La Fundación Mapfre presenta en Madrid la exposición dedicada a la obra de Berenice Abbott bajo el título de ‘Benerice Abbott. Retratos de la modernidad’, donde se hace un repaso de la carrera de esta artista fundamental en la fotografía documental del s. XX. Entre otros, retratató a Jean Cocteau, Peggy Guggenheim, James Joyce o su admirado Eugène Atge.

‘Berenice Abbott. Retratos de la modernidad’ llega a Madrid tras su paso por Barcelona. La muestra, que se puede ver desde el 1 de junio hasta el 25 de agosto en la Sala Recoletos de la Fundación Mapfre, dentro de la programación de PHotoEspaña, hace un repaso por el trabajo de esta documentalista a través de cerca de doscientas imágenes, todas ellas copias originales realizadas por la propia fotógrafa, distribuidas en tres temáticas: retratos, la ciudad y fotografía científica. También encontramos una pequeña muestra de la obra de Eugène Atget, cuyo archivo personal compró y promocionó tras su muerte, con copias positivadas por la propia Abbott en 1956.

En Madrid, además, se puede disfrutar de la proyección del documental ‘Berenice Abbott: A View of the 20th Century (1992)’, producido por Kay Weaver y Martha Wheelock, rodado cuando la fotógrafa tenía 90 años, y sirve para conoce su dimensión humana y artística. 

Se inició en la fotografía como asistente de Man Ray. Y abrió su estudio en 1925. Lesbiana, comprometida socialmente y socialista “como se entendía a principios del siglo XX”, Estrella de Diego, comisaria de la muestra, destaca su mirada tan moderna y libre. “La fotografía de Abbott puede clasificarse de documental, pero sorprende esa avanzada visión del documentalismo ya en la primera mitad del siglo XX. En 2019 obliga a revisar conceptos como documental, algo clave en fotografía”. 

Janet Flanner en París, 1927 © Getty Images / Berenice Abbott

“No sólo fue una gran fotógrafa, fue una de las grandes artistas del siglo XX”. Aunque ella prefería el término fotógrafa, por lo que el mundo del arte conllevaba y porque, a diferencia de los artistas de su entorno, tuvo que trabajar, primero en oficios variados, como cobradora de morosos, y después dedicada a la fotografía profesional. 

“En aquella época, se dejaba a las mujeres dedicarse a la fotografía pues no se consideraba un arte”. Lo que sirvió a Abbott para ser libre a la hora de hacer su fotografía. Precisamente son relevantes sus retratos a mujeres como Peggy Guggenheim, la periodista Janet Flanner, abiertamente lesbiana, la escritora Marthe Bibesco o la andrógina princesa Eugénie Murat, por su visión rompedora de la mujer.

Nueva York, sus colosales edificios, pero también sus gentes y escaparates, fue uno de sus temas fotográficos muy influenciada por Atge, ciudad en la que convivió con su pareja, la crítica de arte Elizabeth McCausland, hasta la muerte de ésta en 1965. En la muestra se pasa de lo macro a lo micro, con la fotografía científica realizando imágenes que captan lo que el ojo no ve para ilustrar libros de ciencia, demostrando una gran imaginación y originalidad.

Vista aérea de Nueva York de noche, 20 de marzo de 1936 © Getty Images / Berenice Abbott

La exposición 

Retratos

La primera sección de la muestra está integrada por algunos de sus retratos a los personajes más rompedores de la época. Bajo su aspecto cuidado y formal se esconde algo más que una excelente fotógrafa: todos ellos dejan entrever que Berenice Abbott está construyendo un archivo, está documentando cierta tipología de lo moderno. Principalmente retrata el proyecto de vida de un grupo del que ella forma parte: el de las “nuevas mujeres”, dispuestas a vivir al margen de las convenciones para salvaguardar su libertad. También los hombres muestran en sus retratos una masculinidad menos monolítica de lo acostumbrado.

Eugène Atget, 1927 © Getty Images / Berenice Abbott

Así, aunque con estos retratos Abbott busque plantear estas ciertas «tipologías», estamos ante una serie de obras de matiz claramente autobiográfico, pues la propia fotógrafa forma parte del grupo que retrata.

Asistimos ya, desde el inicio de su carrera fotográfica, a esa dualidad en la que sus obras son a un tiempo documentales, en tanto que propuestas «tipológicas» de archivo, y a la vez bellas muestras de un proyecto artístico e incluso autobiográfico.

Ciudades

La segunda sección de la muestra recoge el deslumbrante, espectacular retrato que Berenice Abbott hace de Nueva York durante la década de 1930. Indudablemente, el ojo moderno de Abbott ha sabido percibir las posibilidades infinitas que ofrece esta ciudad para plasmar esa modernidad única de la que aún hoy es emblema. Ante su objetivo, Nueva York se convierte en un ser vivo, en un extraordinario personaje que se descubre ante sus visitantes en sus impactantes rascacielos, en el bullicio de sus calles abarrotadas, en la diversidad de lo que ofrecen sus escaparates.

Panadería, Bleecker Street 259, Manhattan, 1937 © Getty Images / Berenice Abbott

Nos acerca también a algunos de sus barrios más marginales y a la realidad de personas sin techo, lo que de nuevo debe observarse como síntoma de la modernidad de una mujer que no vacila en acercarse a esta otra realidad. Por todo ello, esta serie resulta la más notable de su producción. Es, además, testimonio de algunos lugares hoy desaparecidos, así como de la construcción de otros tradicionalmente emblemáticos.

Teniendo en cuenta la fascinación de Abbott por Eugène Atget y el apoyo desinteresado que siempre dedicó a la difusión de la obra de este fotógrafo, once imágenes de él completan la presente sección en diálogo con las de la estadounidense.

Ciencia

La tercera y última parte de la exposición concentra sus fotografías de experimentos y fenómenos científicos, en las que empieza a trabajar a finales de los años 1950 formando parte del Physical Science Study Committee  (PSSC) del Massachusetts Institute of Technology (MIT). Los archivos de esta prestigiosa institución custodian buena parte de estas imágenes de Berenice Abbott, y de ellos proceden las veintiocho piezas de tema científico presentes en esta muestra, préstamo del MIT Museum. Dieciséis de ellas se exponen del mismo modo en que la propia Abbott las preparó originalmente para su exposición: montadas sobre un soporte de masonita sin protección delantera.

Pelota rebotando en arcos decrecientes, 1958-1961 © Getty Images / Berenice Abbott

Ante ellas asistimos una vez más a esa dualidad que recorre toda su obra: son fotografías que documentan fenómenos físicos y que, de hecho, se utilizaron para ilustrar libros de texto, pero muestran al mismo tiempo la exquisita imaginación y creatividad de Abbott. En cada una de ellas ofrece soluciones inesperadas para esa tarea de “documentar” –manejando con increíble sagacidad un juego de luces ambiguo y poderoso– que, de algún modo, nos traslada a sus antiguas imágenes de Nueva York. De nuevo, la pura transformación ha sido identificada por el ojo moderno de Berenice Abbott y capturada por su cámara generando unas imágenes prodigiosas.

Biografía 

Berenice Abbott (Springfield, Ohio, 1898‐Monson, Maine, 1991) comienza sus estudios universitarios en 1917 en la Ohio State University con la intención de convertirse en periodista. Solo permanece allí unos meses porque en 1918 se traslada a Nueva York y se instala en el Greenwich Village, estimulante centro de encuentro de artistas e intelectuales que le facilita su primer contacto con creadores como Marcel Duchamp.

Se inicia entonces en la práctica de la escultura y apenas tres años después viaja a Europa y se instala en París, donde empieza a trabajar como ayudante en el estudio de Man Ray y descubre su verdadera vocación: la fotografía. También, a través de Man Ray conoce a Eugène Atget.

En 1926 se establece como fotógrafa independiente y sus retratos, de los artistas e intelectuales más vanguardistas del momento, adquieren pronto un gran renombre.

Desarrolla este proyecto de forma independiente hasta que, en 1935, logra financiarlo con la ayuda del programa Federal Art Project, que le proporciona un contrato para trabajar a tiempo completo para la serie. Estas imágenes son publicadas en 1939 con el título ‘Changing New York’, logrando un gran éxito de crítica y ventas. Un año antes, en 1934, comienza a dar clases en la New School for Social Research, donde se mantendrá como docente hasta 1958.

Autorretrato, distorsión, ca. 1930 © Getty Images / Berenice Abbott

A su regreso a Nueva York en 1929 se embarca en la producción de su mayor corpus de trabajo: la documentación fotográfica del crecimiento de esta ciudad, hasta cierto punto inspirada en el ejemplo del París de Atget (aunque lejos de poder considerarse una mera transcripción de la obra de este).

En1935 Berenice se trasladó a un loft en el Greenwich Village con la crítica de arte Elizabeth McCausland, su compañera sentimental, con quien vivió hasta la muerte de McCausland, en 1965. Ella fue un gran apoyo en su carrera: escribió artículos en diversas publicaciones sobre la obra de Berenice e incluso pensó el título para su libro de 1939. 

Es a finales de la década de 1950 cuando inicia otro de sus grandes proyectos: la documentación fotográfica de fenómenos científicos, en colaboración con el Massachusetts Institute of Technology (MIT). Muchas de estas imágenes son profusamente utilizadas durante los años 1960 para la ilustración de libros de texto de Física. En 1959 la asociación Professional Photographers of America la sitúa entre las diez primeras mujeres fotógrafas de su país.

A principios de la década de 1960, aquejada de dificultades respiratorias, instala un nuevo estudio en una antigua casa de postas en el estado de Maine, en la que se asentará definitivamente en 1969.

Su obra es objeto de una exposición retrospectiva en 1970 en The Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York y en 1983 se convierte en la primera fotógrafa admitida en la American Academy of Arts and Letters. En 1988 el gobierno francés la nombra Officier des Arts et Lettres y también recibe el premio Master of Photography, concedido por el International Center of Photography de Nueva York. Fallece en Monson el 9 de diciembre de 1991.

Esta información ha sido posible gracias al extenso dosier de prensa facilitado por la Fundación Mapfre. Puedes consultara más información y el programa de actividades relacionadas con la exposición aquí.

  • ‘Berenice Abbott. Retratos de la modernidad’
  • Fecha: del 1 de junio al 25 de agosto.
  • Localización: Fundación Mapfre. Paseo de Recoletos, 23. Madrid.
  • Horario: lunes de 14:00 a 20:00 h.; martes-sábado: 10:00 a 20:00 h.;domingos y festivos: 11:00 a 19:00 h.
  • Entrada: 3 €. (lunes no festivos, gratuita).