Durante este mes de junio la localidad vizcaína de Barakaldo ha celebrado la primera edición de Baffest, un festival en el que las mujeres fotógrafas son las protagonistas. Roberto Villalón ha sido testigo directo del mismo y nos hace una crónica de todo lo que allí pasó.
No siempre tiene uno la oportunidad de ver casi desde primera fila el nacimiento de un festival. En esta ocasión la cosa empezó hace un año más o menos. David de Haro me llamó por teléfono y me contó que estaba pensando montar un certamen de fotografía en su pueblo, Barakaldo. Yo acababa de comisariar una exposición integrada por mujeres y estaba muy reciente la campaña para la creación de Género y Figura, por lo que sugerí la necesidad de que no se le olvidara dar visibilidad a nuestras compañeras fotógrafas. David recogió la apuesta y, como buen vasco, se marcó un órdago. Junto a su socio Luis Benito, a las pocas semanas tenían una propuesta que plantear al Ayuntamiento: crear el primer festival de fotografía dedicado íntegramente a las mujeres fotógrafas.
Hace unas semanas David me invitó a participar directamente en el festival con una charla. Ya todo el trabajo estaba hecho. Las noches sin dormir, los problemas de producción, los líos de agenda y los miles de imprevistos que surgen cuando un comienza la primera edición de un evento cultural se daban por bien empleados a la espera de que se alzase el telón. Las cabezas de cartel: Cristina de Middel, Lurdes R. Basolí, Miren Pastor y Cristina García Rodero, que tendrían sus fotos expuestas en diferentes lugares de la ciudad vizcaína.
¿Un festival sólo de mujeres? ¡Menuda discriminación! –gritaron algunos en las redes sociales y webs cuando se anunció–.¡Qué va a ser de los pobres fotógrafos varones! ¿Dónde van a exponer ahora? Afortunadamente para nosotros, seguimos siendo mayoría en cualquier certamen que no sea exclusivo de mujeres. Ése fue unos de los temas que pudimos discutir en la jornada que el festival dedicó al papel de las mujeres en la fotografía.

© Fenándo Gómez
Esa jornada comenzó con mi modesta visión sobre la moda de los festivales fotográficos. Tenemos desde los gigantes, como pueda ser PhotoEspaña, a iniciativas mucho más pequeñas como Santader Photo, que dependen casi en exclusiva del ánimo y esfuerzo de gente como Charo Ruiz Dávila. Sólo en Euskadi tienen, además del recién nacido Baffest, Viphoto (que acaba de abrir su convocatoria para la próxima edición), Begira, Sestao Photo, Bilbao Photo Experience o GetxoPhoto, que aunque se celebra en septiembre, ahora inaugura una exposición con fotografías de Jon Cazenave para ir calentando su décimo aniversario.

© David de Haro
El caso es que antes no era tan común este tipo de certámenes, y los que había se basaban mucho en el control técnico de la fotografía. Desde que el hecho fotográfico se simplifica, ahora que algunos móviles son mejores aparatos que las cámaras que usábamos los profesionales hace unos años, cuando hacer fotos ya no es patrimonio de “expertos” que se comportaban como los brujos del poblado, ahora que se nos ha visto el cartón y cualquiera puede hacer fotos técnicamente bien hechas, el foco en la fotografía se ha puesto en otro lugar. Ahora nos interesa la visión del mundo. Todos sabemos hacer fotos, pero no todos sabemos qué contar y cómo contarlo. Y de ahí el interés por la nueva fotografía, que se nota en el surgimiento de nuevas escuelas, nuevas publicaciones o nuevos festivales.
Como ejemplo, las calles de Barakaldo, donde se pueden contemplar, hasta que finalice el 3 de julio el festival, trabajos que no necesariamente son los que suelen llegar al gran público. En un barrio del pueblo, a través de un paseo llamado El Regato, Miren Pastor expone su trabajo ‘Bidean’, un proyecto que va evolucionando, que refleja con fotografía el sutil el paso y abandono de la adolescencia.

© Fernando Gómez
También se puede disfrutar el trabajo de Lurdes R. Basolí, que visitó hace unos días la ciudad para contar ‘Resiliencia’. El estilo de Lurdes queda muy bien expresado a través de estas fotos pertenecientes a un proyecto promovido por la Plataforma Europea de la Esclerosis Múltiple, en el que cinco fotógrafos viajaron por 12 países europeos para documentar esta enfermedad invisible. Basolí muestra, con el realismo más respetuoso y sin caer en la compasión, la vida de estos enfermos en España, Estonia y Francia. Lurdes es una fotógrafa documental de reconocido prestigio internacional que en estos momentos forma parte de una exposición en Madrid sobre Inge Morath y su viaje al Danubio junto a otras fotógrafas también de primera línea.
El documentalismo más clásico se puede disfrutar con las fotos de Cristina García Rodero; imágenes pertenecientes a algunas de sus series más populares ocupan el exterior del Centro Clara Campoamor de la localidad. Y en la Herriko Plaza (en el centro del pueblo) los vecinos han podido conocer a los ‘Afronautas’ de Cristina De Middel y preguntarse si los angoleños llegaron a la luna hace décadas o alguien se ha saltado los límites de la ficción fotográfica. Y como en Barakaldo tienen talento local del que presumir, Marina Gondra también exponía sus oníricas imágenes por las calles de su pueblo.
Tras contar mi particular visión del mundo de los festivales fotográficos, hubo ocasión de discutir, moderados por Erika Goyarrola –comisaria e historiadora del arte–, sobre la situación de las mujeres en el panorama fotográfico actual. Cristina de Middel y Miren Pastor repasaron los pros y contras de las políticas de discriminación positiva, la necesidad de realizar cambios de estrategias para visibilizar el trabajo de las fotógrafas o el valor de iniciativas como Género y Figura. Y un servidor también aportaba sus dudas y opiniones.

© David de Haro
Una de las cosas buenas de los festivales que empiezan son las ganas de que todo salga bien, el aire familiar y la ilusión de los participantes. En este caso contribuyó a crear ese ambiente la comida que compartimos los invitados al festival con los amantes de la fotografía de toda Euskadi que acudieron a las conferencias. Siempre es bueno el intercambio de opiniones sin mesas, estrados y micrófonos de por medio que establecen extrañas separaciones.
Bien regados de cerveza llegó el turno del plato fuerte, la hora de Cristina De Middel, “La reina del fotolibro”. El día anterior, el encargado de prensa del festival había enviado una nota a los medios dándole el regio titulo a La De Middel. “Me van a sacar cantares” dijo cuando se enteró. Pero fiel a su estilo, decidió aprovechar la circunstancia, y directamente tituló así su charla. Lo que no te mata, te hace más fuerte. Cristina repasó todos sus proyectos, sus motivaciones, habló de las dificultades, los miedos, las dudas y los logros. Suguiendo su línea de “flipe y error”, contó cómo le guía la idea de dar su opinión o su versión de aquellos temas que le parece que no están bien contados, admitiendo la posibilidad de equivocarse, pero buscando siempre su propio camino. Una charla inspiradora para muchos de los que pudimos escucharla. Eso sí, una cosa nos quedó clara: trabajo, trabajo y trabajo es lo que le ha llevado a ser “la reina”.

© David de Haro
Y la jornada se cerró con un bookjoquey de la mano de Miren Pastor. Para quien no sepa lo que es eso, se trata de una sesión en la que, en lugar de pinchar discos, se muestran fotolibros, enlazando unos con otros y explicando su relación por parte del dj. Para la ocasión Miren se trajo una selección de fotolibros firmados por mujeres, desde la pionera Ana Atkins a trabajos más recientes como ‘Los mundos de Tita’ de Fabiola Cediyo, o incluso maquetas como la de Brenda Moreno. De hecho, por un momento cedió el micrófono a Helena Goñi para que hablara de su proyecto ‘Behind Blue Eyes’ ya que estaba entre el público asistente.
Helena Goñi, de hecho, participa en el Baffest en la sección Certamen, junto a Inma Barrio y Ainhoa Resano. Las tres fotógrafas concursaban con trabajos que también podían verse en las calles de Barakaldo. Pero ha sido Helena la que finalmente se ha alzado con el premio que le otorga la posibilidad de tener una exposición individual en la próxima edición. (Puedes conocer más sobre el trabajo de Helena Goñi en la entrevista que Iban Muga le ha realizado para Clavoardiendo).
No podemos olvidar que todo festival que se precie tiene que tener actividades para los vecinos que lo acogen. Baffest ha contado con maratones fotográficos infantiles, talleres sobre fotolibros impartidos por la propia Miren Pastor e incluso una acción solidaria en la que fotógrafos locales y profesionales de otros lugares han cedido sus fotos para una venta con un fin solidario. Otra forma de acercar la fotografía de autor al gran público. Cuando quedan pocos días para que el festival termine, podemos decir que Barakaldo puede estar orgulloso de tener su propio festival.