‘Les corps incorruptibles’ de Emilie Hallard, se pueden ver en Galerie du 10 del Institut français de Madrid hasta el 15 de julio, un buen motivo para que Elena González Torres ^klamca^ se estrene en nuestras páginas reivindicando a esta fotógrafa francesa con sede en Barcelona.

Puedo asegurar que un escalofrío recorrerá tu propio cuerpo observando los “incorruptos” de Emilie Hallard (Francia, 1979), la fotógrafa francesa afincada en Barcelona.

Un cuerpo incorrupto es aquel que permanece intacto después de la muerte.

Seres humanos de todo el planeta han quedado fascinados por este fenómeno, perfeccionando técnicas de embalsado para forzar lo que la naturaleza ha tenido a bien hacer en circunstancias determinadas.

Las diferentes culturas y creencias han situado estos fenómenos extraordinarios dentro del bien o del mal, cosa de Dios o del diablo, en un altar o desterrado, venerados o perseguidos; mientras la ciencia se esfuerza en buscar explicaciones que nos hagan desterrar el miedo que inevitablemente suscitan.

Extensible, aún hoy, a los cuerpos vivos extraordinarios. 

© Emilie Hallard

Los primeros retratos pictóricos realistas en la cultura mediterránea eran técnica de embalsamado, otra forma de conservar el cuerpo incorrupto de tus seres queridos. 

Emilie nos cuenta con su trabajo que no deja de ser la fotografía una técnica de embalsamado más que ha desarrollado el ser humano. Esos cuerpos que vemos hoy en el Instituto Francés de Madrid pasarán a ser incorruptibles, al menos mientras que su soporte les aguante la materialidad.

La fotógrafa otorga esa condición a ese cuerpo, pasando a ser la deidad el ser humano que embalsama y no el embalsamado. Y es que es inevitable ocupar el puesto de Dios si eres artista creador. (Nota mental: pudor de algunas creadoras que no hay que tener).

© Emilie Hallard

Recorriendo la exposición no puedo evitar pensar en Sofonisba Anguissola y la mirada de la retratada.

La historia del retrato empezó plasmando personas difuntas, también la fotografía dio en sus inicios este servicio. 

Posteriormente, fueron las élites las que empezaron a ser inmortalizadas, al principio con pudor, no osaban mirar al espectador, gesto reservado a las iconográficas religiosas. 

Fueron los hombres los primeros en mirar frente a frente a quien les observa. Con posterioridad fueron las reinas y nobles, que por su condición de clase, y no por su género, pudieron.

Conozco el trabajo de Emilie desde hace tiempo, conozco sus motivos. Compartimos espacios de lucha. Es una fotógrafa comprometida, que defiende algo que parece demodé en nuestra sociedad y por concreción entre colegas artistas, la ética.

No es sencillo de conseguir, lo sabemos, sostener la mirada a cámara olvidándose sujeto y fotógrafa,  de las construcciones de raza, género y clase que arman nuestros cuerpos para convivir en sociedad. Se necesita una intención clara y saber hacer. 

© Emilie Hallard

En les corps incorruptibles todas las personas retradas sostienen la mirada de Emilie y esto nos atraviesa como espectadoras, porque hay discursos que necesitan ser vividos por mucho que pensemos que ya están contados.

Desterremos nuestros prejuicios y miedos y no te pierdas las imágenes creadas por una deidad actual que trabaja por una sociedad más justa e igualitaria. 

Más información sobre la expo aquí.