La sexta edición del SCAN de Tarragona ha salido de pesca y nos ha traído al puerto de la ciudad el mejor género de la actualidad fotográfica. Dos son las secciones que destacan en este sentido: Full Scan, el encuentro de artistas y agentes culturales, y el Talent Latent, la exposición que muestra el trabajo de jóvenes talentos internacionales. Roberto Villalón ha participado los visionados del festival y nos trae su crónica.
Poner en marcha un festival de fotografía siempre es una tarea difícil. Pero en ocasiones es casi más complicado mantenerlo. El SCAN de Tarragona nació en 2008 con la colaboración de la Generalitat de Cataluña y el Ayuntamiento de la ciudad. Y desde sus inicios la apuesta fue fuerte, mostrando todo tipo de tendencias fotográficas, contando con grandes figuras internacionales y nacionales. Era, desde su nacimiento, una de las referencias en el calendario fotográfico español, un festival puntero especializado en mostrar los talentos de la creación fotográfica y en la recuperación del patrimonio visual.
Como les pasa a todos los festivales culturales, llega un momento en el que se tienen que reinventar. Unos mueren de éxito, otros de inanición, pero algunos salen reforzados de las vicisitudes. Esta edición ha sido, posiblemente, el cabo de hornos para el SCAN. Problemas de salud que han afectado al equipo de dirección, así como la inestable situación política en Cataluña, que han tenido en la cuerda floja la financiación de un festival bianual, provocaron que el SCAN 2016 tuviera un parto más difícil. Tal vez por ello, éste haya sido el hijo más querido para sus organizadores.
El festival de este año se desarrolla desde mediados de octubre hasta principios de enero y en la ciudad se pueden ver más de 20 exposiciones fotográficas (Txema Salvans, Pep Escoda, Ferrán Robusté, Vanessa Pey, Valentin Vallhonrat…), talleres y otras actividades para el gran público.

© Roberto Villalón
Pero el pasado fin de semana se celebró una de las actividades más destacadas del festival junto al Talen Latent: el Full Contact. A grandes rasgos es un visionado, como los que se celebran en muchos otros festivales, pero hay varias características que lo hacen único y especial. En primer lugar, el número de seleccionados, pues sólo son 24. El festival realizó una convocatoria abierta este verano para que los fotógrafos presentaran sus propuestas. Y de ahí salieron los Full Contact Artists (visionados) que durante dos días han mostrado sus proyectos a los Full Contact Followers (visionadores).
A diferencia de otros visionados, ni los artistas pagan por acudir, ni los visionadores cobran por visionar, lo que marca de forma evidente el tono del encuentro. Se acude por invitación y no se trata en ningún caso de una forma de financiación del certamen, sino todo lo contrario.
Precisamente por ello se hace una selección, 290 propuestas han sido las candidatas este año. Los criterios de elección, según Jesús Vilamajó, organizador de esta sección del festival y comisario de la misma, han tratado de recoger trabajos con diferentes maneras de entender la fotografía, desde proyectos más cercanos al mutimedia o la performace, a trabajos más documentales, pasando por proyectos con gran carga conceptual. A su vez, los trabajos estaban en diferentes estados de ejecución, desde propuestas ya terminadas a proyectos en fase aún de gestación.
Otra de las característica del Full Scan es que los visionados tienen un puesto fijo. En el Full, los artistas son los protagonistas, siendo los followers los que se desplazan de mesa en mesa para ver los trabajos, sin límite de tiempo, sin obligaciones, con espacio para el diálogo o la pausa o el café… Dos jornadas en las que los casi 60 visionadores han podido ver aquellos proyectos que les parecían más interesantes.

© Adrés Galeano
Yo mismo he acudido como follower por ser director de Clavoardiendo, pero también había grandes nombres de los que cortan el bacalao en el panorama fotográfico nacional. Además de los miembros del jurado Christian Caujolle (comisario internacional y crítico y fundador de la agencia VU), Jorge Ribalta (comisario), Erika Goyarrola (comisaria y profesora), Sema De Acosta (comisario y crítico), Semíramis González (comisaria y divulgadora), Pierre Stiwer y Paul di Felice (fundadores del The European Month of Photography Luxembourg), Valentín Vallhonrat (comisario y artista) y Chantal Grande (directora artística del festival) también se encontraban como visionadores gente del mundo editorial como Agus Bres, Gustavo Alemán, Verónica Fieiras, Sonia Berger, Yuri Quintanas, Ana Zaragoza, Montserrat Puig o Salvi Danes… Editores como Gonzalo Golpe, comisarioss como Marta Dahó, Ama Ramírez, Anselm Ros, Jordi Antas, Jesús Micó… Galeristas como Carmen Dalmau, Meritxell Àlvarez; críticos, periodistas, agencias de representación y una amplia gama de gente del mundo de la fotografía.
Luz de día, nublado. Tinglado número 1 del Puerto de Tarragona. Grandes ventanales que dejan ver yates, paseantes y runners. Olor a café y música suave. Dos diyeis sentados ante su portátil con sensación de que la cosa no va con ellos. La banda sonora de ‘Strangers Things’ dando un aire de misterio mientras los visionandos despliegan sus trabajos. Una especia de lonja moderna, pero donde se expone la cosecha fotográfica en lugar del pescado fresco fresco .
Y comienza el espectáculo. Durante las dos jornadas tuvimos ocasión de disfrutar de cada uno de los trabajos y de charlar con los autores. Entre los trabajos más separados de la fotografía en terminados más tradicionales encontramos a Sofía Estévez, que es una joven artista nacida en el 92. Sofía se trajo su imac para presentar su retroweb. Una serie de archivos, imágenes, trabajos y proyectos sobre la construcción de su personalidad, desde las series de televisión a las referencias forracarpetas de los 90. Un trabajo divertido que reflexiona sobre los referentes visuales, vitales e incluso feministas con los que una mujer de su edad forja su personalidad.

© Drew Nikonowicz
Andrés Galeano nos enseñó diferentes proyectos que abarcaban lo postfotográfico buscando los puntos muertos de Google Maps, los errores del Dios Virtual, así como diferentes trabajos basados en el apropiacionismo, tanto de imágenes virtuales en unos casos, como físicas en otros, generando nuevas imágenes y composiciones. Cristina Santos, por su parte, centra su trabajo en la descomposición de la imagen virtual, la rapidez del consumo y lectura de la fotografía, jugando con las imágenes generadas en la pantalla del ordenador.
En el mismo ámbito de inquietud por la separación entre lo digital y lo real, el estadounidense Drew Nikonowicz presentaba un interesantísimo trabajo con imágenes muy potentes en blanco y negro. Un proyecto de una gran factura con imágenes que confundían los límites entre lo real y lo virtual. Uno de los trabajos más sólidos de los presentados en esta edición. Rubén Sanz Córcoles nos enseñó su proyecto ‘The Glicth’ donde la confusión entre lo real y lo virtual también es protagonista, así como los primeros pasos de su nueva aventura fotográfica.

© Roger Grasas
Con Martín Bollati pudimos charlar sobre ‘La forma bruta’, el proyecto que investiga sobre la forma de representar en los museos nuestros orígenes e historia y que le lleva a un juego de gran fuera visual. También nos adelantó la línea de investigación visual en la que se encuentra inmerso actualmente.
Candela Sotos, de la que algunos recordamos su ‘Beirut, Waiting’, que fue elegido por Género y Figura, pudo recoger el pulso de los visionadores ante un proyecto muy prometedor sobre la idea del espejo en la cultura olmeca. Marta Bisbal también investiga sobre lo evocador de la luz reflejada, el viaje de luces y sombras que se produce en una pared con los rayos que entran por una ventana en ‘kosmos’.
Amaia Molinet nos presentó diferentes trabajos, muchos de ellos más cercanos a lo performántico, que giraban en torno al espacio y las fronteras. Sabela Eiriz recurre al paisaje descontextualizado y contrapuesto al cuerpo humano en un intento de mostrar de forma alegórica a los seres invisibles de la mitología islandesa.
‘El Paraiso’ de David Mocha, trabajo que ya conocíamos por su paso por Lanzadera en CentroCentro de Madrid y por su premiado ‘Buenavista’, tiene otra forma de acercamiento al espacio vivido, el idealizado y sus límites, referencias que también podemos aplicar a los dos proyectos de Christian Lagata que redescubrimos en el Contact. Ambos autores ya han pasado de manera extensa por nuestra revista.

© Juan Margolles
Pascual Martínez y Vincent Sáez, Niño Rojo, nos trajeron un delicioso recorrido por una Rumanía nada tópica en una maqueta de libro muy avanzada. La naturaleza y la alegre simbiosis que los rumanos establecen con ella da lugar a un maravilloso homenaje a los libros de viajes.
Roger Grasas también nos remite a la fotografía viajera y clásica con sus imágenes de formato cuadrado en las que disecciona la cultura de nuevo rico en los Emiratos Árabes a través de los paisajes urbanos o en el omnipresente desierto. Un trabajo repleto de imágenes deslumbrantes, contradictorias y llenas de humor que hacen que tengamos muchas ganas de ver en breve el resultado final.

© Juan Margolles
‘Turia’ es el título de la maqueta que nos mostró Juan Margolles. También hay un viaje, en este caso desde el nacimiento a la desembocadura del río que da nombre al proyecto. El río como elemento de cambio (siguiendo la idea de Heráclito) no sólo por el tiempo, sino por la transformación que el hombre ha hecho del paisaje a lo largo de los años. Si además ese río desemboca en Valencia, este trabajo, contenido pero certero, clásico pero no repetitivo y con un humor sutil pero constante, también sirve para documentar un momento histórico de nuestro país, generando un delicada crítica política. Aunque eran varios los trabajos que podían haberse alzado con el Premio Full Scan 2016 por su calidad, el jurado quiso distinguir este estupendo proyecto, alabado por los presentes de forma unánime.

© Anna-Lenna Krause
La alemana afincada en Barcelona Hannah Woolf traía bajo el brazo un divertido trabajo sobre la representación de la mujer mediante imágenes de partes del cuerpo femenino en posturas imposibles mientras realiza tareas domésticas, lo que provoca una serie de imágenes surreales y cargadas de humor. Una serie que da lugar a múltiples interpretaciones y debates.
Marta Zgierska mostró algunos de sus proyectos, entre ellos ‘Post’, un trabajo en el que refleja sus propios miedos, angustias y traumas con unas imágenes sencillas y en un primer momento de aspecto aséptico, pero que luego nos permiten segundas lecturas más complejas. Victoria Rodríguez Cruz explora sobre sus propias relaciones familiares a través de retratos de sus parientes sumergidos, descontextualizados
y entregados a modo de bautismo.
Noelia Roibas también se basa en su propia familia en su trabajo ‘Irma’, en el que documenta la relación con su hermana, con una discapacidad intelectual, en la que la fotografía además es un juego que les sirve para comunicarse.

© Hannah Woolf
La historia familiar y las fotografías que de ella conserva sirven de punto de partida para Diego Ballestrasse. Este argentino reflexiona sobre la incapacidad de la reconstrucción histórica a través de los cambiantes recuerdos y relatos familiares, sobre los que los álbumes familiares apenas pueden aportar información. Por ello explora y escanea el material gráfico que ha recopilado para fijarse en aquellos elementos que han pasado desapercibidos, generando imágenes incompletas que componen un rompecabezas imposible.
Ros Boisier muestra a través de la fotografía la desazón que le provocó mudarse de un Chile al que no quiere volver, pero sí recordar, a una región de España en la que la sequedad del clima le imposibilita arraigar, como un esqueje que aún espera una maceta.
La primera persona también está presente, junto a la alargada sombra de Nan Goldin, en los trabajos de Cristobal Traslaviña, que nos muestra la temprana experiencia en la cárcel del fotógrafo chileno y de la berlinesa Anna-Lenna Krause, que documenta su experiencia en los clubes de la capital alemana. Los excesos, la sexualidad bajo los efectos de la química, pero también elegantes retratos de sus animales nocturnos con la llegada de la luz del día.
Los Leafhopper (David Simón y Blanca Galindo) abordan de manera muy distinta el mundo de las adicciones (incluida al dinero) con un trabajo que personalmente nos apasiona por su economía visual y originalidad, uno de esos proyectos que dan esperanza al fotoperiodismo.

© Leafhopper
El Full Contact además contó con un Punto Editorial con las novedades de Caravanbook, Fuego Books, Ediciones Anómalas, Lindero Libros, Dalpine y The Folio Club. También se habló de fotolibros en la conferencia que impartió Golzalo Golpe, así como en la mesa redonda que incluía a Montse Puig, Sonia Berger y Verónica Fieras.
Suele pasar que algunas de las mejores cosas de los festivales no aparezca en el programa, como la fideuá y la tarta de manzana, las cervezas y las charlas en los tiempos de descanso. O la cena que compartimos visionadores y visionados, los debates, las risas y chascarrillos que allí surgieron. Porque no sólo de fotografía vive el asistente de festivales. Nosotros ya nos hemos postulado para la próxima edición.