un recorrido de experimentación fotográfica desde comienzos del siglo XX hasta nuestros días, y pone en diálogo obras históricas y contemporáneas con el fin de resaltar afinidades y analogías entre artistas de distintas épocas y movimientos.

La exposición compone de seis ámbitos temáticos: «Luz», «Movimiento», «Alteraciones», «Recrear mundos», «La visión a prueba» y «Anatomías».

Desde sus orígenes, la fotografía ha estado sujeta a los muchos y constantes avances de los procesos químicos y técnicos. A comienzos del siglo XX, artistas de vanguardia como los dadaístas y los surrealistas, así como los artistas modernos cercanos al constructivismo, mostraron un especial interés por el medio fotográfico, que entonces se consideraba la herramienta contemporánea por excelencia. De hecho, la fotografía no solo ofrecía nuevas posibilidades formales para explorar y expresar el espíritu de los tiempos modernos, sino que, al no estar vinculada a una larga tradición ni a las redes de difusión clásicas, encarnaba además la libertad de acción y pensamiento al servicio de innovaciones formales y de críticas sociales o políticas. De esta forma, collages, fotomontajes, fotogramas y puntos de vista radicales generaron una nueva gramática visual.

En la segunda mitad del siglo, una nueva generación llevaría aún más lejos esas experimentaciones visuales y diluiría todas las fronteras establecidas entre las diferentes disciplinas artísticas ―pintura, escultura y cine, pero también performance―. Esa investigación y esa creatividad constantes persisten en la actualidad gracias a numerosos artistas que cuestionan la naturaleza de las imágenes y su rol en el mundo actual. Ahora, fruto de la revolución impulsada por las tecnologías digitales, trasladan la fotografía experimental a horizontes creativos inéditos.

La muestra reúne 172 obras de 107 artistas de épocas y movimientos muy diversos, como Man Ray, László Moholy-Nagy, Dora Maar, Wolfgang Tillmans, Liz Deschenes, Maurice Tabard, Roger Parry, Sara Cwynar, Paolo Gioli, Pol Bury, Ellen Carey, Jeff Guess, Vera Lutter, Bruce Conner, Christian Schad, James Welling, Raoul Ubac, Ilit Azoulay, William Klein, Raymond Hains, Olafur Eliasson, Harold Eugene Edgerton, Barbara Morgan, Heinz Hajek-Halke, Hergo, Nigel Henderson, Florence Henri, Constantin Brancusi, Paul Éluard, Suzanne Muzard, Lisa Oppenheim, André Breton, Barbara Kruger, Rudolf Steiner y Brassaï, entre muchos otros.

© Robert Mapplethorpe Foundation

‘Detente, instante. Una historia de la fotografía’

  • Fundación Juan March. Madrid.
  • Haste el 15 de enero.

Esta exposición ensaya una de las historias posibles de la fotografía desde su nacimiento hacia 1840 hasta hoy. Sin intención exhaustiva, pues ninguna historia es una enciclopedia o un diccionario, propone un relato del medio a través de trescientas fotografías en una cuidadosa selección que ha partido del ojo original de quienes primero las reunieron y conservaron: sus coleccionistas. Las obras son copias de época procedentes de dos colecciones excepcionales, pioneras y complementarias: las que han reunido a lo largo de cuatro décadas Dietmar Siegert en Alemania y Enrique Ordóñez e Isabel Falcón en España.

‘Detente, instante. Una historia de la fotografía‘ presenta un panorama general histórico, geográfico y temático muy ambicioso. Esta historia comienza con la nueva mirada al mundo que significó la invención del medio y atraviesa la segunda mitad del siglo XIX, todo el XX y los inicios del XXI entre hallazgos, juego, conquistas y creación. En su final volvemos a encontrar aquella mirada del principio fluyendo en el presente, experimentando como entonces, reinterpretando visualmente el pasado y anticipando el futuro. En este relato, el público de la muestra –un público amplio, no solo especialistas o interesados en la fotografía– hallará un imponente friso histórico por el que transitar con la ayuda del trabajo de Irving Penn, Man Ray, Samuel Bourne, Sasha Stone, Jeff Wall, Cartier-Bresson, Arbus, Brassaï, Stieglitz, Fenton, Atget, Tillmans… Descubrirá también muchas imágenes –unas célebres, otras sorprendentemente desconocidas– ante las que correr el riesgo de detener el instante, como deseó Fausto, y dejar que la mirada se llene para siempre.

‘MUJER / MÁQUINA / FÁBRICA, una exposición de archivo’

  • La Neomudejar. Madrid.
  • Hasta el 22 de enero.

Una fotografía de las trabajadoras de la fábrica de sacos de Vitoria-Gasteiz, es el detonante de esta propuesta sobre perversión archivística en el Museo Centro de Artes de Vanguardia La Neomudéjar en Madrid.

La plantilla de la fábrica de sacos (La Carmela, y posteriormente RICA S.A.) estaba compuesta mayormente por mujeres que no habían tenido mucha suerte en la vida: viudas, “solteronas” y madres solteras, sus rostros que nos miran seriamente en la actualidad, nos hicieron pensar sobre la supuesta realización vital de las mujeres al trabajar por dinero fuera del entorno doméstico, y cómo llegaron estas mujeres a conseguir trabajo en las fábricas.

Esta exposición está basada en material de tres archivos importantes: Fototeka de la Fundación Kutxa de Donostia, el Archivo Municipal de Vitoria-Gasteiz y el Archivo Municipal de Bilbao, que ofrecido a once artistas actuales para su reinterpretación, tiene como objetivo construir otra línea narrativa dentro de la memoria obrera basada en la observación de las imágenes. Desde las cigarreras a las trabajadoras del textil a principios del siglo XX, hasta las recientes movilizaciones de las cuidadoras, hasta las actuales manifestaciones del 8 de marzo, en las que las pancartas feministas sobre identidad se imponen por contundencia y cantidad sobre otros derechos puramente laborales, la organización de las mujeres en sus trabajos desborda el contexto laboral, y despliega una agenda que va más allá de las reivindicaciones tradicionales sobre el salario.

Trabajo y vida se unen de forma intrincada, bien por contextos empobrecidos, bien por contextos intelectuales. Y decimos tradicionales, porque la condición de obreras, parece igualar situaciones sociales y necesidades. ¿Es lo mismo una obrera que un obrero? ¿responden a la misma realidad social? ¿tienen las mismas necesidades? En el relato fotográfico encontramos un camino para llegar a la actualidad y comprender cómo el concepto del trabajo se ha construido en base a narrativas ya predispuestas: qué es un trabajo digno, cuanto se cobra la hora, que es el convenio correspondiente, cuantas son las horas semanales, que es el tiempo libre, ¿tiempo que no se trabaja?. Y en base a eso juzgamos la realidad de nuestros trabajos. Pero al ver el origen de la condición obrera femenina, vemos la necesidad de plantearnos el concepto en sí.

Para entender el origen de la relación del movimiento obrero con las mujeres, hay que tener en cuenta dos cosas: la cultura de familia que se basa en la idea de que los hombres tienen que ser capaces de ganar el sueldo para la familia, y que por eso se daba prioridad a que fueran ellos quienes tuvieran trabajo, y las acciones por las que, cuando se trata de mujeres y trabajo, protegerlas era aplicar los “cuidados” que los hombres pedían para sí mismos.

Aunque los relatos sobre el movimiento obrero han eclipsado la presencia de las mujeres en huelgas, su participación va más allá de la anécdota. El escenario, entonces, es que hay pocas mujeres en el mercado formal, que además son invisibles en las fuentes de documentación, y que, a pesar de todo, tienen una importancia grande en la organización del conflicto.

Esta exposición no reivindica parámetros sindicales, no protesta sobre las condiciones, ni romantiza un movimiento obrero casi inexistente en la actualidad: sino que es una pregunta: ¿Nos sirven las definiciones actuales de trabajo? ¿qué nos define como trabajadoras? Mujer_Máquina_Fábrica es el inicio de un trabajo de investigación fotográfica sobre qué es el trabajo.

En esta exposición participan: Irati Cano, Irene Zottola, Laia Abril, Maider Aldasoro, Toia Bonino, Maider Jiménez, María Alcaide, Rocío Bueno, Rosa Neutro, Yone Estivariz y Zaloa Ipiña. Esta comisariada por Sara Berasaluce Duque y Tamara Garcia Iglesias, que componen el colectivo ARTXIBO kolektiboa, y tiene el apoyo del Programa Eremuak de Tabakalera de Donosti, MAV – Mujeres en las Artes Visuales, Kutxateka de Kutxa Fundazioa, Diputación Foral de Guipúzcoa y el Ministerio de Cultura y Deporte. En colaboración con Francisco Brives y Néstor Prieto del Museo La Neomudéjar de Madrid.